GANAR CON EL CORAZÓN
Partidazo de principio a fin. Emotivo hasta el llanto de los campeones y las lágrimas ajenas. Histórico porque por segunda vez en 108 años de vida, el Campeonato Abierto Argentino volvió a definirse en un período suplementario.

Quizás nunca se sabrá si es el destino o las características de los protagonistas, pero Indios Chapaleufú y La Dolfina arman unos espectáculos tan buenos desde lo ofensivo de su juego y lo vibrante de sus definiciones que en sus finales en Palermo siempre hace falta ir a un suplementario.

Como para prolongar la fiesta, es casi como si hubiera un mandato divino que les encarga regalar un poco más.

En la final de 1997, esta lotería que es un chukker extra, donde el primer equipo que consigue un gol se lleva toda la gloria, le sonrió a Adolfo Cambiaso y Bartolomé Castagnola, hoy en La Dolfina.

Esta vez la moneda cayó favorable para Bautista, Marcos y Horacio Heguy, y solo uno de los protagonista, Mariano Aguerre, siempre festejó, porque fue parte de aquel Ellerstina de 1997 y lo es ahora de este Indios Chapaleufú.

Justamente Aguerre fue el encargado de desatar la victoria en esta ocasión, después de una jugada bárbara donde los cuatro integrantes de Chapaleufú manejaron a su momento la bocha y él dio la estocada final con un tiro cruzado desde unos 57 metros que desató uno de los mayores festejos en la historia del Abierto Argentino.

LA DOLFINA, UN DIGNO SUBCAMEPÓN
Como equipo fue más La Dolfina, que funcionó mejor con relevos constantes, bajándole el ritmo a su rival y respondiendo con goles cada vez que Indios Chapaleufú se colocaba al acecho como para igualar en el tanteador.

Así entraron al séptimo chukker y pareció que Cambiaso y Cía. se llevaban la final. Y hasta más de uno había llegado a pensar en su momento: "14-10, partido liquidado". Mas aún cuando La Dolfina había demostrado que sabía como cerrarle los caminos a Indios Chapaleufú.

Casi no quedaba más para los Heguy que jugar con el corazón en la mano, resetear cuatro años de penas e intentar dar vuelta ese presente.

UN FINAL NO APTO PARA CARDÍACOS
Bautista Heguy, como durante toda la tarde, volvió a ser desequilibrante y marcó desde su actuación la recuperación de un Indios Chapaleufú que recuperó la fe. Y eso, para estos jugadores con chapa de campeones, es algo invalorable.

Después llegó la igualdad en 16 y la campana que dejaba todo para definir en el período extra.

Una vez más la voz que sonó fue la de Bautista Heguy, para armar la jugada del final y dar una última arenga para salir a ganar.