Chapaleufú II venía de sufrir su peor revés de la temporada ante La Dolfina en la definición del Abierto de Hurlingham, pero llegó a Palermo decidido a no ceder terreno y quien lo sufrió fue el debutante equipo de Sol de Agosto.

Ni la discontinuidad en las prácticas a consecuencia de las lluvias, le quitaron el ritmo necesario al defensor del título para comenzar con una tarea apabullante sobre su rival y marcar un parcial de 7 a 0 en apenas catorce minutos.

La gente demostró que tenía ganas de estar en Palermo y después de tantas postergaciones había una ansiedad general por ver el arranque del certamen, aunque por virtud de Indios Chapaleufú II quedó en claro muy temprano que la jornada inaugural no depararía ninguna sorpresa.

Alberto Heguy (h.) estuvo impecable y con siete tantos fue el goleador del partido. Una cosecha estupenda para un jugador que jamás ejecuta penales. Durante toda la tarde complicó y ganó la mayoría de los duelos que se le presentaron frente a Marcos di Paola.

Sol de Agosto tuvo que esperar hasta el tercer chukker para poder presentarse en sociedad. Recién ahí pudo mostrar las aptitudes que le valieron ser el primero de los tres conjuntos de 30 goles de handicap que obtuvo su pasaje al Abierto Argentino.

Con un enorme orgullo para levantar tamaña diferencia en el marcador los debutantes Santiago Chavanne y Francisco de Narváez, junto a Tomás Fernández Llorente y Di Paola fueron recuperando terreno hasta quedar a tan solo cuatro goles de distancia de Chapaleufú II.

Fue entonces cuando el defensor del título demostró que estaba regulando el encuentro y volvió a acelerar. La máquina se puso en funcionamiento y los hermanos Heguy, con Milo Fernández Araujo sacaron ahora diez goles de diferencia para arribar a un final sin sobre saltos.

EL REENCUENTRO DE CHAPALEUFÚ

Un mero juego de palabras puede indicar que dentro del Abierto Argentino hay polos opuestos. Cuatro grandes; La Dolfina, Ellerstina y los dos Chapaleufú, y dos chicos, Sol de Agosto y El Paraíso.

Para estos últimos jugar Palermo es la posibilidad de marcar individual y colectivamente cual es la distancia que los separa de los grandes. Ganar un partido con fixture de seis equipos es algo impensado, aunque siempre hay que dejar un margen para las sorpresas.

Justamente sorpresas fue lo que no quiso hallar en su camino Indios Chapaleufú que más allá de un resultado positivo salió a consolidar una identidad de juego. Este Chapaleufú 2001, cambio un solo hombre con la inclusión de Mariano Aguerre por Héctor Guerrero, pero su juego de equipo aún no llegó al nivel sus mejores años.

Podían esperarse ciertas intermitencias, pues esta rama de los Heguy se pasó quince días sin jugar y es el equipo que menos polo oficial ha disputado en la temporada con apenas tres partidos y medio -le falta completar una semifinal en Tortugas ante La Dolfina-.

Por eso Chapaleufú salió al reencuentro de los partidos por los puntos y a la búsqueda de un circuito de juego que le permita en el futuro hacerle frente a las otras potencias. En Hurlingham no pudo contra sus primos de Chapaleufú II y en Tortugas va perdiendo frente a La Dolfina.

Palermo es otro cantar, pero a este Chapaleufú 2001 no le cuenta el millaje acumulado en los últimos quince años, por eso le sirvió enfrentar a El Paraíso para ir tomando altura.

El circuito entre Bautista Heguy y Aguerre sigue siendo el mejor aceitado y en defensa se mejoró aún cuando se graduó la exigencia sobre la caballada en una tarde de mucho calor y enormes exigencias físicas.