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Kobe Bryant recibe una 'bofetada' del Jazz a 8 juegos de su adiós

LOS ÁNGELES - Kobe Bryant recibió la mayor bofetada de su carrera deportiva tras la derrota de Los Angeles Lakers frente a Utah Jazz por 48 puntos de diferencia (123-75) gestada el lunes. Si la traspiés ante Oklahoma City Thunder por 35 puntos de diferencia de diciembre ya fue dolorosa (Kobe no estuvo presente en el revés por 40 unidades que vivió el equipo dos días antes de aquella cita), ésta toma la delantera de manera abrumadora a falta de ocho encuentros para el final de su carrera. Precisamente su última cita será ante un Jazz que humilló a la Mamba Negra, a unos Lakers impotentes y a un Byron Scott al que le aguaron su 55 cumpleaños.

El objetivo de Kobe es el de hacer el último esfuerzo y estar presente en todos los partidos que quedan. Su coraje y ganas de agradar a los aficionados que desean verle tanto en Los Ángeles como en otras ciudades son indiscutibles, sin embargo su eficacia queda en evidencia cuando las piernas y el hombro acumulan minutos sin apenas descansar. El escolta jugó cinco partidos en siete días incluyendo viajes a Phoenix y Utah en los que participó una media de 27.6 minutos por juego, dos minutos más que su balance durante marzo. Hasta el encuentro del lunes, sus actuaciones habían sido destacadas con un promedio de 20.5 PPJ en los cuatro encuentros anteriores al de Utah. En el previo ante Washington Wizards y el anterior frente a Denver Nuggets alcanzó una efectividad en tiros de campo de 40 y 45 por ciento, mientras que estuvo más afinado de lo normal desde el perímetro (42.9 y 44.4 respectivamente).

En Utah, a Kobe le pesaron las piernas y le tembló el pulso. Finalizó con cinco puntos en su casillero, un balance de 1-de-11 en tiros de campo y con un 9.1 por ciento de efectividad que por poco no supera su peor registro de la temporada en este sentido (7.1 por ciento ante Golden State Warriors a finales de noviembre). Se trata del tercer peor porcentaje de su carrera con un mínimo de cinco intentos según datos del departamento de estadísticas de ESPN.

La presencia de Kobe siempre es una alegría para los aficionados, sin embargo, corre el riesgo de tener actuaciones como la del lunes. Se trató del último juego de su carrera en Utah, el lugar en el que los Lakers empataron con su peor derrota de la historia (Los Angeles Clippers en la temporada 2013-14, en la que Kobe no estuvo presente por lesión). Verle sobre la duela es significativo, sin embargo presenciar su vulnerabilidad al paso del tiempo es una imagen con la que pocos atletas quieren ser recordados. Las buenas intenciones de Kobe corren el riesgo de pasarle factura si finalmente hace de los ocho partidos que le quedan una maratón sin descanso.

El miércoles le toca el turno ante Miami Heat tras haber descansado un día y medio, el domingo se medirá ante Boston Celtics en una cita imperdible. El martes y el miércoles de la semana que viene hará lo propio en juegos consecutivos ante los Clippers (no sería mala idea descansar en uno de ellos). Del viernes 8 de abril al lunes 11 de abril tendrá una minigira en la carretera que incluirá visitas a Nueva Orleans, Houston y Oklahoma. El 13 de abril será su adiós definitivo frente al Jazz. Si realmente cumple con su palabra y juega todos los encuentros que le quedan, Kobe habrá participado en 13 partidos durante 22 días, habrá agarrado 12 aviones y se habrá abrazado a cientos de personas.

Precisamente esto último es lo más importante para él, ésa es la prioridad de un jugador dispuesto pisar el acelerador de su cuerpo hasta el final.