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Ethan Sherwood Strauss, ESPN.com 8y

Cómo Steve Kerr es entrenador del año y campeón de la vida

Steve Kerr inició una campaña en contra suya, buscando no ser el Entrenador de Año de la NBA. Abiertamente argumentó que alguien más debería ser el ganador del premio. Consideró absurdo recibir crédito oficial por las victorias de los Golden State Warriors que lideró el asistente de entrenamiento, Luke Walton. Fue una sorpresa ver una conferencia de prensa tan emotiva el día martes cuando Kerr aceptó el premio.

Así es como tienden a ir estos asuntos. La NBA se enfoca tanto en la rutina del proceso que, cuando remueves a alguien del contexto diario y les pides reflexión, a menudo estamos al tanto de sacudidas nostálgicas.

El asunto fue una catarsis, al igual que en los brindis de bodas. Kerr compartió el escenario con el gerente general, Bob Myers, y Walton, su jefe y empleado, respectivamente. Ambas designaciones parecen importar muy poco al tiempo que los hombres reflejaban, junto otras cosas, su amistad.

Debido a complicaciones de dos cirugías, Kerr luchó contra un infierno personal para llegar a la temporada histórica de los Golden State. “Es el año más difícil de mi vida”, dijo Kerr en el escenario. “Ni siquiera se acerca”.

Continuó diciendo que “tiene mucha suerte de tener una familia tan asombrosa”. Después, con lágrimas en los ojos, “toda la gente hermosa que me rodea, como Bob quien pasó de ser mi gerente general, un hombre con el que trabajo, a la persona en la que me apoyé cada día cuando estaba luchando con mi dolo”.

Kerr añadió: “Cuando estaba realmente luchando, Bob me llamó diariamente para ofrecerme su apoyo. Y si no hubiera tenido a Bob o a mi esposa, Margot y mis hijos, ni mi equipo con el cual regresar a entrenar –hombre, eso fue duro-. Fue muy duro. La amistad que me ha dado Bob y el apoyo que va más allá del basquetbol. Durará para siempre”.

Mientras ofrecía el apoyo, Myers tenía su propia lucha contra el dolor. Su cuñado Scott Dinsmore falleció en una accidente cuando escalaba el Monte Kilimanjaro el pasado septiembre. Luego de la tragedia, Myers se ocupó de cuidar a su devastada hermana. Mientras tanto, él y Kerr estaban decidiendo que hacer con respecto a la salud de Kerr que podría terminar con sus labores de entrenador de manera definitiva.

"No creo que todos tengan la más mínima idea de lo que has pasado este año”, dijo Mayer a Kerr el martes, justo antes de que su voz comenzara a romperse.

La declaración pudo aplicar a los tres hombres. Ha sido una temporada encantada en el exterior, una gloriosa, entretenida excursión con las 73 victorias. Para Kerr, Myers y Walton, ha sido una gran prueba por resolver. La vida personal de Walton estaba en orden, pero de pronto enfrentó la presión, a la edad de 35 años, de entrenar a los campeones de la NBA. No sabía si estaba listo, y a menudo bromeó sobre la necesidad de conseguir brazaletes con las iniciales "Q.H.S."-¿Qué Haría Steve?-. Su labor fue impresionante, con ayuda considerable de grandes jugadores y Kerr, quien lo aconsejó de cerca todos los días.

No habrá conferencias de prensa por el Entrenador Del Año, si no por el juego de Stephen Curry, admitió Kerr. De la extraña combinación de la confianza en la duela y la humildad fuera de la duela de Curry, Kerr apremió: “Esa es fuerza. Una fuerza poderosa”.

La distensión en el ligamento de la rodilla derecha de Curry es otro recordatorio de la vulnerabilidad del humano en medio de una temporada en la que los Golden State parecen invencibles. Nadie sabe con exactitud cuándo volverá Curry, o qué buscará cuando regrese. Por lo que los Warriors intentarán eliminar a los Houston Rockets sin su estrella.

Kerr consideró la lesión como una razón por la cual está orgulloso de sus jugadores ya que han luchado por romper el récord con 73 victorias.

"Nada está garantizado”, dijo Kerr. Tal vez los Golden State no volverán a ser campeones, pero al menos las victorias no pueden ser removidas.

La fragilidad de tales circunstancias en los playoffs fueron llevadas a casa por algunas noticias de último minuto. Cuando concluyó la conferencia de prensa, los entrenadores de los Warriors vieron en sus celulares que Blake Griffin había concluido la temporada y Chris Paul estará fuera indefinidamente mientras que Los Angeles Clippers intentan sobrevivir a los Portland Trail Blazers.

Al escuchar esto, Kerr dijo a los medios: “Cuando mencioné a los Clippers, a Chris y a Blake, mi referencia era algo así como, no hay garantía de nada. No hay garantía de que ninguno de nosotros vaya a estar aquí mañana por la noche. Odio decirlo, pero es verdad. Los chicos se lastiman, la gente se enferma, pasan cosas”.

Kerr continuó: “Uno de nuestros enfoques como equipo es disfrutar el proceso y disfrutar lo que hacemos. Somos de las personas más afortunadas en la tierra. En verdad lo somos. Jugar básquetbol para vivir y entrenar a los jugadores para ganarte la vida y jugar frente a los fanáticos y estar en TV –vivimos el sueño de la mayoría de las personas en el mundo-”.

“Realmente tenemos que vivir eso. Y también debemos lidiar con la adversidad que viene junto con eso. Hay mucho de eso. En el gran esquema de las cosas, en términos de vida, estas son cosas menores, pero son cosas importantes para los individuos y los equipos que están relacionados con ello”.

La súper estrella de Kerr está lesionada y el entrenador aun es acosado por fuertes dolores de cabeza. Él podría revolcarse en las circunstancias actuales. En lugar de eso, se llama a sí mismo “el entrenador más afortunado”. Está enfocado en vivir un sueño, sin importar las pesadillas. Es un panorama que le ha servido y también a su equipo, más que bien. Y, tomando en cuenta sus limitantes y su vulnerabilidad, Kerr ha empujado a otros a compartir su éxito.

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