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McGrady: El impacto de Yao Ming va mucho más allá de la NBA

Cuando recién me uní a los Houston Rockets en 2004 no conocía a Yao Ming. Él había estado en la liga por algunos años, ambos hemos estado en el Juego de Super Estrellas y hemos competido en algunas ocasiones, pero nunca hablé con él.

No creí que hablara inglés y eso me preocupaba. Pensaba: ¿cómo va a funcionar esto?

Yo recién había ganado los dos últimos títulos de anotador con los Orlando Magic, pero estaba muy emocionado de jugar con un gran hombre con el cual yo supe que trabajaría y con el cual compartiría el balón. Pero para eso necesitábamos comunicación.

¿Cómo le hablaría en la duela? ¿Tendría que mirar a un intérprete en la banca cada vez que necesitáramos decirnos algo? Creí que tal vez usaríamos auriculares o algo así.

Cuando por fin lo conocí me di cuenta de dos cosas: él habla inglés, y no sólo lo habla sino que tiene un gran sentido del humor.

Me encantó ver cómo su personalidad salía cada vez más con el paso de los años al tiempo que se sentía más cómodo en Houston. Así fue como supe la persona tan grandiosa que es. Algunas veces finge no saber inglés –eso lo continúa haciendo hasta la fecha-.

Recuerdo cuando llegó a mi boda en 2006. Mi familia y amigos estaban muy emocionados, querían tomarse fotos con él y pedirle autógrafos, y fingió no entenderlos. Yo sólo me senté a reír.

Hombre, nunca estás por encima de su tamaño, un hombre quien mide 7 pies y 6 pulgadas. Incluso ahora, cuando estamos al lado del otro, no puedo superarlo.

Por eso es que Yao tiene bien merecido entrar al Salón de la Fama. Considerando su talla tiene unas habilidades increíbles. Podría hacer cualquier cosa. Podría anotar con una sola mano o encestar de un solo salto, tiene buenos movimientos. Podría bloquear tiros. Sus pases siempre fueron buenos y eso es muy raro para alguien de su tamaño.

Nunca jugué con un hombre grande que fuera de su calibre. No sabía que tuviera tanta habilidad hasta que llegué con los Rockets, pero luego lo vi cada día durante las prácticas, cada día antes de los juegos y después de jugar. Trabajaba duro para mejorar su oficio – incluso tomó nuestras tiros libres porque era grandioso en los tiros libres-.

Tenía una buena racha. Tú lo veías salir cada vez que se hundía.

El impacto de Yao en el juego fue global. Tienes que entender que, antes de él, el básquetbol no era popular en China. Hice algunos viajes a allá antes de que el viniera a la liga, y había basquetbol, pero no era parte de la cultura china.

Ahora hay alrededor de 300 millones de chinos jugando gracias a Yao Ming.

Lo vi. Lo sentí. Ese es su legado. Llevo el básquetbol de la NBA a China y siempre estaré agradecido por tener la oportunidad de formar parte de eso. Él le presentó al país a Tracy Mcgrady.

Fuimos sus héroes. No vieron jugar a Michael Jordan, nos vieron a nosotros. Vieron a Yao. En 2007, jugamos en Houston contra los Milwaukee Bucks cuando estaba con ellos a la estrella china Yi Jianlian. Fue un juego de la temporada regular, pero en China fue visto por 200 millones de personas.

Ese es el impacto de Yao. Yo tenía temor.

Cuando pienso en las seis temporadas que jugamos juntos, me duele. Para mi es difícil hablar al respecto. Nunca tuvimos una oportunidad justa a causa de las lesiones.

Pudimos haber tenido un equipo campeón. Tuvimos varias oportunidades muy buenas. En ocasiones fuimos prósperos, pero nunca estuvimos sanos; es una desgracia. El año que tuvimos al equipo – tuvimos a Luis Scola, Shane Battier, Kyle Lowry, Carl Landry, Ron Artest – yo creía que ese fue el año.

Luego me destrocé la rodilla. Estaba devastado. Ese equipo era muy bueno. Los chicos vencieron a los Portland Trail Blazers en la primer ronda y estuvimos en batalla contra Los Angeles Lakers en la segunda ronda cuando Yao se rompió el pie. Ese fue nuestro año.

Y sí, qué pararía si.

Aún tenemos grandes recuerdos. Nosotros recibimos el Juego de Estrellas en Houston y juntos armamos el equipo antes del partido y habló en inglés; siempre recordaré eso. Fue genial.

Tuvimos una racha de 22 juegos consecutivos ganados, la cuarta más grande en la historia de la NBA. Incluso entonces, Yao se lastimó después de la victoria número 12. Si tenía que soportar algo, lo hacía. Cuando ambos estábamos sanos en verdad fuimos buenos.

Yao es una persona grandiosa y humilde. No puedes darte cuenta de sus logros en la cancha si no ves su bondad y humildad fuera de la duela. Estoy orgulloso de decir que Yao es mi amigo.

Él abrió muchas puertas. Él me ayudó a tener una vida después del basquetbol. Soy afortunado de haber tenido la oportunidad de conocerlo, jugar con él y trabajar con él. Tiene un legado que pocos tienen, y continuará siendo una gran influencia.

Eso es lo que hace, eso es lo que él es.