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Gonzalo Aguirregomezcorta | ESPN Digital 8y

Por qué Shaq debe agradecer a Kobe y a Jackson

La medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 le vino a Shaquille O´Neal como anillo al dedo, el mismo que se le escapó un año antes, cuando los Houston Rockets de Hakeem Olajuwon vencieron a Orlando Magic en las Finales de 1995.

Era la tercera temporada de Shaq en la franquicia de Florida y la más prolífica hasta el momento a nivel colectivo. En el plano individual, ya había dejado muy buenas sensaciones desde su debut en la campaña 1992-93, cuando alcanzó el premio a Novato del Año y comenzó a ser llamado para el Juego de las Estrellas. En cuatro temporadas, O'Neal comenzó a forjar su dominio, pero también vivió en primera persona el precio de los egos, las envidias y de su propio carácter.

Mientras el Team USA entrenaba en Orlando a pocos días de que comenzaran las Olimpiadas, el pívot tuvo que aguantar las bromas de sus compañeros en la selección. Los medios de comunicación agitaron la caja de pandora con encuestas en las que quedó claro que Shaq no era indispensable para los aficionados. El propio Penny Hardaway no estaba dispuesto a ceder su condición de líder y finalmente O´Neal selló el acuerdo con Los Angeles Lakers (cinco años y 121 millones de dólares) en plenas Olimpiadas.

Durante el verano se fajó por un puesto con David Robinson y el propio Olajuwon en la posición de centro. Fue titular en tres ocasiones y con una media de 9.3 PPJ y 5.3 RPJ, no tuvo nada que envidiar a sus dos compañeros en la selección y rivales fuera de ella. La medalla de oro le vino como anillo al dedo y poco tiempo después ya no habría sentido figurado y el peso de los diamantes caería sobre sus dedos. Aunque en su primer año en los Lakers las lesiones volvieron a detener su progresión (se perdió 30 encuentros), Shaq comenzó a dejar muestras de su carácter. Kobe Bryant recaló en la franquicia como novato y aún resistían veteranos de la NBA como Byron Scott, Joe Kleine o Jerome Kersey. Sus tres primeras temporadas en los Lakers no fueron prolíficas en lo colectivo (apeados de playoffs por Utah Jazz en dos ocasiones y San Antonio Spurs en la última), sin embargo en lo individual ya comenzó a liderar la liga en tiros de campo, y en tira y afloja con otros caracteres pasionales como el de Dennis Rodman.

El verdadero impacto de Shaq en Los Ángeles llegó a partir de la temporada 1999-2000, cuando Phil Jackson tomó las riendas del equipo y puso fin a una sequía de 11 años sin campeonatos y dos Finales perdidas para los laguneros. El triángulo del Mestro Zen surtió efecto y sus dos piezas clave: O´Neal y Kobe, mostraron su mejor potencial mientras ayudaron a conseguir tres campeonatos al hilo y a jugar una Final en 2004 que no lograron vencer. Durante los tres campeonatos, Shaq fue Jugador Más Valioso de aquellas Finales y JMV de la campaña regular en 2000.

A pesar de los éxitos, los egos, los caracteres enfrentados y las distintas formas de ver el básquetbol tensaron la cuerda entre los dos líderes del equipo. Las chispas saltaron durante la corta temporada 1998-99 (lockout). Shaq, Kobe, Derek Fisher y Corie Blount jugaron un dos contra dos que acabó con un rifirrafe entre los dos primeros. El acercamiento de Kobe al juego y a las prácticas siempre fue físico, algo que nunca asustó a un O´Neal acostumbrado al contacto.

Desde ahí, existen varias teorías sobre los desacuerdos entre Shaq y Bryant. La Mamba Negra tenía un régimen de entrenamientos más intenso y serio y nunca comulgó con la manera en la que su compañero era más descuidado en ese sentido. Por otro lado, se llegó barajar la opción de que O´Neal tenía celos por la creciente popularidad de Kobe en California, hecho que se llegó a comparar con las tensiones con Hardaway en Orlando. El pívot llegó a acusar de individualista al escolta en varias ocasiones debido a su selección en los lanzamientos.

Las instantáneas de la relación entre ambos jugadores de los Lakers dejaron imágenes para el recuerdo como aquel 'alley oop' de O´Neal a pase de Kobe en las Finales de Conferencia del 2000, cuando los Lakers se repusieron a 15 puntos de desventaja en el último periodo del Juego 7 para acabar venciendo gracias a una racha de 24-5.

Cuando Kobe extendió su mano a Shaq, éste no se percató y la cada uno celebró por su lado el pase a unas Finales que se metieron en el bolsillo ante Indiana Pacers. En la temporada 2000-01, O´Neal pasó de comenzar el campeonato fuera de forma con un Kobe que según Jackson estaba jugando el mejor básquetbol de su carrera a liderar al equipo en el tramo final de la campaña regular y los playoffs. De nuevo, el centro se convirtió en el mejor jugador de las Finales ante Philadelphia 76ers. La temporada 2003 contó con más sosiego en su relación y volvieron a vencer otro anillo juntos ante New Jersey Nets. Sin embargo, otros roces en la temporada 2003-04 acabaron con los Lakers tomando una decisión clave: mantener a Kobe y dejar marchar a O´Neal a Miami Heat, con quienes ganaría su último anillo de campeón.

El impacto de O´Neal en los Lakers fue total. Fue parte fundamental en el resurgimiento de la franquicia después de más de una década sin llegar a la cima. Dejó jugadas para el recuerdo, celebraciones airosas, infinidad de roces con rivales y compañeros y un racimo de triunfos que sacaron a relucir una de las personalidades más singulares de la NBA. Gracias a su éxito en Los Ángeles, Shaquille cimentó gran parte de su inclusión en el Salón de la Fama. Kobe y Jackson también tuvieron mucho que ver.

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