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Gonzalo Aguirregomezcorta | ESPN Digital 8y

LeBron James, con fortaleza física y compromiso de ideales

Es tan difícil callar a LeBron James como frenarle. Tratar de impedir que abogue por la justicia social es como hacerle frente en una penetración a canasta. Es complicado incluso convencerle de que no airee su apoyo a la candidatura de Hillary Clinton en las próximas elecciones estadounidenses (como hizo hace dos semanas), eso es tan laborioso como hacerle un tapón cuando machaca la canasta en carrera. Lo suyo es una cuestión de fortaleza física y compromiso con sus ideales, con su manera de ver las cosas, con sus sueños.

LeBron quiere contribuir para hacer un mundo mejor, siempre desde su punto de vista, así como pretende formar parte de un equipo campeón; otra vez más. Su ADN es ganador a toda costa y en la temporada que entra no tiene otro deseo más que el de jugar sus octavas Finales de la NBA (séptimas consecutivas) y ganar su cuarto anillo. Cleveland Cavaliers es el equipo a batir en una Conferencia Este en la que varias franquicias deben demostrar que son capaces de hacerles frente, entre ellas, Toronto Raptors, Boston Celtics o Indiana Pacers.

La renovación de J.R. Smith (57 millones por cuatro años) se ha convertido en un elemento clave y estabilizador para la plantilla. Todavía está en la retina su actuación durante las Finales ante Golden State Warriors y los triples que no sólo mantuvieron enganchados a los Cavaliers a la serie, sino que fueron fundamentales para superarla. El esfuerzo económico de Dan Gilbert, propietario de la franquicia, valió la pena para contar con un grupo base idéntico al del año pasado pero que necesita trabajar en su profundidad de banquillo.

La salida del incombustible, Matthew Dellavedova (a Milwaukee Bucks) y Timofey Mozgov (Los Angeles Lakers) obligarán al reajuste tras la llegada de Chris Andersen, quien conoce a James a la perfección gracias a su época en Miami Heat, Mike Dunleavy, Richard Jefferson y Channing Frye. La baja del australiano es especialmente sensible después de haber sido uno de los jugadores con más garra defensiva de los últimos años en Cleveland. Correoso, sacrificado e incansable, a Dellavedova le echarán de menos en la ciudad del rock and roll, no por su calidad, sino por su entrega.

Tyronn Lue tiene motivos para estar esperanzado con repetir la gesta del año pasado. Además de los movimientos en la plantilla, que a buen seguro ayudarán a tener una mejor ejecución de las jugadas y más apertura del juego, cuenta con los dos escuderos infalibles de LeBron: Kyrie Irving y Kevin Love. El mejor trío de la Conferencia Este ya ha demostrado que sabe cumplir con las expectativas creada desde hace dos años. Entre todos fueron capaces de romper una sequía de 52 temporadas sin que Cleveland lograra ningún campeonato y serán ellos quienes comanden las nuevas esperanzas de la campaña que está a punto de comenzar.

La responsabilidad es máxima. La actualización del enorme cartel con la imagen del cuatro veces Jugador Más Valioso de la NBA tiene un significado que va más allá de los éxitos pasados tras incluir el título. Una vez se consigue un objetivo en la vorágine de la NBA el futuro se convierte en la prioridad. Sobre todo si te llamas LeBron James y tu pretensión es la de alcanzar a Michael Jordan. Cuando el exjugador de Chicago Bulls tenía 31 años, contaba en su haber con tres anillos (de tres Finales jugadas), tres JMV de las Finales y tres JMV de la temporada. James está en un momento similar: tres campeonatos (de siete apariciones), tres JMV de las Finales y cuatro JMV de la campaña. El ‘Rey’ tiene motivos de sobra para intentar la machada.

No es lo único que James tiene en la cabeza. La creación de un super equipo tras la incorporación de Kevin Durant a los Warriors es otra razón para que el alero trate de superarse a sí mismo y conecte a sus compañeros con ese afán de progreso individual y colectivo. Sus rivales directos en los últimos dos años dieron un golpe en la mesa para tambalear la liga, y no hay mejor elemento para su currículum vitae que arrebatarles ese favoritismo.

Sobran las razones para que al buque insignia de los Cavaliers se le haga la boca agua cuando se habla de alcanzar un segundo título consecutivo.

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