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Los Clippers son el equipo de moda de la NBA

No es que ganen, es que apabullan. No es que salven los muebles, es que los pulen y los barnizan como nadie hasta el momento. En menos de tres semanas de competición, Los LA Clippers se han hecho un hueco entre la élite de la NBA al convertirse en la franquicia que ha logrado el mejor comienzo. De los fracasos de un grupo acostumbrado a tropezar dentro y fuera de la duela han pasado a ser el plantel de moda del tramo inicial de esta campaña. Acumulan siete victorias consecutivas de las 10 que suman y la última fue sin piedad: 127-95 a Brooklyn Nets, o 32 puntos de diferencia sin casi despeinarse. Son ya dos partidos en los que han llegado al descanso con una ventaja de 70 puntos o más.

El balance en su plantilla y la sensación de que por fin la maquinaria carbura de manera abrumadora está dando alas a una franquicia negada históricamente y acomplejada en los últimos años. Siempre hubo materia prima con Chris Paul, DeAndre Jordan y Blake Griffin liderando un grupo equilibrado que en los últimos años también contó con un banquillo de garantías, con Jamal Crawford como el Mejor Sexto Hombre en tres ocasiones (dos de ellas con los Clippers); incluso la presencia de Doc Rivers, uno de los entrenadores más inteligentes y con los pies más en la tierra de la competición era un plus para hacer que el equipo llegara lejos. A pesar de las virtudes, por unas razones u otras, los fracasos siempre acabaron imponiendo su ley.

¿Estaremos ante el fin del malfario de los Clippers? ¿Serán capaces de mantener el ritmo sin que la burbuja de alelí estalle para bajarles de las nubes?

El nivel de confianza que los angelinos tienen en la actualidad es altísimo. No es para menos después de acumular un balance de 10-1 en el que es el mejor comienzo de campaña de su historia. Tan solo perdieron una cita ante Oklahoma City Thunder en casa, pero no tardaron en vengarse poco después en feudo enemigo. Supieron vencer y convencer ante formaciones potentes como las de San Antonio Spurs, Portland Trail Blazers o Memphis Grizzlies, y con un margen global de 18.3 puntos de diferencia. Eso es poderío, eso es marcar la pauta en una liga con LeBron James, Kevin Duant, Stephen Curry y un largo etcétera de equipos que por regla general siempre han estado por delante de los Clippers.

Pero ellos están dispuestos a darle un giro a la corriente imperante. Después de tanto alimentar las expectativas y ofrecer tan poco a cambio, pocos apostaban por unos Clippers tan brillantes en el tramo inicial. Griffin regresó con mucho que demostrar después de un año pasado en el que hizo el ridículo con una agresividad incontrolada más allá de la duela que le costó a su equipo caer en primera ronda de los playoffs y él quedarse sin Juegos Olímpicos. Esa es una de las diferencias de estos Clippers de moral renovada con los anteriores, pero no la única.

La estructura defensiva está siendo clave y es el equipo que mejor está protegiendo su aro (91.9 puntos permitidos por juego). A partir de ahí un ataque que ante los Nets llegó a cotas insospechadas. La movilidad de la balón fue extraordinaria y brindó innumerables alternativas tanto en el perímetro (56.0 por ciento en triples con 14-de-25) como en la pintura (44 puntos por 34 de los neoyorquinos), y en esa zona el recurso de los alley-oops volvió a embellecer un juego de lo más vistoso. Los 17 robos de balón de los Clippers, de los que cinco fueron de CP3, indicaron que no hay nadie en el equipo sin las pilas de la intensidad cargadas al cien por cien. Hasta nueve jugadores robaron al menos algún esférico, un hecho que indica el nivel de compromiso de la plantilla.

No dar un balón perdido, mostrar hambre de victoria, criterio y confianza para ejecutar de manera soberbia, defender con solvencia y atacar con autoridad, usar un abanico de recursos y acertar en las decisiones, son atributos fundamentales para que un equipo triunfe. Los Clippers están demostrando tener todos ellos, ya sólo queda que se mantenga la regularidad para que sigan siendo el equipo de moda de la competición.