NBA Selecciones
Kevin Arnovitz | ESPN.com 7y

Karl Anthony Towns, el futuro ha llegado

Karl-Anthony Towns se está esforzando. Es un sábado a la noche a principios de abril en el Moda Center de Portland, y los Timberwolves (27-52) están enfrentando a los Trail Blazers (43-37), la historia de éxito menos esperada de la temporada-y un modelo al que aspiran los Wolves. Portland, a pesar de tener exactamente un jugador regular mayor de 26 años, ha cultivado una vibra y cultura de veteranos. Es lo que Karl-Anthony Towns busca incorporar en Minneapolis. Pero estas cosas se construyen a lo largo del tiempo con la suma de logros menores.

Esta noche en Portland se trata de solo otro juego, un empujón más al peñasco hacia la cima de la montaña. Pero cuando se cumpla el tiempo y termine, se convertirá en algo más: un microcosmos del año de novato de Towns y una ilustración de por qué este veinteañero no solo es el próximo grande de la NBA, sino un paradigma para todos los que sigan su camino.

Antes de que pasaran 30 segundos desde el inicio del juego, se vió el primer indicio. Cuando el delantero de los Blazers, Mo Harkless se desliza por la cancha y contorsiona su cuerpo para una bandeja retorcida con su mano izquierda, Towns sabe que su colaborador de primera línea, Gorgui Dieng, tiene todo bajo control. Towns ha sido bendecido con muchas destrezas defensivas, entre ellas la habilidad de detectar una intercepción bien sincronizada antes de que la palma de la mano llegue a tocar el cuero. Así que ya está mirando el vidrio, sus pies bien plantados y listos para absorber la carga de su físico de 7 pies antes de que salte y robe lo que queda del lanzamiento.

Cuando solo quedan unos pocos juegos para terminar la temporada, el promedio de rebotes de Towns ha rondado los 10 por juego. Se propuso como meta personal terminar el año con doble dígito, no tanto para reforzar su candidatura de novato del año-cuando faltan solo días para el fin de la temporada, eso es un hecho-sino porque eso es lo que hace cualquier hombre alto que se respete.

Ahora, con la pelota en sus manos, Towns corre eludiendo rivales, encuentra un espacio abierto y se prepara para la transición. Cuatro driblings y cuatro segundos, eso es lo que hace falta. Está apurado, y la repentina detención de su lanzamiento en suspensión parece apresurado. La pelota apenas roza el aro. Conversión.

Aproximadamente un minuto después, en un ataque en mitad de canchade Minnesota, él hace un pase a Ricky Rubio, y luego supera algunas cortinas para ocupar su puesto en el bloque izquierdo.

Towns está marcado por Al-Farouq Aminu, jugador de Portland y uno de estos modernos aleros que pretenden jugar con cuatro pequeños, como si marcar a jugadores de la talla de Towns durante 38 minutos cada noche pudiera encargarse a cualquier delantero callejero. Towns driblea con las dos manos mientras empuja con su cadera a Aminu, para hacerse lugar antes de dar un paso atrás, mirar hacia arriba y lanzar un gancho de la vieja escuela, que gira sobre el aro ... antes de caer afuera.

Y el resto de la noche se la pasa gruñendo contra sí mismo en autoflagelación.

CONSTRUYE UN MUNDO y el mismo evolucionará con el tiempo. Podemos debatir la naturaleza de esa evolución-si es buena, mala o solo es. Pero el cambio es imposible de impedir y las especies que no responden a las condiciones de ese cambio terminarán por extinguirse.

Eso es lo que sucede con el básquetbol y la evolución de los hombres altos. Desde el comienzo de este deporte, los roles en el básquetbol eran definidos por decreto. Un equipo era una acumulación de conjuntos de destrezas individuales, una división de tareas, y el nombre para la presencia más alta en la cancha, "centro", lo decía todo. El juego giraría alrededor de este tipo. El hombre alto era una fuerza inamovible, dominando como una presencia defensiva en el área pintada. Y cuando uno de ellos recibía la pelota muy cerca del aro, había que tener un defensor de la misma estatura, o enviar otro jugador a marcarlo, o ambas cosas.

Saltemos a la década de 1970, cuando en busca de una ventaja competitiva, revolucionarios como Jack Ramsay comenzaron a encontrar nuevas funciones en la cancha para sus tipos altos. Pronto uno podía atacar pasando a los hombres altos por el medio. Y luego, todas las apuestas fallaron. Con el correr del tiempo llegó el hombre alto móvil, luego el hombre alto súper atlético móvil, después el hombre alto súper atlético móvil con "destrezas", y por último el hombre alto súper atlético con "destrezas" que también tenía alcance. Hoy en día, calificar exactamente lo que hace un hombre alto en la cancha es en vano.

"No tiene posición fija", dice el entrenador de Kentucky, John Calipari, cuyo programa se ha convertido en una verdadera escuela de terminación para los hombres altos de la NBA. El juego actual abarca todos los ritmos, todos los espacios, todas las extensiones. En cada una de las últimas dos finales, los Warriors y los Cavaliers han disfrazado a delanteros de potencia como centros en los momentos más cruciales de las series-y con frecuencia, incluso sin un hombre alto tradicional.
Una anotación de 3 puntos desde lejos, antes ámbito casi exclusivo de los jugadores perimetrales, ahora representa un valor mejor que un gancho desde cerca. Los hombres de 7 pies de la última temporada, anotaron más lanzamientos de 3 puntos que en las primeras 13 temporadas desde que se incorporó la línea de 3 puntos.

La liga ha hecho que el hombre alto sea noticia: Ya no es suficiente ocupar el espacio en el medio, lograr anotar en el 60% de los lanzamientos, obtener cifras de dos dígitos en rebotes y bloquear un par de lanzamientos por noche. Ni siquiera es suficiente anotar algunos lanzamientos desde afuera. Ahora hay que combinar potencia y estilo y hacer jugadas para los compañeros y tener pies alados que puedan superar a defensores rápidos en el "pick-and-roll" y correr en toda la cancha y ser capaz de atrapar la pelota en movimiento y atacar como un jugador perimetral y además exhibir esa gravitación de hombre alto de la vieja escuela de manera que sus cuatro compañeros liliputienses obedezcan sus órdenes, lo escuchen ordenando posiciones defensivas desde la línea del fondo o decretar una acción en el amontonamiento durante un bloqueo.

Ese es el hombre alto de hoy en día. Pero Towns no solo es el hombre alto de hoy en día. Es el primer hombre alto del futuro.

CUANDO suena la bocina para dar fin a la primera mitad contra los Blazers, Kevin Garnett ha visto demasiado. Garnett, que jugó 1,462 partidos de temporadas regulares, ha pasado esta temporada administrando un seminario de nivel de graduado para Towns sobre Hombre Alto-logía, trabajando con él no solo en la mecánica, sino en la tarea de controlar su intensidad.

"Recuerdo una noche que él estaba jugando contra OKC, y estaba haciendo muecas y comportándose como un bebé", dice Garnett. "Lo llevé a un costado, le dije algunas palabras fuertes de contención para darle seguridad y hacer que recuperara su confianza. Me gusta pensar que todos somos humanos y tenemos momentos humanos. Me gusta pensar que ese fue su momento humano".

De manera similar, esta noche, durante el medio tiempo, KG arrincona a Towns en los vestuarios, y con el joven futuro líder del equipo flaqueando ante la presión del momento, el mayor del equipo escenifica una intervención.

"¡Mantén tu j---da compostura!" Grita Garnett. "¡Aflójate! ¡Todo va a salir bien! ¡Respira! ¡Respira! ¡Y aflójate! ¡Todo va resolverse! ¡Solo sigue jugando fuerte!" Towns absorbe estoicamente el peso del sermón de KG.

PIDAN A COACH CALIPARI que describa qué es exactamente lo que hace diferente a Towns y es probable que les cuente la historia de agosto último, cuando Calipari organizó un concurso de jonrones de softbol para beneficencia en Lexington, en el que Towns era la atracción. Después de batear un lanzamiento de 380 pies a la Luna antes de obtener el título máximo, Towns-que no había jugado béisbol organizado desde sus días de octavo grado-recibió un comentario de un incrédulo Calipari.

"¿Hay algo que no puedas hacer? "¿Pingpong, piscina, qué otra cosa?" Y Towns respondió: "Lo hago todo, Entrenador. "Lo hago todo".

Sin duda, a pesar de su tamaño -Towns ya medía 6 pies 3 pulgadas cuando tenía 11 años- él pasó mucho tiempo como joven jugador en el norte de Nueva Jersey, fuera del perímetro. Calipari recuerda haberse encontrado con entrenadores que se habían enfrentado con Towns en la secundaria y que lo describían como un jugador que podía hacer 15 lanzamientos de 3 puntos en un juego.

A los 15 años, Towns fue invitado a competir en la selección nacional de República Dominacana-la madre de Towns, Jacqueline, nació en ese país- bajo las órdenes de Calipari y junto a Al Horford y Francisco García. Del Harris, jugador de toda la vida en la NBA, era asistente de Calipari, y en el segundo día de práctica, observó a Towns anotar una serie de lanzamientos de 3 puntos. Harris entró caminando a la cancha.

Le dijo a Towns, "Tu mides 6-10, pero bien podías medir 5-10". "Entra en la pintura y aprende la posición".

Calipari estuvo de acuerdo con Harris, y durante todo el tiempo de Towns en la selección Dominicana y más tarde en Lexington, Calipari y su cuerpo de entrenadores insistieron en que este muchacho de 7 pies desarrollara destrezas cerca del aro. "No estamos satisfechos porque él tiene mucho más para dar" dijo el entrenador asistente de los Wildcats, Kenny Payne, después de que Towns anotara 19 y 10 en un juego de exhibición contra un equipo profesional francés en 2014. "Tiene que aprender que este juego se juega desde adentro hacia afuera, y no al revés".

Veintiseis meses después, Towns está sentado en su restaurante italiano favorito en Minneapolis repitiendo esas palabras casi al pie de la letra sobre los Timberwolves. "Tenemos una filosofía que trabajamos desde adentro hacia afuera, no desde afuera hacia adentro", dice mientras se sirve su pollo a la Parmesana (sin parmesano), una entrada de pollo, linguini, papas, una fuente de repollitos de Bruselas y un daiquiri de fresas no alcohólico. "Posiblemente sea afortunado en mezclarme con los nuevos, actuales, modernos hombres altos de la NBA, o tal vez no lo sea. Lo que puedo hacer es ser tan versátil como sea posible, de manera que pueda jugar ahora o como hubiera jugado antes, cuando los 5 giraban alrededor. Es esa mi manera de jugar. Juego adentro y también juego afuera. Juego en ambas épocas".

DE VUELTA EN PORTLAND, después del descanso, Towns se tranquiliza-y comienza a enrar en calor. Es una exhibición de gran alcance, un noticiero de cómo se ganará la revolución. En la segunda posesión de los Wolves, él se lanza a atrapar la pelota en movimiento de Dieng-y cuando lo hace, todo está dicho. Con un dribling, devora la zona pintada antes de elevarse para una bandeja que atraviesa la red para poner a los Wolves con cuatro puntos de ventaja. Al llegar a los 9:15, Towns descarga un lanzamiento desde 18 pies después de haber encontrado inteligentemente un espacio libre cuando la defensa se descuidó. Y en la última posesión del tercer cuarto, con los Wolves en ventaja 75-72, los Blazers consiguen un lanzamiento final. Damian Lillard, que domina las posesiones finales como cualquier hombre de la liga, atrae a Towns cuando faltan tres segundos, amaga y vuelve hacia atrás, pero Towns no cede. Extiende su largo brazo derecho justo cuando Lillard se eleva, forzando a este último a recalibrar su lanzamiento, lo que es inútil, porque simplemente no hay ángulopar eludir a Towns. Cuando la bocina suena para finalizar el cuarto, el lanzamiento se queda 8 pies corto.

MIENTRAS LOS ENTRENADORES DE LA NBA analizan el panorma actual, a menudo vuelven a hacerse la más tentadora de las propuestas, bien expuest por Calipari: "¿Y qué sucedería si uno pudiera hacer juego corto con jugadores altos?" ¿Qué sucedería si uno pudiera apalancar la longitud del campo de ataque sin renunciar a las destrezas que tradicionalmente se pierden al adoptar jugadores altos? Los Thunder mostraron destellos de esto cuando casi vencen a los Warriors la primavera pasada en las finales de la Conferencia Oeste al emplear a Serge Ibaka, un alto nuevo pero sin el refinamiento total de un hombre alto de la próxima generación.

En este sentido, Towns es el mejor de los mejores.

Está ubicado en el punto medio de la gran dialéctica del básquetbol, un nuevo lugar donde todas las propiedades que hacían de un hombre alto una fuerza incomparable en la cancha durante un siglo, están acompañadas con todas las innovaciones que surgieron de los equipos Suns de Mike D'Antoni en la última década. D'Antoni puso un énfasis sin precedentes en el espacio y el ritmo, que él consideraba las características que más facilitaban una ofensiva dinámica. ¿Pero cuál era el espacio que más valoraba? La zona pintada. Y si la misma estaba siendo bloqueada por un voluminoso hombre alto con sus manazas en el aire para bloquear un pase de entrada al poste, entonces todo el sistema de D'Antoni colapsaba. Para él, el básquetbol de potencia orientado al poste era la muerte, y los jugadores que no podía lanzar, mover la pelota o tomar rápidas decisiones, entorpecían todo el esquema. La liga adoptó el sistema, y lo que alguna vez fue novedad, se ha transformado en la norma de la NBA. En esta nueva liga, cada vez hay menos tolerancia para el estancamiento.

Sin embargo, como con toda dialéctica, una nueva condición ha surgido-y como los jugadores de ataque son más pequeños que nunca, hay una mayor ventaja que nunca para quienes sean altos. La capacidad que tiene Towns para jugar como alto y como bajo, adentro y afuera, para prosperar en el uno-contra-uno y en los confines de un sistema fluido, lo convierten en la concreción evolutiva del hombre alto en el momento en que las tendencias históricas de la liga están convergiendo.

"Su destreza es tan rara para un jugador de 7 pies", dice Tom Thibodeau, el entrenador de los Wolves. "Puede lanzar los triples con facilidad desde cualquier lugar de la cancha-desde las esquinas, desde arriba del corte, desde la parte superior de la llave. Puede ponerla en el piso. Puede cambiar de dirección. Puede hacer el paso Euro. Puede jugar de espaldas a la canasta. Puede jugar un juego combinado cara arriba. Puedes hacer "pick-and-roll" con él haciendo la cortina. Puedes hacer "pick-and-roll" con él llevando la pelota. Tiene destrezas de defensor. Tiene una gran visión. Tiene habilidad para armar jugadas. Tiene un componente defensivo y un gran impulso para ser grande".

Thibodeau tiene la tarea de animar a su hombre alto. Pero los números lo respaldan. Como lo hizo notar Kevin Pelton, de ESPN, el rendimiento de Towns en la temporada pasada, si se lo mide por victorias de jugador suplente (WARP, por sus siglas en inglés), calificó como la 13 mejor temporada de novato desde la fusión NBA-ABA y la segunda mejor temporada de 19 años, solo superado por LeBron James.

Según ESPN Estadísticas & Información, 112 novatos en la era del tiempo de ataque medido, han jugado más de 1.800 minutos, promediado más de 1,2 intentos de triples, promediadomenos de cinco fouls personales por 100 posesiones y registrado un porcentaje de asistencias mayor a 8. Ciento once son jugadores de perímetro. Towns es el único hombre alto de la lista. Y registró la clasificación más alta de rendimiento de jugador de todos ellos.

En estos tiempos, es común oir a un jugador hablar de versatilidad como un medio para llegar a un fin, como una manera de mantener desequilibrados a los defensores mientras intenta su lanzamiento. Pero cuando Towns se refiere a la versatilidad, la considera como una virtud en sí misma, un evangelio, una insignia de carácter.

"Todo debe ser cohesivo. Todo tiene que fundirse conjuntamente-eso es lo que hace grandes a los granes", dice Towns. "Todos los días trato de encontrar maneras de mantener mi versatilidad bien alto, pero sin dejar de sincronizar cada aspecto de i juego. Eso es lo que trato de hacer en la cancha. Quiero decir ¿por qué ponerse límites? No me pongo límites. Si mi entrenador necesita que defienda de 1 a 5, he trabajado intensamente para tener la habilidad de hacerlo. Si necesito lanzar, puedo hacerlo. Y si necesito hacer de poste y jugar fuerte, puedo jugar fuerte. Trato de ser excelente con todas mis destrezas".

Consideremos a Draymond Green, Ibaka, incluso Anthony Davis. Todos tienen alguna versión de estas herramientas, pero en general han tenido que desarrollarlas a lo largo de sus carreras en la NBA. Towns creció mirando "small ball", creció lanzando desde el perímetro. Y cuando el cuerpo técnico de Kentucky lo obligó a agacharse, parecía tener el juego de pies de una bailarina. Ahora, cuando muchos hombres altos han abandonado la zona pintada y hay mucho espacio cerca de la canasta, Towns está volviendo al viejo vecindario, el mismo que estaba ocupado antes por esos hombres altos.

¿Cuán revolucionario es? Tomen una estadística, cualquier estadística. Entre los jugadores que hicieron más de 500 lanzamientos la última temporada, solo tres-J.J. Redick, Steph Curry y Kyle Korver-superaron a Towns en la conversión de lanzamientos relacionada con la dificultad de los mismos. En una métrica de tablero ofensivo que mide una combinación de intentos y conversiones, Towns está en el quinto lugar de la NBA y en el extremo defensivo, está en el percentil 86°. Como jugador uno-contra-uno, ya está en la élite. Solo Chris Bosh y Blake Griffin lo superaron entre los hombres altos en puntos por intento, y solo Bosh y Green lo superaron en puntos por probabilidad de aislación.

Si se analiza casi cualquier otra clasificación compleja de lanzamientos-bandeja después de un corte, "shake and rise"-se destaca una cosa: Towns está a menudo entre los mejores en conversiones, pero sus intentos presentan un grado mucho más alto de dificultad que los de sus contrincantes. Este fenómeno no es totalmente novedoso para un novato en un equipo joven, pero también sugiere la pregunta: ¿Cuán bueno puede llegar a ser este tipo?

LA FRUSTRACIÓN SE CONVIERTE EN combustible para Towns en el cuarto cuarto cuando los Wolves ceden la delantera después de una racha de Portland de 7-2. Él sigue su tercer fallo consecutivo-un gancho al galope lanzado después de desplazar a Ed Davis-con un fuerte lanzamiento para empatar el juego en 79 con 9:33 por jugar. Y de esa manera, comienza la clínica. Con toda calma se prepara para un lanzamiento en suspensión en la parte superior del círculo cuando faltan 8 minutos. Luego es un gancho muscular a la carrera mientras es acosado por un par de defensores que convergen cuando él se acerca al aro. Los Wolves ganan por cuatro con apenas un poco más de siete minutos para el final.

Towns tiene un elegante compañero de baile en Rubio, y los dos realizan el vals de "pick-and-pop" a la perfección, con una conversión de Towns desde la parte superior del círculo después de un pase perfecto marcando 92-89 con menos de seis minutos restantes. Y ahora, Rubio y Towns despliegan sus habilidades. Rubio se lanza con la pelota por el costado derecho de la cancha. Towns lo sigue y toma el pase sobre la línea. Apenas lo hace, varios Trail Blazers tratan de bloquearlo. Encerrado contra la línea de base por el centro de Portland, Mason Plumlee, Towns espía y ve :09 en el reloj. Se recompone, retrocede para salir del bloqueo con unos driblings y luego se ubica como poste antes de dar un giro y elevarse para un gancho por sobre su hombro izquierdo que entra en la canasta. Faltan menos de cinco minutos y Minnesota ha estirado la ventaja a siete.

LA MANCHA DE salsa de barbacoa en la alfombra de la oficina de Amy Moyer representa una de las muchas contribuciones duraderas de Towns a la Escuela Secundaria St. Joseph.

El consejero de orientación Moyer, en cuya oficina Towns tomaba frecuentemente su almuerzo, acostumbraba a rogarle al adolescente Towns que llevara su almuerzo a la cafetería de la escuela. Ella estaba encantada con su compañía pero creía que sería mejor que sociabilizara durante una hora. Sin embargo, Towns tenía problemas para ubicar su cuerpo de casi 7 pies en los asientos de la cafetería y no le gustaba mucho el ambiente del salón de almuerzo.

"Todos se quedan mirándome", le dijo a Moyer. "Todos me miran, todos quieren ser mis amigos. Aquí estoy libre de eso. Puedo quedarme y ser yo mismo y relajarme sin que nadie esté mirándome".

Cuando ahora se le pregunta, Towns niega cualquier timidez en la escuela secundaria, pero Moyer lo describe como un joven que necesitaba afecto para ser auténtico, alguien que nunca buscó la popularidad o el título de Hombre Alto del Campus.

Y así fue que durante su segundo año en St. Joseph, Towns se escondería con Moyer. Un día trajo una caja de trozos de pollo y un tubo de salsa y se dejó caer en la silla frente al escritorio de Moyer. No había mucho lugar para su gran tamaño, pero el pequeño espacio de la oficina se adaptaba a su deseo de anonimato. Towns por lo general tenía cuidado, pero ese día erró un lanzamiento de trozo de pollo, salpicando con salsa barbacoa toda la oficina. Por alguna razón, Moyer nunca hizo limpiar esa mancha. "Todos los días me recuerda que Karl estuvo aquí" dice Moyer.

Karl-Anthony Towns, como siempre, dejó su marca.

ACERCÁNDOSE AL FINAL del juego en Portland, Towns convierte seis lanzamientos consecutivos-todos ellos en una disputa muy pareja contra un equipo de finales en su cancha. Y ahora, perdiendo por uno, los Wolves tendrán una chance para ganar cuando falta tres segundos y medio para terminar el juego.

Después de un pedido de un minuto, Tayshaun Prince-otro de los mentores mayores que ha brindado sabiduría al novato-toma el pase en la línea lateral más alejada y le hace un pase a Towns en el bloque derecho...

Aminu está prácticamente colgado de Towns, su brazo derecho extendido horizontalmente para sacarle la pelota y el izquierdo levantado para alterar cualquier intento de lanzamiento, porque sin duda habrá uno en los próximos tres segundos.

Cuando la pelota llega a las manos de Towns en el bloque derecho, no titubea. La toma limpiamente: quedan 3,5 segundos. Entonces hace un pivot y da un paso largo hacia la línea de base: quedan 2,9 segundos. Se eleva, pateando con ambos pie hacia atrás, pero no está arriba ni siquiera cerca del aro. Está buscando espacio, no altura, el ángulo que pueda acomodar el suave movimiento de su muñeca. Towns lanza un gancho alto desde la línea. quedan 2,5 segundos. Y cuando la pelota pasa por la canasta-quedan 1,8 segundos-da la espalda a la canasta y aprieta sus puños.

Dice Towns, "Sabía que iba a entrar antes de que dejáramos la marca".

^ Al Inicio ^