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Menos tensión y asperezas entre Kevin Durant y el Thunder

OAKLAND, California - Con grandes auriculares blancos de Beats encima de sus orejas, Kevin Durant estaba en su rutina unos 50 minutos antes del juego, cuando un par de sus excompañeros de equipo calentaron a unos 50 pies de distancia. En el otro extremo estaban Nick Collison y Kyle Singler, con todo el mundo en la cancha enfocado en el calentamiento, aparentemente ajenos a quién estaba ocupando el lado contrario.

Durant terminó y se dio la vuelta para entrar en el túnel que se dirigía hacia el vestuario de Golden State Warriors. Mientras avanzaba, Collison, que pasó más tiempo siendo el compañero de equipo de Durant que cualquier otra persona, se dirigía a la sala de vestidores de OKC. Los dos tuvieron un intercambio breve pero agradable, con Collison alejándose riendo.

Durant entró en el túnel y comenzó a firmar autógrafos para las muchas personas que dejaban colgar sus gorras y camisetas por encima de la barandilla. Se detuvo abruptamente. Se volvió a la cancha, se puso los auriculares detrás de las orejas y corrió por la cancha al área del banco del Thunder. Encontró al asistente del entrenador Mark Bryant, que ha estado con Oklahoma desde 2007 y entrenó a Durant durante nueve temporadas. Los dos hablaron, y Durant dio a su ex entrenador un gran abrazo. Durant entonces se encontró a Angela Charlton, una médico del equipo, y habló por un momento. Luego habló con Brian Davis y Michael Cage, los anunciadores locales de la emisora de televisión de Thunder. Parecía estar buscando más, pero la mayoría de todos los jugadores visitantes ya habían abandonado la cancha.

Fue simple. Fue sutil. Y parecía ser espontáneo. Durant regresó al túnel y comenzó a firmar autógrafos de nuevo, pero fue una escena totalmente diferente a la del primer juego el 3 de noviembre. Durant y Collison compartieron el mismo espacio antes del partido esa misma noche, pero no se lanzaron más que una mirada inocente. Aquella noche, Durant no habló con ninguno de los empleados o agentes del Thunder. Estaba tenso e incómodo. En el encuentro del miércoles fue menos tenso.

"Es bueno ver a todo el mundo", dijo Durant después del partido, una victoria de 121-100 sobre su exequipo en la que anotó 40 puntos en 16 tiros. "Una vez que la pelota está en juego, solo estás jugando, es tan sencillo como eso, pero definitivamente es bueno ver a todo el mundo".

Lo que no ha cambiado, sin embargo, es la tensión palpable entre Durant y Russell Westbrook. No hubo declaraciones subliminales en esta ocasión, a menos que la sudadera amarilla brillante que llevaba Westbrook fuera un regalo de Durant o algo así, pero había mucha acritud en la cancha. Ninguno de los dos se saludó antes del salto por la disputa del balón abriendo el juego y tras el medio tiempo, con Westbrook mirando fijamente hacia adelante a nada en particular mientras que Durant caminaba cerca. Los dos parecieron intercambiar palabras en el tercer cuarto después de un cruce de Durant con Westbrook, que habría sido la primera vez que hablaban desde la decisión de Durant en julio. Westbrook, sin embargo, dijo que no hubo tal charla.

-¿Qué intercambio? dijo Westbrook. "Tienes que sentarte más cerca del juego, tal vez no lo viste con claridad".

Durant claramente tenía en mente tratar de comenzar a reparar las cosas el miércoles, pero no pudo para nada hacerlo con su relación con Westbrook. Esa conexión fue cortada cuando Durant tomó la decisión de dejar el vínculo que habían construido en el pasado -le gustaba llamar a Westbrook "su hermano"- para unirse a los Warriors. Hay un montón de resentimiento de Westbrook, pero independientemente de dónde provienen, no está tratando de deshacerse de ellos.

Esa situación es mucho más fácil para Durant, porque fue quien se fue. Westbrook se quedó. Es él quien tiene preguntas sin respuestas. La campaña de triple-doble de esta temporada es su venganza, el cómputo estadístico total reconoce que Westbrook está intentando sacar adelante a una franquicia que se está recuperado del abandono de su pieza fundamental.

El partido del miércoles fue más competitivo que la primera reunión, con los Warriors alejándose al final del tercer cuarto, abrumando al Thunder con su espectáculo ofensivo. Westbrook consiguió su triple-doble; Durant anotó la mayor cantidad de puntos en la temporada. A Westbrook no se le hizo una sola pregunta acerca de Durant después del revés del Thunder el miércoles. Durant ni siquiera habló con los reporteros sobre la ofensiva de los Warriors.

Todo eso cambiará la próxima vez. Durant tendrá muchas caras más familiares para ver y probablemente se enfrentará con un nivel completamente nuevo de conflicto interno cuando regrese a Oklahoma City el 11 de febrero. Habrá emociones frescas, pasando de esa rutina previa al calentamiento en el camerino visitante por primera vez. Caminará en una arena que arropa a Westbrook y le coloca como el antihéroe. Durant sufrirá seguramente una recepción incómoda.

Pero Durant parece decidido a intentar olvidar algo de esto. La forma en que se dio la vuelta y se dirigió al banco de Thunder antes del partido fue una decisión consciente para intentar sacar algo de esa tensión. Era la primera, aunque pequeña, rama de olivo. Se habló menos basura, hubo menos pavoneo y más negocio y baloncesto. Tomará mucho tiempo curar las heridas del Thunder, si es que alguna vez sanan, pero el miércoles fue al menos un paso en esa dirección.