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Gonzalo Aguirregomezcorta | ESPN Digital 7y

Adiós a un Juego de las Estrellas olvidable

NEW ORLEANS -- El fin de semana del Juego de las Estrellas llegó a su fin después de tres días intensos y de mucho básquetbol.

Hubo varios récords como el de Anthony Davis y los 52 puntos anotados con los que superó la marca de 42 unidades logradas por Wilt Chamberlain en 1962, o los 374 puntos combinados entre la Conferencia Este y Oeste, la cual se convirtió en la mayor puntuación de la historia del evento.

También se produjeron otros acontecimientos que llamaron la atención como el triple doble de Kevin Durant, que le convirtió en el cuarto jugador en alcanzar dicha marca junto a Dwayne Wade (2012), LeBron James (2011) y Michael Jordan (1997) o los 41 puntos de Russell Westbrook, que le han hecho sumar un total de 113 puntos en los tres últimos All Star. Nadie lo logró en la historia de la cita.

Se vivieron curiosidades como las 75 clavadas que se realizaron el domingo por la noche, los 162 tiros de campo que se llevaron a cabo o los dos minutos que DeMarcus Cousins estuvo sobre la duela, el tiempo más corto en 46 años. A posteriori, ya sabemos por qué estuvo tan limitado después de que se confirmara su fichaje por los New Orleans Pelicans al finalizar la cita.

Se vivieron victorias inesperadas como la de Glenn Robinson III en el 'Slam Dunk', la de Kristaps Porzingis en el concurso de habilidades o incluso la del concurso de triples que se llevó Eric Gordon por delante de Klay Thompson o Kyrie Irving en la final. Todo esto maquilló un Juego de las Estrellas deslucido.

Pero cuando el mayor aliciente es el que se produzca una reconciliación entre dos jugadores de peso en el Oeste y finalmente no sucede, es que algo no funciona. Durant y Westbrook acapararon todos los focos durante el fin de semana debido a sus diferencias. Hubo un momento de esperanza para aquellos que pretendían presenciar un acercamiento definitivo, cuando ambos conectaron una gran jugada que acabó con un alley-oop del armador de Oklahoma City Thunder. Sin embargo, tras la acción, no hubo gesto de aprobación alguno entre ellos y ni siquiera la reacción de un banquillo que pretendió romper el hielo en un tiempo muerto fue suficiente para unirles. Draymond Green, DeMarcus Cousins y DeAndre Jordan lideraron la celebración y para lo único que sirvió fue para que, Durant en una esquina y Westbrook en la otra, los dos jugadores esbozaran una sonrisa. Y ya está.

Tras el partido, ambos le quitaron hierro a esa conexión sobre la duela y las cosas se quedaron como estaban.

Si comparamos este 'atractivo' con los que tuvo la edición de 2016, salta a la vista que los ingredientes de este año no fueron de tanta calidad. Es complicado superar el último All Star de Kobe Bryant, o el primer salto inicial entre dos hermanos como sucedió con Pau y Marc Gasol. Incluso un concurso de triples sin el duelo entre Stephen Curry y Thompson supo a poco cuando el mejor lanzador perimetral de la historia de la liga opta por no participar.

La competencia de clavadas tampoco cumplió con las expectativas este año. Se produjeron muchos errores, como los que apearon del concurso a Aaron Gordon y la creatividad fue limitada. El invento del drone fue un fracaso y nada tuvo que ver con la célebre clavada de Blake Griffin por encima de un auto en 2011 (por hablar de 'product placement').

El Juego de las Estrellas siempre será la fiesta de la NBA, sin embargo, a pesar de algunas de las marcas que se batieron, el de esta edición no pasará a la historia como uno de los inolvidables.

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