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Magic Johnson, riesgos y certezas de un legado

Cuando en abril de 2015 le pregunté a Mitch Kupchak si había alguna decisión que tomó en los últimos años de la que se hubiera arrepentido, su respuesta no me convenció. Era el día de cierre de temporada de Los Angeles Lakers y la sala del Toyota Sports Center estaba a reventar de periodistas. Aquella campaña insulsa acabó antes de tiempo para los estándares de la franquicia. Sería la segunda de cuatro seguidas en las que no clasificaron a playoffs y la que peor balance de victorias y derrotas registraron en su historia.

La respuesta de Kupchak fue teledirigida. Pensó que por mi acento español me iba a regalar un titular cuando dijo que se arrepentía de la salida de Pau Gasol el verano anterior. Aquello me pareció cínico y no me satisfizo lo más mínimo. ¿Que se arrepentía de haber dejado escapar a Pau Gasol en la agencia libre? De ninguna manera, de lo que se arrepintió fue de no haberle traspasado antes para lograr algo a cambio, un hecho que llevaban años intentando ante la oposición de Kobe Bryant.

Cuando formulé aquella pregunta, en mi cabeza había otros temas de mayor calado: el tiro por la culata de los fichajes de Dwight Howard y Steve Nash, la renovación ciega y estratosférica a un Kobe lesionado y cómo eso condicionó y retrasó la tan ansiada reconstrucción del equipo o el error en contratar a Mike D´Antoni.

Lo del coach fue determinante. Si hay un momento en que se produjo la primera fricción en la cúpula de los Lakers, ese fue la época en la que Jerry Buss estaba enfermo. En 2012, Mike Brown tenía las horas contadas después de un horrible comienzo de temporada (ya con Howard y Nash en acción) y las opciones que había sobre la mesa para sustituirle eran dos: Phil Jackson, quien venía de la mano de Jeanie Buss, y D´Antoni, la opción de Jim Buss y Kupchak. Fueron los dos últimos los que sedujeron al patriarca de los Buss tan solo dos meses antes de que falleciera. Las maneras no fueron las adecuadas después de que, primero convencieran a un Jackson que de primeras no quería volver a entrenar, y cuando lo hicieron, acabaron diciéndole que no le querían. A Jackson, un coach que le dio a los Lakers cinco campeonatos y una filosofía de juego única. A Jackson, quien en aquel entonces tenía una relación sentimental con Jeanie.

El vínculo laboral entre Jeanie y Jim comenzó con mal pie, y en ese instante cayó la primera gota en el vaso de una paciencia que este martes acabó por rebosar.

Jim y Kupchak se equivocaron muchas veces y en ninguna de ellas reconocieron sus errores. Todo lo contrario, siguieron metiendo la pata con decisiones que no sólo no beneficiaron a los suyos, sino que les perjudicaron. Earvin 'Magic' Johnson, consciente del descalabro, criticó sin complejos, sin tapujos y apuntando con el dedo siempre que hizo falta. Lo que no sabemos es si estaba tomando nota.

Como Presidente de Operaciones de Baloncesto las cosas no serán tan sencillas. Ya no basta con un tweet desde el sofá o desde el restaurante de moda de Los Ángeles. Ahora, las tomas de decisiones son miradas con lupa, con una lupa aguda como la que él tuvo. Una cosa es prometer campeonatos y otra lograrlos. El tiempo es oro en estos Lakers desahuciados que se quedarán sin playoffs por cuarto año consecutivo. Lo que hereda Magic de la gerencia anterior es una situación delicada. Es difícil ir a peor y desde luego su mera presencia sugiere renovación, brinda confianza y pasión por los Lakers. Quizás eso sea suficiente para atraer a agentes libres, para convencer de que la organización está preparada para regresar a lo más alto. Pero quizás no. Es momento de demostrar con acciones.

Su primera decisión fue la de desprenderse de Lou Williams, el jugador más codiciado y candidato a Mejor Sexto Hombre de la NBA, por Corey Brewer y una elección de primera ronda en el draft. Claramente, Magic está apostando por seguir construyendo el equipo con una base joven. Brewer no va cambiar el rumbo de los Lakers, sin embargo, asegurar una primera ronda es un buen activo, sobre todo porque perderían una elección en 2017 y otra en 2019 en caso de que no sean uno de los primeros tres equipos en elegir este año. Es la herencia de los fichajes de Nash y Howard.

La incorporación de Rob Pelinka como gerente general de la organización está siendo acogida con mucho entusiasmo. El que fuera agente de Kobe es un gran conocedor de la NBA, del nuevo convenio colectivo y de los jugadores del draft. Destaca por ser un magnífico negociante y por tener una de las agendas más llenas de contactos de la liga. La inspiración en el modelo de Golden State Warriors ilusiona con una contratación muy parecida a la de Rob Meyers, quien pasó de ser agente de jugadores a ideólogo de unos Warriors inolvidables.

El primer día en la oficina de Magic nos dejó varias imágenes. Por un lado, la insistencia de la presidenta, Jeanie, en que rompa con la imagen del pasado. No quiere a un Magic que cuente batallitas del 'Showtime', sino a uno que esté adaptado a los nuevos y bien diferentes tiempos. Y por otro, la sonrisa de oreja a oreja que mostró un Magic que afirmó haber cumplido un sueño. No hay duda de la adulación constante que Los Ángeles y el mundo de la NBA tiene por el máximo asistente de la historia de la franquicia y ganador de cinco anillos de campeón. Se le adora con melancolía y con condescendencia, se le quiere como leyenda y como jugador inmortal, pero cuidado, todo eso se olvida rápido cuando las cosas no salen a pedir de boca en un puesto de tanta responsabilidad como el que tiene.

Magic es el responsable de cambiar el rumbo de los Lakers. Por el bien de la franquicia y por el de su legado, más vale que ningún periodista le pregunte dentro de un tiempo por la decisión de la que más se arrepintió. Y más vale también que si eso sucede, no conteste a la pregunta con cinismo. Eso pondría de relieve a un Magic que no aprendió de los errores de sus predecesores.

Ahora toca trabajar, ser transparente, humilde y sacar provecho de lo que significa el nombre de Magic Johnson en el mundo del deporte. Si logra su objetivo de construir unos Lakers de campeonato, su figura se perpetuará todavía más.