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La última palabra sobre las Finales de la NBA

Kevin Durant se erige como el posible sucesor del reinado de LeBron James. Ronald Martinez/Getty Images

Minutos, horas, días (y PARTIDOS) antes de terminar las finales de la NBA al abrazar a su presunta némesis afectuosamente y susurrar cosas amables al oído, Kevin Durant ya ha hecho un muy necesario y profundo testimonio dirigido a LeBron James. Un drible tras otro, un lindo golpe tras otro, enceste de tres tras enceste de tres, los Warriors se convirtieron nuevamente en campeones. Durant se convirtió en campeón por primera vez, retando a James de forma legítima por la corona como el mejor jugador de baloncesto del mundo.

¡Finalmente!

Si bien las ideas que indican el fin de la era del Rey James pueden ser exageradas, es cierto que, al menos se encuentra usando un respirador artificial. Se aferra a la vida y se encuentra requiriendo supervisión constante. A pocos latidos de requerir la extremaunción.

Durant requirió 10 años, 10 temporadas y el movimiento más sospechoso para una superestrella de cualquier nivel a fin de llegar a este punto, pero ya eso no importa.

Durant es un campeón. Es Más Valioso de las Finales de la NBA. Luego de promediar 35.2 puntos, 8.4 rebotes y 5.4 asistencias, con 6 pies, 10 pulgadas de altura (2,08 m) y un rango de alcance de 7 pies y 6 pulgadas (2,28 m), destrezas de base y habilidades de francotirador, ha oficialmente consolidado su estatus como uno de los jugadores más grandes que haya visto este deporte.

Aún así, el poder realmente alcanzar a LeBron es un tema totalmente distinto.

Tres títulos obtenidos por LeBron contra uno de Durant (y ocho apariciones en las finales contra dos de Durant) pueden ser significativas ante los ojos de muchos, pero ese no es el único tema que deben discutir aquellos que desean mencionar a Durant en la misma oración junto a James.

James, quien recientemente promedió un triple-doble en las Finales de la NBA, aún merodea las canchas. Ha declarado con sus acciones que no va a retirarse en el corto plazo. No obstante, si por cualquier circunstancia deseara hacerlo, prácticamente ha hecho saber que Durant es el único individuo al cual el entregaría su trono sin problemas.

Tomen en cuenta que este es el mismo James que vistió un suéter con capucha junto a sus compañeros del Miami Heat para llamar la atención por el asesinato de Trayvon Martin; quien promovió las medidas relativas al sistema de salud durante la administración de Barack Obama conocidas como Obamacare; quien hizo campaña por Hillary Clinton cuando fue la candidata demócrata para la presidencia de Estados Unidos el año pasado; quien ha hablado sobre violencia en la comunidad negra; quien es un empresario exitoso que nunca ha dejado a sus chicos fuera de vista; y quien no ha mostrado interés en desaparecer de la escena.

Su apoyo por Durant no es un gesto pequeño.

Tampoco es coincidencia.

A juzgar por el hecho que James desdeñó la idea de una rivalidad con los Warriors por momentos durante el reinado por dos años de Stephen Curry como Más Valioso cuando fue James quien claramente hizo la distinción entre el Más Valioso de la Liga (Curry) y quien él creía era el "mejor jugador" de la NBA (el propio James), siempre fue notorio que el Rey James no quería ceder la corona a Curry.

Porque la corona que buscó, no era meramente como soberano del baloncesto.

Como un miembro del Salón de la Fama declaró específicamente durante las finales de la NBA: "LeBron y otros jugadores de esta liga nunca aceptarán a Curry como su mejor jugador. ¡Jamás! No solamente por el hecho que no lo consideran como un fenómeno atlético, o alguien mejor que ellos. Además, su rechazo se debe al hecho que no lo consideran como alguien que ha debido soportar las pruebas a las que ellos se han sometido".

"Estar en el ojo público. La negatividad. Nada de eso. Consideran que Curry es alguien que deseaban fuera aceptado por todos, no como alguien que debiste resignarte a aceptar debido a su grandeza. No es que no les guste Curry. No es su culpa. Pero, es que lo ven contemplado por la sociedad en general... Y algunos dicen: Es uno de ELLOS. Jamás dirían eso de Durant".

Traducción: Nadie escribe epítetos raciales en la puerta de la casa de Curry. Nadie estará hablando a sus espaldas sobre su familia, su "séquito", sus representantes, su historia familiar, ni lo presionarán a tener que adaptarse a una definición de lo que es aceptable... O tener que desempeñarse en el tabloncillo a un nivel tan surrealista que todo lo demás no importe.

Es una emoción verdadera. Y un verdadero dilema, también.

Llega Durant. El hijo del Distrito de Columbia, la región capital de los Estados Unidos. El hombre que "irrespetó" a Russell Westbrook. Quien rompió a golpe y porrazo la fluidez competitiva del mundo del baloncesto al acabar con una ventaja 3-1 de los Golden State Warriors la pasada campaña, para luego unírseles un mes después y ganar con ellos el título en la recién concluida temporada.

En los tres primeros partidos de las finales de la NBA, con un Curry con promedio de 28.7 puntos, 9.7 rebotes y 9 asistencias con 48% de porcentaje de tiros desde la zona de 3 puntos, no fue un accidente que todo el debate se centrara en Durant. No fue porque Durant tenía mejores números... Sino porque LeBron nos seguía recordando que Durant era "la diferencia", la única razón por la cual los Warriors estuvieron destinados a ganar otro título. No Curry.

James podía digerir el perder contra Durant, por más difícil que sea imaginarse eso. Eso lo pueden testificar aquellos que estuvieron dentro del vestidor de los Cavaliers después de la derrota.

"Estamos bien. Sobreviviremos", dijo un miembro de los Cavaliers. "Sabemos que se armaron bien. Debieron contratar al segundo mejor jugador del mundo para ganarnos esta vez".

James y Durant han entrenado juntos en el pasado. Eran amigos en aquél entonces; lo siguen siendo ahora. Desde los principios y enseñanzas que les fueron inculcadas a través de los años, la hermandad que comparten y mucho más, hasta los contratos multimillonarios con Nike y la asociación que ambos tienen con dicha marca, sus diferencias no superan las similitudes que comparten. Y LeBron, cuatro años mayor que K.D., sabe que eventualmente llegará la hora de colgar sus botines.

Cuando ese día llegue (si es que no ha llegado ya), el Rey James quiere que sepamos que le ha dado la batuta a alguien que se la merece. No un mero fenómeno de la naturaleza como lo es él, capaz de amasar 40 puntos cada vez que bien le plazca, sino alguien que aspira a la clase de grandeza que no sólamente te eleva a alturas trascendentes en el deporte, sino también eleva a nuestra sociedad junto con él.

Alguien que te obliga a contemplar su grandeza mientras se mira la grandeza de atletas más allá de su mera condición deportiva. Alguien que no tiene miedo de hablar, expresar sus ideas, expresar sus convicciones, con suficiente carácter y principio a fin de ganar apoyos y admiración a medida que avanza en su carrera.

LeBron ha hecho todo eso durante la fase final de su carrera. Tanto así, que incluso el gran Jim Brown le ha rendido homenaje. Esencialmente, tratarlo con el respeto que un Rey se merece: una figura icónica y consciente de su responsabilidad que pudo haberse codeado con gente de la talla de Brown durante los turbulentos años 60.

Para que alguien más reclame esa corona, necesitará ser más que un mero jugador de baloncesto: Se requerirá que sea un campeón no sólo en la cancha... También fuera del tabloncillo.

Después de todo, la cancha es apenas uno de los lugares en los cuales LeBron James ha creado un estándar. Uno de muchos.

Si Kevin Durant realmente quiere ser el Rey, necesitará hacer mucho más que ganar un par de anillos más.