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La debacle de Phil Jackson en Nueva York

Phil Jackson arribó a Nueva York el martes 18 de marzo del 2014 con el aura de un salvador que sanaría a todos los males de una franquicia que no ganaba un anillo desde 1973 como presidente del club. Tres años después, más precisamente el 28 de junio del 2017, el supuesto mesías se fue como Judas de unos New York Knicks que siguen sin ganar un título desde que él llegó. Es más, algunos de los aficionados más notables del conjunto neoyorquino trataron a su “decisión mutua” como un milagro divino.

HALLELUJAH.

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Ouch. Bueno, por lo menos no te recordaron que no clasificaste a los playoffs como presidente de los Knicks, algo que siempre lograste en tus 20 temporadas como entrenador…

O que prácticamente sextuplicaste tus ganancias financieras, pero perdiste mucho más en términos basquetbolíticos y en el tipo de prestigio que el dinero no puede comprar.

Este tipo de rencor generalizado de la prensa y afición neoyorquina (junto a la decepción del resto de la NBA ante la posibilidad de que los Knicks ya no sean tan malos) tiene una explicación basada en cinco de las peores debacles de Phil Jackson como dirigente.

No digo que hayan sido solo cinco, sino que hay tantas en los últimos tres años que no caben en una sola columna y solo nos queda repasar lo más…o menos…destacado de su breve gestión en la Gran Manzana.

1) El contrato a largo plazo a Carmelo Anthony en el 2014

Phil Jackson arrancó su primera temporada baja asegurándose que Carmelo Anthony, quien ya tenía 30 años, se quedaría por cinco años más y 124 millones de dólares con un sueldo más caro cada año y una cláusula incluida que le permitía vetar canjes al jugador estrella de los Knicks.

No importaba que Carmelo encajaba como cuadrado en el Triángulo, él era una estrella y Jackson no pudo seducir a LeBron James, Chris Bosh o Pau Gasol a que se unan al elenco en aquel entonces.

Tres años después, esa cláusula volvió para ser el karma de un Jackson tan cegado en su empecinamiento por librarse de él que no solo perdió la batalla de relaciones públicas con Carmelo, sino que también su puesto como consecuencia.

Ah, por cierto, en aquel 2014 Jackson también canjeó a un pilar en la zona pintada como Tyson Chandler a los Dallas Mavericks a cambio de la selección número 34 del draft (Cleanthony Early), José Calderón, Wayne Ellington, Samuel Dalembert y Shane Larkin. Luego llegaron Quincy Acy, Travis Outlaw y Jason Smith.

Ninguno de ellos forma parte del plantel actual.

2) La insistencia con el Triángulo

Jackson llegó a Nueva York justo para el comienzo de la revolución del “pace and space” comandada por los futuros campeones Golden State Warriors. En otras palabras, a partir de la temporada 2014-15 los triples y sus respectivos tiradores reinaban en la NBA.

Jackson se obstinó con un sistema que le permitió ganar 11 anillos como entrenador pero quedó estancado en el tiempo con una filosofía predecible y dictada por los dobles. Los Knicks pasaron de ser decimoquintos en porcentaje de triples encestados en la campaña 2014-15 a vigésimos en la siguiente y vigesimoprimeros en la más reciente.

La mediocridad los define tanto o más como el hecho de que el Triángulo. Jugadores robot sin espontaneidad que se hundieron con el barco de un capitán que nunca vio venir al iceberg de la innovación.

3) Nunca contrató al entrenador correcto

¿Qué hubiese sucedido si Steve Kerr aceptaba la oferta de Jackson en mayo del 2014 y no se marchaba a Golden State? Quién sabe, aunque él no hubiese aceptado ejecutar las instrucciones de su jefe al pie de la letra como si lo tuvieron que hacer Derek Fisher, Kurt Rambis y Jeff Hornacek.

Despedir a Mike Woodson en el 2014 no fue un error, es entendible que un nuevo ejecutivo quiera a un aliado propio de confianza bajo su tutela. Sin embargo, Jackson nunca lo encontró y así le fue con técnicos que lo resentían y hasta a veces se rebelaban sigilosamente empleando sus propias tácticas.

El caos y la rebelión interna eran simplemente cuestión de tiempo

4) Los contratos de Derrick Rose y Joakim Noah

Rose y Noah habían cumplido un ciclo en Chicago con los Bulls y llegaron a Nueva York en el 2016 del otro lado de su plenitud. Eso no pareció importarle a Phil Jackson, quien canjeó a Calderón, Robin Lopez y a Jerian Grant a cambio de Rose en junio y le otorgó un contrato por cuatro años y 72 millones de dólares a Noah en julio.

Rose promedió 18 puntos en sus 64 partidos esta temporada, pero a esta altura ya no es más que un buen relevo. Noah promedió 5.0 puntos y 8.8 puntos pero parecía un fantasma dentro de la duela antes de lesionarse en febrero y ser suspendido por 20 juegos en marzo de este año tras fallar un control antidoping.

Lopez resurgió en Chicago dominando la zona pintada, mientras que Grant elevó su porcentaje de triples encestados (del 22 al 36 por ciento) y a su efectividad general en tiros de campo mientras rebajó sus balones perdidos en su segundo año en la liga. A eso le llamo tener visión de talento a futuro.

5) La catástrofe de Porzingis

El mero hecho de que Phil Jackson haya considerado canjear a uno de los pilares de su franquicia a los 21 años de edad por el mero hecho de que él hirió tus sentimientos al dejarte plantado en las entrevistas de salida tras la temporada pasada es insólito.

Lo que Porzingis hizo no estuvo bien, pero que un veterano de 71 años haya intentado “enseñarle” una lección poniendo en riesgo al prestigio y la reputación de la franquicia nos dice todo lo que necesitábamos saber de Jackson en su puesto. Gran entrenador, pésimo ejecutivo. Y ya no hay nada que él pueda hacer al respecto para remediarlo.