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¡Eternamente gracias, Manu Ginóbili!

Hablar de Manu Ginóbili es hablar de superación. Y no hay competidor más severo, exigente y tajante que un obsesivo observándose a un espejo. Ginóbili ha sido todo para el básquetbol argentino. Fue sueño, ilusión, proyección, realidad, fantasía y concreción. Surrealismo puro proveniente de la ciudad del básquetbol; Bahía Blanca, esa urbe especial ubicada al sur de la Provincia de Buenos Aires que, con apenas un poco más de 400.000 habitantes en sus entrañas, alberga más de 21 clubes, todos con su propio estadio.

Como ocurrió otras veces, ese escenario fue una vez más el propicio para que el gen leyenda nazca, se desarrolle y prospere. Aunque esta vez nadie, absolutamente nadie, pudo anticipar lo que el Mundo Manu prometía. Pasó de vivir dentro del paisaje a modificarlo primero y a ser el propio paisaje después. Mucha gente decidió ver noche a noche a Ginóbili mucho antes de ver un partido de básquetbol. Ese enamoramiento no fue fugaz ni impreciso: su historia, su legado, su vigencia lo colocan como el jugador latinoamericano más grande de todos los tiempos.

A los 41 años, Ginóbili decidió que ya había sido suficiente. Andino, Estudiantes, Reggio Calabria, Kinder Bologna, San Antonio Spurs y la Selección Argentina, siendo estas últimas dos camisetas, por vigencia, por respeto y por trayectoria, dos marcas a fuego grabadas en el pecho. Tras meditar con rigurosidad su decisión -y extenderla algo más de un mes de lo previsto- Manu jugador le dio lugar, definitivamente, a Manu leyenda. El Salón de la Fama será, en poco tiempo, su nueva casa dentro del básquetbol NBA.

Y el número 5 albiceleste, y el 20 negro y plata, quedarán para siempre en la retina de cualquier seguidor de turno del básquetbol, a lo largo y ancho de la tierra.

UNA CARRERA MARAVILLOSA

El escolta bahiense ganó cuatro campeonatos de NBA y una medalla olímpica (Atenas 2004) y es uno de ocho jugadores en total en la mejor liga del mundo en conseguirlo (Bill Russell, 11 títulos, una medalla olímpica, K.C Jones, ocho títulos, una medalla olímpica, Michael Jordan, seis títulos, dos medallas olímpicas, Scottie Pippen, seis titulos, dos medallas olímpicas, Kobe Bryant, cinco títulos, dos medallas olímpicas, Magic Johnson, cinco títulos, una medalla olímpica, Shaquille O'Neal, cuatro títulos, una medalla olímpica). Como verán, es el único talento no nacido en territorio estadounidense en alcanzar esta meta. Esto es reescribir libretos con una pelota de básquetbol, redibujar límites, expandir horizontes imaginarios y reales también.

Cuando Manu era chico, los jugadores llegaban a su ciudad en forma de pósters o en VHS gastados de tanto uso. El Dream Team de 1992 en Barcelona le mostró al mundo su superioridad y diferencia. Es por eso que luce tan escandaloso lo que ha logrado Ginóbili sólo algunos años después: no sólo con su selección fue el primero en destronar a un equipo de figuras NBA diez años después del Dream Team (Indianápolis 2002) y de repetir la proeza dos años después en Atenas 2004, sino que tras 15 temporadas en la NBA, Manu figura quinto en porcentaje de victorias en la historia de San Antonio Spurs, sólo por detrás de Tim Duncan, David Robinson, Tony Parker y George 'Iceman' Gervin.

Sigamos un poco más en este recorrido: Ginóbili fue MVP de Atenas 2004 y ese oro olímpico fue el primero que consiguió un país que no fuera Estados Unidos desde Seúl 1988. Nos encontramos en 2017 y ningún otro país pudo volver a destronar a las figuras NBA en los Juegos posteriores. No fue sólo Manu, pero todos sabemos que el número 5 fue la certificación de calidad inexpugnable de una generación inmortal.

Consultamos al departamento de estadísticas de ESPN y ellos nos informaron que desde que Ginóbili llegó a la NBA en 2002-03, la franquicia ha tenido la mayor cantidad de triunfos (871), con más de 100 victorias encima su inmediato competidor en ese espacio de tiempo. A saber: Mavericks 761. No sólo eso: si unimos a Timberwolves, Bobcats y Hornets combinados sólo están ocho triunfos encima de San Antonio (879).

Vivimos en un mundo de memoria frágil. Todo es efímero y pasa a la velocidad de la luz, es por eso que, quien se haya detenido en estas lineas de texto, merece conocer algunos números para inmortalizar a Manu de una vez y para siempre. En San Antonio Spurs jugó 1057 partidos (3º en toda la historia), anotó 14.043 puntos (5º), entregó 4.001 asistencias (4º), robó 1.392 pelotas (1º) y anotó 1.495 triples (1º). Con estos números, a Manu no le deberían dar un espacio en el Salón de la Fama: deberían darle una habitación completa.

Hablar de Manu es también hablar de equipo. Un jugador que, pese a ser una estrella NBA, aceptó saltar del banco y fue el ejemplo cabal de una máxima de este deporte: no importa quien inicia los juegos, importa quien los termina. Pero no se puede analizar a Gino si no se lo acompaña de Parker y Duncan. La receta fue perfecta cuando los tres ingredientes estuvieron abrazados uno con otro. Ese Big Three registró 126 triunfos de playoffs en conjunto, el máximo en comparación a otros tríos fantásticos de la historia: Magic Johnson/Michael Cooper/Kareem Abdul-Jabbar (110), James Worthy/Byron Scott/Magic Johnson (93), Robert Parish/Kevin McHale/Larry Bird (92), y el máximo en triunfos en serie regular (575); Robert Parish/Kevin McHale/Larry Bird (540) y Magic Johnson/Michael Cooper/Kareem Abdul-Jabbar (490).

Manu ha sido motor de los jugadores extranjeros en la NBA y una motivación extra de que grandes cosas son posibles no importa el lugar donde uno nazca. Entró por una ventana y abrió un portón kilométrico para compatriotas y talentos de otras tierras. Entre los jugadores internacionales, el escolta argentino figura 11º en porcentaje de victorias en toda la historia (104.2), es 2º en robos y 4º en triples anotados. Sólo Dominique Wilkins y Hakeem Olajuwon tienen más robos que Manu, quien figura 14º en partidos y 12º en puntos convertidos.

También retirado de la Selección Argentina, con una inolvidable y emotiva experiencia en los pasados Juegos Olímpicos de Río 2016, Ginóbili dejó la actividad internacional siendo 6º en cantidad de puntos convertidos en la historia de los Juegos (523 en 29 partidos, el máximo para un jugador argentino). Además, en Italia, Manu fue sólo uno de cinco jugadores en ser nombrado MVP de la Lega Basket dos veces: 2001 y 2002 y el segundo en conseguirlo en años consecutivos.

En Argentina aún se discute el lugar que ocupa Manu entre los mejores deportistas de la historia del país. Algunos lo ubican en el Top 5, otros entre los tres mejores y hay quienes piensan que es el más importante de la historia, por vigencia y por transformar un deporte que hasta su arribo a los primeros planos no era lo que terminó siendo.

Lo cierto es que fue sólo uno de cuatro deportistas en conseguir el Olimpia de Oro (premio por excelencia en el país al mejor deportista entre 41 disciplinas) en años consecutivos (2003 y 2004) acompañando al tenista Guillermo Vilas (1974-75), al boxeador Santos Laciar (1982-84) y a la tenista Gabriela Sabatini (1987-88).

Ginóbili, sumergido ya de lleno en la galería de las leyendas, sigue su camino hacia la eternidad.

Es momento de decir adiós al mejor basquetbolista nacido en estas tierras.

Gracias Manu, ayer, hoy, y siempre.