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Ian Begley | Escritor de ESPN 6y

Melo encontró la serenidad durante un verano lleno de drama

En el Lado Oeste de Manhattan, a menos de una milla de “la Arena más famosa del mundo”, Carmelo Anthony encontró su lugar de escape veraniego.

Se trata de una cancha de baloncesto en un gimnasio en la Calle 42, a cientos de metros del Río Hudson. La cancha está alejada de los ojos curiosos del público, en un piso inferior de un gimnasio Lifetime Athletic, al lado del Sky Building, uno de los rascacielos más exclusivos del vecindario.

Hay espacio para varias docenas de espectadores, contrario a los miles de personas frente a las cuales Melo jugó en el Madison Square Garden durante más de seis temporadas.

No hay aficionados de los New York Knicks gritando a Anthony durante sus entrenamientos diarios de la forma en la cual lo hacían durante derrota tras derrota a finales de su estadía con los Knicks. Este era un lugar en el cual Anthony se podía alejar de todo.

Cero dramas, sólo baloncesto.

El alero de los Knicks Lance Thomas entrenaba en el mismo gimnasio que Anthony durante la temporada baja. Inicia sus entrenamientos de verano pocas semanas después del último partido de los Knicks, mucho antes que sus colegas en la NBA; por lo cual estaba sorprendido de ver a Anthony metido en el gimnasio a principios de mayo.

“Cuando vi a Carmelo, le dije: ‘¿Qué estás haciendo aquí?’”, recuerda Thomas.

“Aquí es dónde necesito estar”, dijo Anthony, semanas después de haber concluido una de las temporadas más retadoras de su carrera en la NBA. “Este es mi sitio feliz”.

Anthony, quien regresa al Madison Square Garden en la noche de este sábado por primera vez desde su cambio de los Knicks al Oklahoma City Thunder, pasaba cinco horas al día en el gimnasio haciendo entrenamientos individuales, levantando pesas y jugando partidas improvisadas de baloncesto.

Mientras Anthony estaba pasando el rato en el gimnasio, sus representantes y la gerencia de los Knicks intentaban conseguir la forma de negociarlo y llevarlo lejos de Nueva York. Hubo un acuerdo para rescindir el contrato que fue vetado por el propietario de los Knicks James Dolan. Se produjeron conversaciones de cambio con los Houston Rockets que se acercaron mucho a hacerse realidad. Hubo discusiones entre los Knicks y otros equipos, incluyendo los Portland Trail Blazers.

No obstante, nada llegó a concretarse durante el verano. Allí estaba Anthony, con sudadera de capota, bloqueando el ruido a su alrededor mientras su carrera con los Knicks se acercaba al final.

“Me encerraba en lo que tengo que hacer, me concentraba en el gimnasio y en enfocarme en mi cuerpo”, afirmó Anthony durante el campamento de entrenamiento este otoño. “Porque no sabía que iba a ocurrir. Pasaban tantas cosas a mi alrededor que sólo deseaba conseguir una manera de concentrarme”.

Obviamente, invitó a varios de sus amigos para jugar partidas improvisadas.

LeBron James, Kevin Durant, Chris Paul.

Russell Westbrook, James Harden, CJ McCollum.

D'Angelo Russell, Devin Booker, Victor Oladipo y muchos más.

“Había mucha artillería junta en ese gimnasio”, dice Dahntay Jones, asistente regular al Lifetime Fitness durante el verano. “Era similar a jugar con tus amigos, sólo ocurre que esos amigos juegan en la NBA”.

En un día cualquiera, podían juntarse cerca de $200 millones en salarios para la temporada 2016-17 en esa cancha. Y como era de esperarse, la atmósfera era algo más intensa que en una partida 5-5 promedio en la calle.

“Todos traían sus egos a la cancha y se insultaban”, recuerda el base JR Smith, quien jugaba con los Knicks y ahora milita con los Cleveland Cavaliers. “Hablábamos de quién tenía anillos y quién no, quien era All-Star y cosas así, era divertido”.

Varios videos de esas partidas se hicieron virales y se convirtieron en comidilla para aquellos que especulaban con respecto a cuál sería el próximo destino de Anthony. McCollum utilizó la oportunidad en par de ocasiones para intentar convencer a Anthony de jugar con Portland.

“Básicamente era un Juego de Estrellas”, dijo Enes Kanter, quien fue negociado y cambiado a los Knicks como parte de la operación que involucró a Anthony.

Chris Brickley, entrenador de Anthony, organizó los partidos, que llegaban a 11 puntos con cestas de 1 y 2 puntos. Los mejores en la NB dominaban.

“LeBron, Kevin Durant, eran asombrosos”, dice Smith. “Russell Westbrook llegaba y destruía todo, rayaba en lo ridículo… D’Angelo jugaba muy bien. Devin Booker también”.

Y, ¿qué tal le iba al anfitrión?

“Melo es Melo, especialmente en partidas improvisadas. No le puedes marcar. Cerca del aro, triples, lo hace todo”, dice Donovan Mitchell, novato del Utah Jazz que denominaba a esos partidos como sus momentos de “Bienvenida a la NBA”.

“Sonreía todo el tiempo. Pensaba: ‘Vaya, realmente estoy haciendo esto’”.

Durante esos partidos, no se mencionaba el drama que ocurría en la temporada baja. Por el contrario, abundaban chistes sobre el fenómeno del “Melo en suéter con capota” y los videos virales de Anthony. El grupo, generalmente, mantenía el ambiente ligero.

“Hacía chistes, decía palabrotas cuando le hacían rebotes, sonreía… Simplemente se divertia”, dice Mitchell.

Durant afirma: “Melo hizo una gran labor de quitarse toda la porquería de encima, jugando baloncesto durante todo el verano”.

Anthony ciertamente tenía muchas cosas de las cuales deslastrarse. Lidiaba con asuntos personales fuera de la cancha y dentro de ella vivía con la incertidumbre, luego que el entonces presidente de los Knicks Phil Jackson proclamara al mundo entero a voz en cuello que prefería canjear a Anthony. Personas cercanas a Anthony afirman que las partidas improvisadas y los entrenamientos veraniegos eran una forma en la cual Anthony podía tener cierto sentido de normalidad en un momento muy difícil.

“Era bonito ver cómo lo hacía y percibir cómo bloqueaba al mundo exterior porque no es nada fácil”, dice Mitchell. “Muchos pueden asumirlo de una forma u otra, cuando tienes a todo el mundo diciendo ciertas cosas sobre ti”.

Sin embargo, el inminente cambio era, de cierta forma, un tema ineludible.

“(Anthony) estaba consciente que terminaría en una mejor situación”, expresó Harden. Paul agregó: “Yo realmente esperaba que lo cambiaran, para que tuviera paz metal. Y así pudiera ser feliz”.

Anthony les expresó a sus amigos que no tenía en sus planes regresar a Nueva York. Un agente libre durante el verano pasado que jugó en las partidas improvisadas de Anthony, conversó con este respecto a dónde podría firmar y Anthony le recomendó que no lo hiciera con los Knicks, por lo cual se podía inferir que Anthony estaba claro que partiría de Nueva York.

“Tenía la certeza durante todo el verano que algo iba a ocurrir”, dice uno de los amigos d Anthony. Melo, como ya se sabe, no fue negociado sino poco antes de arrancar el campamento de entrenamiento en una negociación sorpresiva que lo despachó a Oklahoma City.

Anthony, Westbrook, Paul George y el Thunder llegarán al Garden este sábado con un decepcionante record de 13-14. Anthony parece tener dificultades en conseguir su rol, con los promedios más bajos de su carrera en puntos (17.7) y minutos (32.9) por partido. Se enfrentará a unos Knicks que se han ajustado bien a la era post-Carmelo.

Nueva York tiene registro de 14-13, liderados por el gigante Kristaps Porzingis, en su tercer año en la NBA. En la mayoría de las noches, los Knicks comparten el balón bastante bien en lo ofensivo y hacen un esfuerzo honesto en cuanto a la defensiva. Ese estilo de juego (y los resultados de principios de la campaña) han hecho que algunos concluyan que Anthony estaba provocando que Porzingis y los Knicks se contuvieran de jugar de esta forma.

Porzingis muestra amplio desacuerdo con esta teoría.

“Para nada”, responde el joven de 22 años a dicha tesis. “Intentaba hacer todo lo correcto a fin de ganar, sólo que las cosas no resultaban. No tenía las piezas correctas a su alrededor para que así ocurriese”.

“Estoy agradecido que pude contar con un jugador así en mi equipo, del cual pude aprender. No sólo cosas dentro de la cancha, sino muchísimo fuera de ella. No puedo decir nada malo con respecto a Melo”.

Thomas agregó: “Si eso ocurrió, pues nos contuvimos un poco porque no logramos todo lo que debimos conseguir en lo interno… (Anthony) juega un gran baloncesto, y los rivales juegan para neutralizarle. Quizás se debió a que dependimos de él para que hiciera mucho más para nosotros, eran cosas del equipo. En caso de dudas, le dábamos el balón a Melo”.

Los Knicks con la presencia de Anthony nunca alcanzaron las alturas esperadas desde su llegada en 2011. El grado de responsabilidad que tiene por dichos fracasos depende a quién se le pregunte. ¿Acaso la gerencia de los Knicks falló y no le rodeó de talento suficiente, o fue que Anthony no contribuyó en elevar el nivel de sus compañeros?

Ese debate surgirá nuevamente cuando Anthony pise el tabloncillo del Madison Square Garden este sábado. No obstante, tiene temas más importantes en este momento: Anthony y el Thunder están desempeñándose muy por debajo de lo esperado, sin conseguir la cohesión necesaria después de 30 partidos jugados. Si bien ha podido salir de Nueva York, Anthony sigue, en cierta forma, rodeado por mucho drama.

A pesar de ello, si desea escapar por unos minutos durante este fin de semana, Anthony sabe bien dónde conseguir su “sitio feliz”.

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