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Kevin Pelton | ESPN.com 6y

¿Cómo la lesión de cambia el futuro de los Knicks?

¿Cuán duro fue el golpe al futuro de Kristaps Porzingis cuando sufrió una rotura en su ligamento cruzado anterior el martes?

Esta lesión, la cual ocurrió cuando Porzingis cayó sobre el tobillo de Giannis Antetokounmpo tras haber hecho una clavada, se vio mal desde el principio. Poco después, los New York Knicks dieron la devastadora noticia: Una resonancia magnética confirmó la fractura del ligamento cruzado anterior. Sin lugar a duda, su temporada ha terminado.

Ahora, hay que concentrarse en la recuperación de Porzingis de su lesión y su futuro a largo plazo. ¿Qué podemos esperar, y cómo afecta esto a la reconstrucción que actualmente se desarrolla en Nueva York?

Consecuencias del tiempo perdido durante la próxima temporada

Aparte de quedar ausente por el resto de la presente campaña, probablemente Porzingis deberá extender su rehabilitación hasta bien entrada la temporada 2018-19. Un par de jugadores que sufrieron desgarres en sus ligamentos cruzados anteriores son buenos ejemplos para el análisis. El base de los Chicago Bulls Zach LaVine, quien se desgarró el ligamento cruzado anterior jugando para los Minnesota Timberwolves el 3 de febrero de 2017, regresó a la cancha el mes pasado, específicamente el 13 de enero, faltando tres semanas para cumplir el año de su lesión. Mientras tanto, el alero de los Milwaukee Bucks Jabari Parker hizo aparición en su primer partido de la zafra el viernes, 51 semanas tras su fractura del ligamento cruzado anterior, producido el 8 de febrero.

Dada la importancia de Porzingis para el futuro de Nueva York, la organización querrá ser cauta con su desarrollo y asegurarse que esté al 100 por ciento antes de jugar nuevamente, similar a la manera en la cual los Bulls y Knicks manejaron a sus jóvenes jugadores. Si bien un regreso más pronto es ciertamente posible (y solía ser lo común en tiempos de antaño), no aspiraría ver a Porzingis de nuevo en la acción de la NBA por lo menos hasta enero de 2019.

Ese cronograma ciertamente afecta la manera en la cual los Knicks manejarán la fecha límite de cambios de esta semana y la próxima temporada baja. Jugar media temporada sin Porzingis dificultaría que Nueva York pueda competir por un puesto en los playoffs en 2018-19, lo cual podría causar que la organización se enfoque en la temporada siguiente, o sea, dos campañas luego de la actual.

De hecho, ya los Knicks parecían tener la disposición de crear espacio dentro del tope salarial para el verano de 2019, cuando expirará el contrato de Enes Kanter (Kanter tiene una opción ejercible para el jugador para 2018-19, la cual es muy probable que utilice) y el salario de Lance Thomas por $7.6 millones no está garantizado. Para 2019, Joakim Noah estará entrando en la última temporada de su contrato exorbitante, el cual debería ser más sencillo de cambiar en ese momento. De forma alterna, Nueva York podría rescindir a Noah y así disponer de su salario remanente, reduciendo su impacto dentro del tope salarial de $19.3 millones a $6.4 millones.

Otra forma en la cual los Knicks podrían crear espacio dentro del tope salarial en 2019 sería negociar al alero Courtney Lee por un jugador a quien le queden dos años dentro de su contrato. Previamente, he sugerido que Lee es un buen candidato para vender mientras su acción esté al alza, porque está convirtiendo un 42 por ciento de sus triples. Si Nueva York no va a ser un equipo ganador durante la próxima temporada, les da mayores motivos para negociar a Lee, ya que se hará menos deseable para otros equipos a medida que se incrementen su edad y salario.

La otra pregunta que enfrentan los Knicks es qué deberán hacer con el propio Porzingis, ya que es elegible para una extensión contractual este otoño. Si bien ni LaVine ni Parker acordaron extensiones con sus equipos mientras estaban en proceso de rehabilitación, el desempeño superior de Porzingis y su rol como rostro de la franquicia sugiere que probablemente reciba una extensión máxima por parte de Nueva York.

Desafortunadamente, la lesión de Porzingis le dificultará y probablemente imposibilitará hacer el equipo All-NBA (o ganar el premio a Jugador Defensivo del Año) la próxima temporada y lo cualificará para arrancar su extensión al 30 por ciento del tope salarial en vez del usual 25 por ciento para los jugadores con su nivel de experiencia.

Impacto a largo plazo de las lesiones del ligamento cruzado anterior en el desempeño de un jugador

La mayor interrogante que nos rodea, más allá de la fecha de regreso de Porzingis, es cuán bien podrá jugar una vez vuelva a la cancha. Es un hecho bien documentado que los jugadores tienen peor desempeño durante la primera temporada tras sufrir lesiones del ligamento cruzado anterior, atribuible, en gran medida al óxido en su habilidad para encestar, y el cual deben sacudirse inmediatamente tras su regreso. Un hecho no tan bien investigado es el impacto a largo plazo de las fracturas del ligamento cruzado anterior en el desempeño de los jugadores.

Luego de la lesión de LaVine, le eché un vistazo al desarrollo de otros jugadores con 21 años que habían sufrido fracturas en su ligamento cruzado anterior y encontré un declive modesto, incluso luego de dos y tres años tras sus lesiones, comparado con la proyección de sus desempeños.

Como Porzingis ya tiene 22 años, expandiremos el muestreo para incluir a jugadores con edades comprendidas entre 21 y 23 años al momento de sufrir su lesión en el ligamento cruzado anterior. Tal como lo hice anteriormente, comparé sus triunfos sobre jugador de reemplazo proyectados (WARP, por sus siglas en inglés) durante las tres temporadas siguientes, basándome en mis proyecciones SCHOENE, comparadas con su desempeño real. Los resultados no son alentadores.

De los nueve jugadores con mejor proyección sobre su reemplazo durante los próximos tres años, sólo uno de ellos (Jamal Crawford) igualó o superó su proyección. La mayoría se quedó corta de manera sustancial, destacándose el ex compañero de Porzingis en los Knicks Derrick Rose, cuyo declive tras su fractura del ligamento cruzado anterior le convierte en ejemplo del peor escenario posible.

Revisando el desempeño comparado con las proyecciones en una base anual nos muestra, una vez más que, si bien la primera temporada tras la lesión es la peor, los jugadores continúan sufriendo mermas en su actuación a partir de ese punto.

La afamada habilidad de Porzingis para encestar a largas distancias es una razón para aspirar que él pueda revertir esta tendencia. La mayoría de los jugadores que han confrontado dificultades tras sus fracturas en el ligamento cruzado anterior han sido pobres encestadores de triples, como es el caso de Rose y Ricky Rubio. Los mejores encestadores de la lista, más notablemente Crawford y el espigado Al Harrington, tendían a mostrar mucho mejor desempeño que el resto. Tanto Crawford como Harrington disfrutaron de carreras largas y productivas, como ha sido el caso de Nene Hilario.

El otro punto alentador para Porzingis y su desempeño futuro es que cuenta con suficiente espacio para quedar por debajo de sus proyecciones y seguir siendo un jugador valioso. Basándonos en su actuación en un tiempo poco mayor a sus dos temporadas más recientes, la métrica SCHOENE proyecta que Porzingis tendrá una cifra cercana a un WARP de 30 durante las próximas tres campañas, más que nadie dentro del grupo de jugadores comparables, con la excepción de Rose.

A pesar de todo, la lesión de Porzingis en su ligamento cruzado anterior va a impactar la manera en la cual juega al baloncesto y lo efectivo que pueda ser. Es posible que se produzca una pérdida en su movilidad lateral (además de la oportunidad que le da la rehabilitación de aumentar su musculatura en un delgado cuerpo) y acelere el paso de Porzingis de la posición de alero a jugar, en mayor medida, como ala-pívot.

Esperemos que esta última sea la mayor consecuencia que veamos tras la lesión de Porzingis.

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