NBA Selecciones
Zach Lowe | Escritor Senior de ESPN 6y

Diez cosas atractivas y desagradables, incluyendo la escapada de Houston

Vamos con nuestro repaso de 10 cosas en el mundo de la NBA:

1. El final de los Pistons

Hay que reconocer que nadie dentro de los Detroit Pistons ha tratado de disimular su actual caída libre como algo que veían venir: el resultado predecible de un mega cambio que deshizo su rotación de aleros. Buscaron a Blake Griffin para clasificar a los playoffs. Ahora sus probabilidades son prácticamente cero.

Detroit tiene marca de 6-10 desde la adquisición de Griffin, y cada uno de esos triunfos (incluyendo en los primeros cuatro encuentros en los cuales intervino Griffin) se produjeron en casa contra equipos en la segunda jornada de noches consecutivas.

Los Pistons están dejando pasar triples a la defensiva al nivel de una hemorragia y están ubicados en el puesto 24 en puntos anotados por posesión desde la negociación. Cinco de los seis equipos que anotan con promedios peores están intentando perder. Su alineación titular mayormente utilizada, actualmente en pausa, incluye a un encestador de 3 puntos (Reggie Bullock) y Detroit le tiene fallando una cesta larga de dos puntos tras otra en situaciones que fueron agotadas el año pasado por Kentavious Caldwell-Pope.

Detroit podría argumentar que tomar a Griffin no les costó mucho, ya que le habrían pagado a Tobias Harris una fuerte suma de dinero como agente libre el próximo verano. Puro cuento. Harris no ganará tanto como Griffin y es tres años menor. El haber sacrificado a un puesto de selección de lotería (la evidencia definitiva que Detroit esperaba ir por los playoffs) es un golpe bajo, especialmente tras haber utilizado sus dos puestos de selección anteriores con Stanley Johnson y Luke Kennard. (No está claro lo que ambos podrán llegar a ser como jugadores. Soy gran creyente de Johnson, más que la mayoría, pero es claro que Detroit no logró conseguir el máximo rendimiento en ambas apuestas).

Griffin y Andre Drummond pueden (de alguna manera) encajar, sólo que no pasará con el talento que los rodea. Una mala noticia: Detroit está en el infierno del tope salarial hasta 2019-20, sin contar de manera realista con medios de reforzar ese talento que los rodea. Los Pistons ejecutaron buenos cambios con Reggie Jackson y Harris, pero deshicieron su buen trabajo al pagar a jugadores de reparto en exceso con la creencia derrotista que nadie escogería a Detroit de otra manera. (Esa misma lógica los obligó a exceder el valor del mercado con Griffin, un buen jugador con un contrato gigantesco que tiene demasiados riesgos negativos comparado con lo que pagó Detroit).

Un movimiento más que podrían hacer, distinto a separarse de Stan Van Gundy: cambiar a Drummond mientras su valor sigue siendo algo neutral y concentrarse nuevamente alrededor de Griffin. Detroit tiene un fascinante verano por venir.

2. Victor Oladipo en modo de ataque

Cada jugador tiene una postura distinta a la hora de hacer sprint. Oladipo se transforma en una persona distinta:

Oladipo remonta hacia el aro con una furia digna de Russell Westbrook, pero su cabeza y hombros saltan de una forma propia. Es casi hipnótico.

Ha sido divertido escuchar a todos tratando de explicar cómo los Indiana Pacers están a nueve juegos por debajo de .500. Su defensiva es mediocre. No cuentan con profundidad. Aparte de Oladipo, solo Domantas Sabonis ha superado las expectativas de manera impresionante. (Darren Collison estaba en medio de una temporada espléndida antes de someterse a una cirugía en la rodilla, pero sus números sólo son ligeramente más altos comparados a los obtenidos durante el último par de temporadas).

Aquí viene la navaja de Ockham: Oladipo no está teniendo una temporada meramente aceptable. Ha sido una súper estrella. Eso es todo. Los Pacers superan a sus oponentes por aproximadamente siete puntos por cada 100 posesiones con Oladipo en la cancha. Ese número se hunde de forma proporcionalmente inversa cuando está en la banca. Los Pacers tienen marca de 0-6 sin Oladipo y de 37-22 (a ritmo de conseguir 51 triunfos) cuando está disponible.

Al margen: La batalla por los seis puestos de base All-NBA se ha convertido en un baño de sangre. Es posible que Oladipo y los Raptors queden fuera.

3. La matemática de Houston en acción

La base matemática de los Houston Rockets es obvia: 3 > 2. La verdadera diversión consiste en verlos aprovechar esa fórmula posesión tras posesión:

Los Rockets logran armar esta secuencia de eventos en más ocasiones que cualquier otro equipo. No se preocupan por Aron Baynes cerca del poste. Saben que sus lanzamientos algo descolocados terminarán acertando en el 45 por ciento de las ocasiones. Todos podemos sacar cuentas.

También saben que, si Baynes termina fallando, han cambiado los enfrentamientos, dificultándole así a Boston el poder rastrear a los encestadores de Houston en transición. La pizarra en esos 12 segundos es de 0-0. La pizarra esperada favorece a Houston. Repetir la misma fórmula 12 veces y los Rockets tienen una ventaja real.

Incluso, la arriesgarán contra jugadores con técnica perfeccionada cerca del poste:

Houston envía a Gordon ayuda más urgente contra Al Horford. Eso debería producir un pase más fácil, pero Boston cuenta con Marcus Smart y Baynes llenando la pintura. los Rockets abordan la zona sin consecuencia.

Las matemáticas inherentes son algo más complicadas que dos contra tres. El hacer cambios contra jugadores sumamente poderosos representa una carga física que pasa factura. Coloca a Houston en desventaja sobre el cristal, y los equipos anotan sumamente bien luego de los rebotes ofensivos.

Houston ha analizado estos números. Sólo los Mavericks han enfrentado más jugadas cerca del poste esta temporada, según la data de Second Spectrum, y los Rockets ha defendido todos esos ataques de buena forma, sin importar como se les mire.

Esto conlleva riesgos. Durante 45 minutos en cada partido, tiene sentido. La hora de crisis es algo totalmente diferente. En esos frágiles minutos finales, el partido no depende de pequeñas ventajas que se van sumando con el tiempo; simplemente, no queda tiempo. A veces, tú (o tu oponente) sólo necesitan de uno o dos puntos. (Daryl Morey ha reconocido esto a menudo).

Será fascinante ver cómo Houston juega a ambos lados de la cancha en esos momentos de los playoffs llenos de presión.

4. Josh Richardson en el retrovisor

Repitan conmigo: Richardson es el mejor jugador del Miami Heat. Es una amenaza con el balón o sin él. Richardson cuenta con una versatilidad imprescindible para un equipo sin estrellas que compensa la carencia de un jugador cotizado al convertir a todo su quinteto en amenazas electrizantes.

Es un terror a la defensiva, lo suficientemente rápido para perseguir a los bases y con suficiente rango para empujar a los alas de mayor tamaño, e incluso a algunos aleros bajos cuando Miami decide ir con un esquema sumamente reducido. (En estos momentos, lo hacen muy poco ya que casi todos sus miembros - la vibración en la Isla Waiters está muy discreta por estos días - se encuentran plenamente sanos. Erik Spoelstra debe enfrentarse a unas opciones de rotación muy espinosas).

Richardson se encuentra entre los mejores custodiando a los jugadores que manejan el balón en las cortinas, detrás de ellos, y golpeando el balón:

Los entrenadores llaman eso un reto de retrovisor. En su apogeo con Indiana, George Hill era quizás el mejor retador de retrovisor entre los bases. Richardson es más largo, más feroz y elástico. Se asemeja al villano de una película de horror: incluso, si no puedes verle, escuchas sus pasos y sientes su presencia.

Richardson ha tapado 59 disparos, con promedio de uno por partido, un número importante para un hombre con estatura de 6 pies, 6 pulgadas. Entre los jugadores con estatura menor a 6 pies, 7 pulgadas, solamente Draymond Green ha bloqueado mayor cantidad de tiros.

5. Damian Lillard en control

En ocasiones uno sabe que un jugador ha hecho un salto menor incluso si los números no lo muestran. Estadísticamente hablando, Lillard es el mismo jugador que fue durante la pasada temporada. Pero algo es diferente. Ha logrado dominar cada destreza dentro de otras destrezas a la ofensiva y él lo sabe.

Su triple en salto siempre ha estado allí. Lillard ha aprenddo a cambiar ritmo y dirección, con o sin el balón, probando a los defensores hasta que terminan cediendo. La paciencia y el buen oficio han transformado el drible con cierta duda de Lillard a la izquierda en una de sus armas más letales. Ha visto cada defensiva, sabe dónde y cuándo estarán los cuerpos. Ese conocimiento se traslada a una mayor cantidad de pases que sabe lanzar antes, por delante de defensores rotatorios, contra mayores diagonales retadoras.

Cuando lo puedes hacer todo (y cuando tú estás consciente que lo puedes hacer todo), te libera de las preocupaciones con respecto a los esquemas defensivos. Puedes arrancar con cualquier movimiento que prefieras, confiado de que tienes una forma de contrarrestar alguna respuesta.

Lillard está jugando con una calma fría y manipuladora. Stephen Curry ha mostrado una evolución similar esta temporada. Realmente no se muestra en los números, más allá de lo que quizás sea cierto incremento en los intentos de tiros libres de Curry. Aunque, desde el principio, se podía percibir que tenía bien dominado su juego.

Lillard también se encuentra a ese nivel. Desde su regreso a tiempo completo, producido el 10 de enero, tiene promedio de 29 puntos por partido y 48 por ciento de encestes, además de 40 por ciento desde la larga distancia. Tiene 17-35 en los últimos tres minutos cuando el margen de diferencia en la pizarra no es mayor a tres puntos, quinto mejor porcentaje entre 40 hombres que han intentado al menos 20 cestas similares, según NBA.com. (Le superan LeBron James, Giannis Antetokounmpo, Eric Bledsoe y Josh Richardson). Lo que le hizo a los Lakers en el cuarto periodo del cotejo del lunes debería ser ilegal. El chico encestó un triple desde la "S" del logo de los Lakers a media cancha.

A partir del 10 de enero, los Portland Trail Blazers han anotado 1.33 puntos por posesión en cualquier momento que Lillard comanda la jugada, la segunda cifra más alta entre 113 jugadores que han registrado por lo menos 100 manejos en dicho periodo, según Second Spectrum a través de NBA Advanced Stats (Kevin Durant es el número 1).

Su defensiva no es mediocre. Su posición y esfuerzos son sólidos. Lucha en el poste contra enfrentamientos desiguales. Lillard nunca será un defensor excelente, pero se acerca al promedio. Con sus cifras ofensivas de locura, "el promedio" le servirá bien.

Una consecuencia feliz de todo lo anterior: Portland está ganando los minutos en los cuales Lillard juega sin la presencia de CJ Collum, lo cual era una situación complicada (y lo sigue siendo en reversa).

6. Alentado a concluir la jugada

Ustedes ven esto todo el tiempo: Un jugador intenta un robo o un rebote ofensivo y al conseguirlo, se siente con derecho a intentar encestar con la posesión resultante:

Calma, grandulón! Sí, es cierto que la robaste, pero hasta el Orlando Magic puede hacer algo mejor que una carrera a medio rango de Jonathan Isaac.

A veces, está bien. Si un buen encestador intercepta un pase en la pista trasera, debería intentar lanzar un triple inmediato si se materializa. ¿Cuentas con algo de espacio para hacer un rebote defensivo? Adelante. Estoy a favor de recompensar a los gigantes que rompen con los intentos de enceste al estar a la defensiva y corren fuerte hacia el otro lado de la cancha... Siempre y cuando otra persona le pase el balón.

Estas cestas que terminan mal, cuando un jugador se siente con derecho a intentar el tiro, solo sirven para desperdiciar posesiones.

Posdata: ¿Podrá el Magic, en su carrera por el sótano, darle a Isaac mayor cantidad de minutos, incluyendo formar parte de una pequeña y ultra moderna combinación entre alero y ala-pívot al lado de Aaron Gordon? Ambos han jugado durante un minuto juntos (solo un mísero minuto) sin uno de los alas-pívot de Orlando.

7. Cuando Phoenix olvida que el encestar forma parte del juego

Los Phoenix Suns juegan de manera mediocre sin importar quien esté en la cancha. Sin embargo, cuando sientan tanto a Devin Booker y a Dragan Bender, de alguna forma logran confeccionar alineaciones que cuentan con la precisa cantidad de cero encestadores de triples. En 2018, deberían dar trofeos por algo así.

El talento y la inteligencia pueden compensar el déficit de capacidad anotadora, aunque a tal fin, se necesita de cierta apertura de espacios a fin de que esto funcione. No me importa cuánto poder, arrojo y cabello distractor nos puedan dar la combinación conformada por Elfrid Payton, Josh Jackson, TJ Warren, Marquese Chriss y Alex Len (o Tyson Chandler). Solo que no son capaces de encestar.

Los Suns han conseguido 98.0 puntos por cada 100 posesiones con Booker y Bender en la banca, según NBA.com, casi dos puntos por debajo de la cifra colectiva de Sacramento, la peor de la liga. Desde la adquisición de Payton (uno de los bases con peor capacidad encestadora de la Liga), esa cifra ha llegado a 86.5 puntos por cada 100 posesiones. Incluso, en un pequeño muestreo (63 minutos desde la fecha límite de cambios) cuesta mucho ser tan inefectivo. Los rivales han superado a los Suns por 56 puntos en esos 63 minutos. Enfermante. (Menos mal que Phoenix no se saboteó con minutos así hasta la hora de la basura del jueves contra Oklahoma City. Troy Daniels provee amortiguación en el enceste en ocasiones).

Bender tiene partidos en los cuales no hace nada, más encesta 38 por ciento de sus triples. Las defensas, al menos, deben intentar reconocerle.

Payton valió una inversión de bajo costo, y quizás un análisis más profundo dependiendo de su mercado en la agencia libre. Aunque, al entrar a su octava lotería del draft consecutiva, Phoenix sigue teniendo un fuerte hoyo en la posición de base y un alarmante recorte en su enceste de triples. Es casi asombrosa la forma en la cual Booker ha mejorado su armado de jugadas en este ambiente. El segundo en el cual él gira en medio de un pick-and-roll, puede ver a cuatro y, en ocasiones, cinco defensores tratando de cubrir cada camino hacia la cesta.

8. Nic Batum a Dwight Howard, seguro

Batum y Howard tienen una química muy interesante:

Luego de unos "me gusta" anteriores con respecto a las excentricidades de Walker y la sólida temporada de Jeremy Lamb, esto pone fin a la lista de cosas felices que podemos decir sobre los Charlotte Hornets de 2017-18.

Qué temporada tan extraña. Ninguno de sus jugadores ha sido sumamente mediocre, excepto por el primer mes de Batum tras su regreso de las lesiones. Incluso, él mismo se ha mostrado decente, aunque no hayamos visto nada que se le acerque al nivel del Batum de su año de contrato. Marvin Williams tiene 43 por ciento de encestes de triples. Frank Kamisky se acerca a un tope personal de 37 por ciento de triples. Howard ha sido mejor de lo que esperaban los Hornets, aunque sus números disimulen varias debilidades en ambos aspectos de la cancha.

Aun así: Este equipo no es muy bueno (ustedes no lo sabrán si miran su transmisión televisiva local, digna de la época del diario soviético Pravda, en la cual Howard es el Dwight de 2011 y se menciona a Walker como "el capitán" más seguido que a Derek Jeter en la cumbre de su carrera).

Una racha de cinco derrotas al hilo ha desinflado sus pocas esperanzas de clasificar a los playoffs. Charlotte tiene el calendario más sencillo por jugar en la NBA, pero se encuentran a seis juegos del octavo puesto de los playoffs con varias desventajas en los desempates. Qué bueno que están cerca del nivel del impuesto al lujo.

9. Andre Iguodala, ¿casi en forma?

Durante un mes, incluso aquellos que deberíamos saber mejor (y entendemos que Iguodala guarda poder para mayo y junio) nos empezamos a preocupar que se encontrara agotado. No estaba encestando. Se mostraba lento, viejo, desinteresado. En temporadas previas, incluso el Iguodala sereno y calmado mostraría algunos destellos de su juego alegre y siempre a un paso por delante de los demás.

Es fácil desestimar a los jugadores de reparto en un equipo con cuatro súper estrellas, pero el Iguodala en la cúspide de sus condiciones es importante. Los Golden State Warriors asumen su verdadera identidad cuando pisa la cancha. Los Warriors se convierten en los Warriors, una criatura sin posiciones definidas que completan cuatro pases antes que la defensiva siquiera pueda digerir el primero.

Asumir que la lesión que Iguodala sufrió en su muñeca el martes es menor es una mala noticia para el resto de la NBA: Iguodala está casi en forma, dándole así a los Warriors su estilo de caos inteligente. Durante un poco más de un mes, Iguodala ha estado repartiendo asistencias, defendiendo con energía y ocasionalmente acelerando los motores en transición.

Desde finales de enero, Golden State ha superado a sus rivales por 17 puntos por cada 100 posesiones con Iguodala en la cancha, muy por encima de su margen general, el mejor de la NBA. Ha revivido la Alineación de la Muerte. Ese grupo, conformado por Stephen Curry, Klay Thompson, Iguodala, Kevin Durant y Draymond Green, muestra un discreto plus-20 durante la temporada; aunque ha apabullado a sus oponentes por 34 puntos en 64 minutos desde el 25 de enero, según NBA.com. La mitad de sus minutos totales se han producido en dicho lapso.

Iguodala no está completamente de regreso a la plenitud de sus condiciones. Aún no encesta triples, tiene un problemático registro de 23-92 durante la temporada y habrá momentos en los playoffs cuando los Warriors lo necesiten para que pueda nuevamente abrir espacios.

Sin embargo, hay algo cocinándose, y los Warriors están preparándose para la postemporada, sólo si el tobillo de Curry coopera. Eso se está haciendo preocupante.

10. Jerry Reynolds y Grant Napear, haciendo un poco de todo.

¿Existe un Premio Nobel para la resistencia del espíritu? ¿Se lo podríamos dar a Napear y Reynolds? Ellos han presenciado baloncesto del malo durante 15 años, y de alguna forma, sigue analizándolo con objetividad, inteligencia y humor.

Su nivel de tolerancia es impresionante. Durante el transcurso de la gira de comedia de Nick Young, Andray Blatche y JaVale McGee, Steve Buckhantz, leyenda de la narración de Washington, a veces parecía sonar como si rompiera en llanto (Al margen: ¿Se acuerdan cuando Ted Leonsis, propietario de los Wizards, se refirió a John Wall, Jordan Crawford y Blatche como el "nuevo gran trío" del equipo? Parece que Leonsis borró ese post en su blog).

Se burlan de sí mismos al igual que lo hacen con los Kings. Reynolds tiene 74 años y cuando lee las promociones debe pegar su rostro del monitor para ver el teto. Decidieron convertirlo en una broma recurrente al mostrar a Reynolds agachándose hacia el monitor y Napear evalúa su actuación:

Reynolds, amo del mal chiste figurado a propósito, se refirió recientemente a una cesta de Skal Labissiere como "Skaliciosa". Ambos son una delicia. Espero que los Kings les puedan dar un buen equipo del cual hablar antes que uno de ellos decida retirarse.

^ Al Inicio ^