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El Eurostep, la jugada más controversial... y la más difícil de defender

GIANNIS ANTETOKOUNMPO SE LEVANTA de su silla de oficina con respaldo de malla y camina hacia el punto medio del vestuario de los Milwaukee Bucks. Momentos atrás, en esta misma noche de marzo, miraba hacia la salida, mientras una horda de periodistas lo abordaba para preguntarle con respecto a la derrota sufrida por margen de 11 puntos a manos de los Rockets, su sexto revés en siete compromisos. Entonces, cuando un reportero más se le acerca con una pregunta más sobre una derrota más, apenas le mira.

Ahora, no puede dejar de hablar. De hecho, hablar no es suficiente. Por ello, extiende sus extremidades, famosas por su longitud, e imita rebotar un balón de baloncesto sobre la alfombra gris con patrones. "Driblas hacia el frente: uno, dos", dice Antetokounmpo, dando un paso hacia adelante con su pie derecho y otro con el izquierdo al lado opuesto de un defensor imaginario. "Eso", dice Antetokounmpo, "es un Eurostep".

Antetokounmpo prosigue su descripción, moviendo sus pies con la precisión de un instructor de baile de salón. Los defensores han comenzado a marcar bien el Europaso, nos explica. Por ello, ahora su movimiento preferido es uno contrario al original. Regresa al punto medio del vestuario para demostrarlo. Antetokounmpo comienza a driblar con la mano derecha, hace un movimiento falso con su hombro hacia la izquierda, pero en esta ocasión mantiene el balón del lado derecho de su cuerpo y hace otro paso largo en esa dirección. Toda esa actuación sirve como respuesta a una pregunta en particular: "¿Cómo desarrollaste tu Eurostep?"

"Camina conmigo", afirma Giannis, mientras cruza los corredores del Bradley Center, en dirección al estacionamiento de jugadores. A medida que pasaba al lado de trabajadores de mantenimiento que cargan con pesados baúles, prosigue su repaso por las particularidades del Eurostep: cómo es utilizado por James Harden para recibir faltas en su contra; cómo sus instintos le indican por dónde ir. Es un movimiento que apenas hace una década no tenía nombre, pocos lo practicaban en la NBA y con toda seguridad, parecía una caminata. ¿Ahora? Ha cambiado la forma en la cual los jugadores traspasan la defensiva contraria con el fin de acercarse al aro y, en consecuencia, ha cambiado al baloncesto. La idea detrás de este movimiento es hilarantemente simple: En el baloncesto, se permite que un jugador haga dos pasos luego de driblar el balón. Durante la mayor parte de la historia de este deporte (al menos, en Estados Unidos), los jugadores, entrenadores y árbitros han operado cómo si estos pasos tenían que ocurrir hacia una dirección y en un mismo ritmo.

El Eurostep es apenas una evolución lógica dentro de las reglas: El primer paso va en una dirección, el segundo se dirige en sentido opuesto para así evitar al defensor rival.

Presenciar por estos días cualquier partido de la NBA es presenciar cómo los mejores jugadores en los mejores equipos han dominado este movimiento, cada uno con su sutil variación. LeBron James hace su Eurostep con los codos en alto. Kyrie Irving mantiene el balón bajo y termina con bandejas iniciadas con cualquier pie. Russell Westbrook intenta que explote hasta llevarlo a una volcada. Harden extiende sus brazos, retando a su defensor a hacerle una falta. Dwyane Wade hace cestas flotadoras con su Eurostep.

¿En el caso de Antetokounmpo? Un estudio hecho por FiveThirtyEight demostró que éste cubre aproximadamente 15 pies con un solo drible mientras se dirige hacia la cesta. Sumamos eso a su alcance de 7 pies, 3 pulgadas y Giannis bien puede iniciar su Eurostep desde la línea de 3 puntos.

"Funciona", nos dice. "Será una falta o terminará siendo una cesta".

Si bien Antetokounmpo representa la fase final de la evolución del movimiento, comprender su importancia requiere un viaje de descubrimientos. Debemos ir décadas atrás en el tiempo y cruzar océanos.

Caminen con nosotros.

BELGRADO, 1963. Un chico de 15 años llamado Vlade Durovic consigue un asiento en las tribunas de un íntimo estadio al aire libre que sirve de hogar al club de baloncesto Estrella Roja, el equipo dominante en la liga profesional de Yugoslavia. A su alrededor, varios hombres encienden sus cigarrillos. Debajo de él, los jugadores cruzan el concreto que arde gracias al inclemente sol.

La mirada de Durovic se fija en Vladimir Cvetkovic, uno de los principales anotadores del Estrella Roja. Se mueve hacia la cesta y a medida que ingresa en el carril, toma su balón tras el drible y hace un paso fuerte con su pie derecho. De forma simultánea, Cvetkovic levanta su pierna izquierda durante lo que parece ser una eternidad, balanceándose sobre su pierna derecha mientras espera que su defensor rival se quede a un lado. Si su oponente se desliza para intentar cortar el ángulo inicial de su movimiento, Cvetkovic simplemente dará un paso a la izquierda y disparará.

Ese movimiento, afirma hoy en día Durovic, fue una versión inicial y lenta del Eurostep. Ahora, con 70 años y retirado del baloncesto luego de una exitosa carrera como jugador y técnico en Europa, Durovic ha visto distintas versiones de ese movimiento durante casi 60 años, pero no pensó mucho en ello. "Ese movimiento era algo normal en Europa, especialmente en Yugoslavia", indicó.

Por ello, es prácticamente imposible definir cuál fue el momento en el cual el Eurostep fue creado. Por el contario, ha evolucionado con el tiempo sobre el tabloncillo, con Europa Oriental como su incubadora y mediados de la década de los 80 como el inicio de la era moderna del movimiento.

En aquél entonces, Toni Kukoc era un jugador fenómeno de 17 años que militaba con el club de su terruño, el Jugoplastika de Split, Croacia, donde las prácticas normalmente duraban ocho o nueve horas y el entrenador Slavko Trninic hacía énfasis en conseguir distintas maneras de llegar hacia la cesta. A fin de emular a un defensor que intentaba marcar a su rival, Trninic colocaba una silla en medio de la zona, para decirle a los jugadores que intentaran driblar desde la línea de 3 puntos para luego terminar frente al aro. "Se nos explicaba que era permitido hacer dos pasos", indica Kukoc. "O se toman dos pasos hacia adelante o se zigzaguea o se irá de un lado al otro; es lo mismo. Siempre que se hagan dos pasos, está dentro de las reglas".

Al mismo tiempo, su compatriota croata Drazen Petrovic era la estrella del Cibona Zagreb. Petrovic había crecido jugando bajo las ordenes de Durovic en un club más pequeño llamado Sibenka, pero Durovic nunca le enseñó el Europaso. Petrovic lo aprendió al mirar a otros jugadores yugoslavos para así incorporarlo a su juego con el Cibona. "Lo hacíamos en nuestra liga local", indica Durovic. "Creo que por lo menos 10 jugadores hacían lo mismo".

Mientras este movimiento cobraba auge en Europa, era considerado un chiste en Estados Unidos. Frecuentemente, Durovic llevaba a su club a Norteamérica para así ganar experiencia enfrentándose a equipos universitarios y los árbitros no compartían la misma forma de ver las reglas. "En cada partido, nos sancionaban con caminatas en 10 ocasiones: caminata, caminata", dice Durovic. "Me volvía loco. Me (cantaban) cerca de tres, cuatro faltas técnicas. Me quejaba, pero me respondían: 'Estás loco, no eres una persona normal. Eso fue una caminata'".

Los jueces del baloncesto colegial no eran los únicos que pensaban que Durovic estaba loco. En uno de esos periplos, Durovic pasó cierto tiempo en Cincinnati, donde conoció a Oscar Robertson. El retirado jugador miembro del Salón de la Fama invitó a Durovic a una partida improvisada con algunos de sus amigos y, bueno, se pueden imaginar lo que ocurrió después. "Jugué a tres contra tres con Oscar", recuerda Durovic. "Empecé a hacer (el Europaso) y me dijeron: 'Oye, hombre, ¿qué haces? ¡Estás caminando, hombre! ¿Qué demonios es esto?'".

A pesar de ello, el Eurostep siguió prosperando fuera de Estados Unidos. A finales de los años 80, cuando la NBA comenzó a recibir un flujo de jugadores extranjeros, el Eurostep finalmente se hizo de un lugar dentro de la liga de más alto nivel del mundo del baloncesto. Petrovic se incorporó a los Trail Blazers durante la temporada 1989-90, pero fue otro novato ese mismo año que se hizo conocido por introducir ese movimiento en la NBA.

"Era más una herramienta de supervivencia, para tratar de evitar a tipos como Shaq, Karl Malone, porque si no, me iban a lastimar" Manu Ginóbili

Sarunas Marciulionis fue un base de 6 pies, 5 pulgadas de estatura, que creció en la antigua Unión Soviética y se enfrentaba regularmente a Petrovic y sus compañeros yugoslavos en competencias internacionales.

"Eran tan buenos moviéndose alrededor de nuestros gigantes", recuerda. Por ello, comenzó a robar sus secretos.

Los Warriors lo seleccionaron en la sexta ronda del draft 1987. Cuando se unió al equipo para iniciar la temporada 1989-90, el zurdo lituano había perfeccionado el arte de tomar dos pasos en cualquier dirección en plena ruta hacia la cesta. En su tercera campaña en la NBA, lograba penetrar las defensivas contrarias hasta alcanzar promedio de 18.9 puntos en menos de 30 segundos por encuentro.

"Crecí en Oakland y Marciulionis fue el primero que recuerdo haber visto usando ese movimiento", dice Phil Handy, quien laboró como director de desarrollo de jugadores de los Cavaliers desde 2013 hasta la zafra anterior y ayudó a Kyrie Irving a perfeccionar su Eurostep "No lo entendía, pero siempre recuerdo que pensaba: 'Hombre, ese tipo es tan dinámico. Es veloz, atlético, pero siempre cambia de dirección antes de hacer sus bandejas".

Kukoc se unió a los Bulls en 1993 e inicialmente tuvo problemas para usar el movimiento tan efectivamente como lo había hecho Marciulionis. "Fue cantado como correr con el balón muchas veces", dice Kukoc. "Pero mientras más me establecía en la liga, más me permitían usarlo".

Sin embargo, incluso con Kukoc y Marciulionis desplazándose hacia el aro para las bandejas, sus rivales de la NBA no se molestaron en adoptar el Eurostep. Era casi como si no pudieran creer lo que estaban viendo.

"En serio, tiene que ser un jo... viaje ". Es probable que hayas gritado eso en tu TV después de ver a Harden o Giannis rodear a un defensor con un juego de pies. Y es comprensible. Hay una voz en el cerebro. De todos los fanáticos de la NBA que se parecen mucho a los maestros de gimnasia de la escuela secundaria, y esa voz nos ha estado diciendo durante décadas que el aspecto del Eurostep debe ser cantado como viajar con el balón.

No lo es.

La regla 10, sección 13 del reglamento de la NBA tiene una explicación de ocho partes que detalla todo, desde cómo se establece un pie pivotante hasta lo que sucede cuando un jugador cae al suelo mientras sostiene la pelota. Los árbitros trabajan con un marco que llaman "ritmo de dos tiempos", pero la clave es esta: a los jugadores siempre se les ha permitido dar dos pasos, luego disparar o pasar. Como dice Monty McCutchen, el jefe de desarrollo y entrenamiento de árbitros de la NBA, "pasos largos, pasos cortos, pasos lentos, pasos rápidos, [son] todavía pasos iguales".

Sin embargo, James Naismith nunca podría haber imaginado dos pasos como el de Antetokounmpo. Dos pasos que cubren 15 pies. Dos pasos que hacen que el área entre la parte superior de la llave y la canasta no se pueda defender.

The Greek Freak y otros han convertido en un arma el juego de pies al estirar las reglas hasta su límite. Al hacerlo, han cambiado fundamentalmente la forma en que se juega el básquetbol y cómo lo vemos.

LOS JUGADORES DE LA NBA ESTÁN constantemente llegando al aro con más frecuencia y terminando más efectivamente cuando llegan allí. Según Second Spectrum, los ataques de los quipos aumentaron de 33.8 por juego en 2013-14 a 41.4 la temporada pasada. En 2013-14, los jugadores promediaron 1.03 puntos por penetraciones directas en tiros cerca de la canasta; la temporada pasada ese número fue hasta 1.07. El ejercicio más estricto, la proliferación del pick-and-roll y un mayor énfasis en el tiro al perímetro han llevado a este cambio, pero el Eurostep ha sido parte de la historia ya que los jugadores han buscado formas más efectivas de atacar.

Eso no hubiera pasado sin Manu Ginóbili.

Cierra los ojos, piensa en Ginóbili y podría aparecer alguna versión de esta escena: Ginóbili, saliendo de una pantalla de pelota a la derecha del carril, tomando un drible con con la zurda y acercándose a un hombre grande que retrocede. Da un largo paso hacia el centro de la pintura, y el hombre grande, desesperado por evitar que el zurdo salga a la izquierda, se mueve para bloquear su camino. ¡Sorpresa! Ginóbili responde con una zancada igualmente larga hacia la derecha mientras pasa por delante del indefenso hombre en busca de una bandeja.

A diferencia de sus predecesores, Ginóbili llegó de Italia en el momento adecuado para comenzar una revolución. De repente, apareció en la televisión nacional, con Charles Barkley gritando "¡Ginobiliiiii!" de vuelta en el estudio. Lo estaba haciendo en las Finales de la NBA, año tras año. Y en poco tiempo, lo estaba haciendo en un momento en que un fanático podía publicar un clip en las redes sociales para que todo el mundo lo viera. No es de extrañar que la primera referencia a un "Eurostep", según una búsqueda de publicaciones de LexisNexis, ocurriera en un artículo de 2007 que mencionaba a Ginóbili.

Desarrolló movidas y contramovidas. Podía cambiar de dirección con el pie o falso, como si fuera a cruzar su cuerpo y continuar en línea recta hacia la canasta. Podía instalar el Eurostep con un crossover o un drible de vacilación y proteger el balón cubriéndolo o envolviéndolo alrededor de su espalda. Si bien el brillo de su Euro cautivó al mundo del baloncesto, Ginóbili dice que tenía propósitos más prácticos.

"Era más una herramienta de supervivencia, para tratar de evitar a tipos como Shaq, Karl Malone, porque si no, me iban a lastimar", dice el argentino.

Los oponentes continuaron presionando para que cantaran que corría, pero también comenzaron a tomar notas. Tony Ronzone, director de personal de jugadores de los Mavericks y el entonces jefe de los esfuerzos internacionales de escuchas de USA Basketball, recuerda haber ayudado al Equipo de EE.UU. a prepararse para jugar contra Argentina en 2008 y preguntarle a Kobe Bryant cómo detener a Ginóbili. "'No puedes'", recuerda Ronzone que dijo Bryant. "'Tratas de sentarte a su izquierda y lo haces girar a la derecha, pero siempre girará a su izquierda, aunque pienses que lo has detenido'. Kobe lo sabía: era por el Eurostep".

"O se toman dos pasos hacia adelante o se zigzaguea o se irá de un lado al otro; es lo mismo. Siempre que se hagan dos pasos, está dentro de las reglas" Toni Kukoc, exjugador croata de los Chicago Bulls

Dwyane Wade, miembro de aquella escuadra del Team USA, recién había agregado el Euro a su repertorio. Sus colegas del equipo estadounidense rápidamente se percataron de cuán efectivo es el movimiento. "Todos me pidieron que les enseñara mi Euro el primer día de práctica", recuerda Wade. "Ahi me percaté de que todos estaban al tanto".

Wade no recuerda exactamente cómo supo de la movida -aunque, al igual que todos, le da crédito a Ginobili- pero le imprimió su marca personal. Mientras Ginobili tomaba pasos largos, Wade daba un paso al medio y luego un segundo paso rápido hacia el lado para burlar a los defensas grandes. El segundo paso de Wade era tan poderoso que era capaz de clavarla con él.

En años recientes, más jugadores estelares han emergido con sus propias versiones del Eurostep. Ninguna de ellas es tan difícil de impedir como la de Harden, ni ninguna es tan controversial -por un par de razones. En primera instancia, Harden usa una técnica astuta que le hace lucir como si diese un paso extra. La combinación de dos pasos de un jugador hacia el canasto no comienza hasta que tiene el balón en sus manos, y mientras el drible continúe él puede hacer lo que quiera con sus pies -caminar, saltar, bailar. De tal modo, cuando Harden ataca hacia el aro, frecuentemente empuja el balón lejos, frente a si, y espera lo más posible antes de retenerlo en sus manos mientras sigue moviendo los pies.

Una vez Harden se apodera del balón, manipula su colocación. A veces extiende por completo sus brazos, casi obligando a la defensa a deslizarse por sus muñecas. Otras veces la acerca tanto a la garganta del defensa que éste no puede intentar arrebatársela. Esos movimientos no solamente son maneras efectivas de cambiar de dirección o provocar faltas, sin embargo. También eliminan riesgos.

En el básquetbol, cada drible es peligroso. Cada vez que la bola rebota en el suelo crea una oportunidad al defensa para tratar de desviar el balón. Y es por eso que la habilidad de Antetokounmpo de llegar al aro desde la media cancha con un solo drible -con un Eurostep en la línea del tiro de tres- es tan letal.

Antetokounmpo está jugando otro juego.

DESDE AFUERA, el venerable gimnasio en el Bronx luce como si fuese un almacén. Pero una vez se entra al recinto, se sabe exactamente dónde se está: a la mitad de una pared al fondo cuelga del techo una enorme sábana blanca, adornada con una imagen de un toro resoplando y la palabra "Gauchos" escrita entre sus cuernos.

Al otro lado del banderín, otras ocho enseñas, verticales, más pequeñas, muestran nombres y resumés familiares para cualquier seguidor del básquet. Stephon Marbury. Kemba Walker. Antes de brillar en la NBA, jugaron para los Gauchos, el histórico programa de la AAU basado en Nueva York, ya en su 52da. temporada.

Los sonidos de un balón rebotando en el suelo y la voz áspera del coach Dwayne Mitchell hacen eco en las paredes, mientras una decena de estudiantes de quinto grado forman dos líneas a ambos costados del arco de tres puntos. Uno a uno, los chicos driblan hacia el canasto, donde un coach les espera al pie del bloque.

Cuando llegan donde él, lanzan su pie derecho hacia el costado del coach, presentan el balón a través de su pecho y toman un segundo paso hacia el medio del carril. Ahora, las líneas de 'layups' terminan con Eurosteps.

Al concluir el ejercicio, Tai Turnage se digige hacia uno de los laterales. Con 4'9" de estatura, es delgado, luce un recién afinado recorte y una camiseta blanca de los campeonatos nacionales de la AAU. Todos en el gimnasio le llaman 'Dos Pasos'.

"Estaba en un juego en MIT y un chico trató de robarnos el balón", recuerda. "Asi que le hice un Euro para una bandeja y el +1".

El padre de Tai, Billy Turnage, le enseñó el movimiento. Billy dirige a nivel de escuela superior, y cuando sus estudiantes comenzaron a hacer Eurosteps por su cuenta, comprendió que necesitaba incorporarlo a sus prácticas. "La primera vez que lo vi fue con Ginobili", dijo. "De ahi comenzó a volverse popular. Los chicos miraron a Ginobili y comenzaron a ejecutarlo. Luego otros chicos lo vieron y lo imitaron. Es como la tecnología. Puedes seguir con los tiempos o quedarte atrás".

Dos semanas más tarde, el excompañero defensa de Tai con los Gauchos, Bernard 'Shakes' Bowen Jr., llega al ostentoso gimnasio Sky en el sector oeste de Manhattan. Esta es la oficina de Chris Brickley. El entrenador de 32 años de edad ha cobrado notoriedad recientemente por su trabajo con una variedad de las principales estrellas del basket - Carmelo Anthony, Kevin Durant, Donovan Mitchell y CJ McCollum entre ellas. El papá de Bowen es muy amigo de Anthony y frecuentemente lleva a Bernard a practicar con Brickley. El Eurostep es una de las técnicas que enseña -o refina.
"Es un movimiento tan popular que estos chicos se adiestran a si mismos", dice Brickley. "Yo solamente le agrego diferentes acabados o variantes".

De tal modo, Bowen y Brickley ejecutan una serie de movidas juntos: driblan de adentro hacia afuera para terminar con un Eurostep, o bien driblan tras la espalda para generar un Euro con un cierre inclinado.

Ginobili sacude la cabeza al considerar la evolución del movimiento. "Me sorprendió cuando se comenzó a mencionar porque era la cosa más común", dice. 'Era sencillamente dos pasos, de la manera que siempre lo aprendimos".

Dos pasos, en cualquier dirección deseada. Es un concepto tan simple, desarrollado en las canchas de Argentina, que resultaba casi imposible para Ginobili imaginar que la movida terminaría alterando el balance de poder entre quien penetra y su defensa. Que inspiraría ejercicios de prácticas enseñadas por los principales coaches. Que generaría miles de videos de jugadas destacadas en YouTube.

Pero al recordar aquellos días en Sudamérica, en los que desarrolló una movida que le identificaría, no puede evitar sentir cierto arrepentimiento.

"Yo debería", dice con una sonrisa torcida, "estar muy decepcionado con el nombre".