<
>

Lesiones, una suspensión y más drama de Melo: el extraño mes de Houston

HOUSTON – Justo antes de sonar el pitazo inicial del partido inaugural de la temporada, James Harden se unió al propietario de los Houston Rockets, Tilman Fertitta, por lo que fue anunciado como la presentación del premio al Jugador Más Valioso. El trofeo de Harden estaba en el lugar. Sin embargo, luego de proyectar un video celebrando la campaña digna del galardón de Harden, Fertitta concentró su intensa energía en tratar de vender la idea de un futuro promisorio para la franquicia.

Micrófono en mano, Fertitta exageró las esperanzas de Houston de ganar el trofeo por el campeonato, diciendo que los Rockets habían quedado “a una corva de distancia” de alzar el título el año pasado, refiriéndose a la lesión que obligó a la ausencia de Chris Paul de los últimos dos encuentros de las finales de la Conferencia del Oeste, luego que Houston tomara ventaja en la serie 3-2 contra los campeones Golden State Warriors.


“¡Somos un mejor equipo este año!”, gritaba Fertitta a la multitud, un atrevido grito de guerra que era contrario a lo que indicaba el sentido común: De hecho, los Rockets dieron un significativo paso atrás durante la temporada baja.

Pocas horas después, los Rockets fueron apabullados en su propio patio por los New Orleans Pelicans, sufriendo una derrota más abultada que cualquier otra para Houston durante la temporada regular 2017-18, cuando los Rockets sumaron 65 victorias, mejor cifra de la NBA, con una ofensiva a niveles de élite históricos y una defensiva que mejoró drásticamente.

A casi un mes de haber iniciado la temporada regular, en raras ocasiones los Rockets se han parecido a aquel equipo que emergió como el único legítimo retador a la supremacía dinástica de los Golden State Warriors. Los Rockets se han visto mal defensivamente y de forma sorprendente, se muestran aún peor a la ofensiva, para así encaminarse a un récord 6-7. La brecha existente entre Houston y Golden State (la cual es una obsesión para el gerente general de los Rockets, Daryl Morey, según su propia confesión; y que pudo cerrar con éxito un par de veranos atrás) ahora es tan enorme como el Golfo de México.

“Mucho de esto es mi responsabilidad en estos momentos”, expresó Morey durante una improvisada rueda de prensa convocada el pasado domingo para referirse a los rumores de que Carmelo Anthony, quien fue, de lejos, la adquisición de más alto nivel hecha por los Rockets en la pasada temporada baja, había jugado su último encuentro con los Rockets.

A pesar de las negativas de Morey ese día (y de que los Rockets seguían afirmando oficialmente que Anthony se había ausentado de los últimos tres partidos debido a una “enfermedad”), hay fuentes que insisten que los Rockets ya han decidido dejar ir al jugador designado All-Star en 10 ocasiones, tras un gran total de 10 partidos. Pactar con Anthony por un año y sueldo mínimo de veterano era un movimiento de bajo riesgo para los Rockets, pero su fracaso tan súbito no representa necesariamente una gran sorpresa.

“A primera vista, ese movimiento no tenía sentido alguno para los Rockets”, afirmó un scout de la Conferencia del Oeste a ESPN días antes de que Anthony, bueno, cayera enfermo. “No encaja en nada de lo que hacen. No puede defender y le encanta hacer tiros en salto a rango medio”.

“Fue un paso en la dirección equivocada”.

Era claro que Anthony no iba a formar parte de la solución, tal como lo demuestra el hecho que el rating neto de los Rockets es ahora de 12.1 puntos por cada 100 posesiones mejor sin Melo presente, comparado a la cifra sumada cuando está en la cancha. El entrenador Mike D’Antoni decidió poner a jugar a Gary Clark en vez de Anthony y los Rockets no querían irrespetar a un futuro miembro del Salón de la Fama al ponerlo a comer banco para así favorecer a un novato bajo contrato de doble vía, corriendo el riesgo de distracciones potenciales que surgirían debido a lo que un miembro de la gerencia del equipo denomina “la gran sombra” de Melo.

Sin embargo, no es apropiado convertir a Anthony, consumado profesional durante su breve estadía en Houston, en chivo expiatorio del difícil comienzo de los Rockets. De hecho, Melo no es el mayor de los problemas que actualmente sufren en Houston. Por el contrario, están en la cima de la nómina de los Rockets y tal como lo cree la organización, también allí se encuentran las soluciones.

La decisión de pagar a Paul este verano fue sencilla para los Rockets. El pacto a cuatro años y sueldo máximo de $160 millones era el plan desde el comienzo y tenía todo el sentido del mundo tras su llegada en un canje por el cual el propio jugador presionó durante la temporada baja anterior y el cual catapultó a los Rockets a la estratósfera de verdaderos candidatos al título.

Mantener en las filas del equipo a Clint Capela, el pívot joven y elástico que complementa de forma tan perfecta al dueto de futuros miembros del Salón de la Fama, también era obligatorio. Después de todo, los Rockets ostentaron récord de 42-3 (53-7 si incluimos los partidos de playoffs) cuando Capela, Harden y Paul jugaron juntos durante la temporada anterior. No había forma alguna de que los Rockets retrocederían su camino después de haber llegado tan cerca de destronar a los Warriors.

A pesar de ello, el contrato de Paul viene con un precio sumamente oneroso a pagar y el de Capela (cinco años, $80 millones más incentivos), si bien puede ser considerado relativamente como ganga, llevó a Houston a alcanzar territorio de impuesto al lujo y limitó severamente las formas en las cuales Morey podía maniobrar para conformar su plantilla. Antes de que se secara la tinta de la firma del pacto con Paul, Houston sabía que probablemente, al menos durante el año final del contrato (Paul puede ejercer opción para así ganar $44.2 millones a los 36 años) éste no proveería buen valor.

Sin embargo, no se llega a alcanzar un nivel tan alto para dejarse caer de inmediato. La oportunidad de ganar un campeonato durante los próximos dos o tres años hacía que el riesgo valiera la pena.

Para que todo esto ocurriera, Houston necesita que Paul juegue al mismo nivel de superestrella que tiene su remuneración, o sea, que vuelva a ser el gran base de todos los tiempos que ha sido durante las 13 temporadas previas de su carrera. El propio jugador es presto a reconocer que se ha desempeñado muy por debajo de los estándares impuestos por sí mismo en lo que va de temporada, la cual es una de las causas principales del decepcionante récord de los Rockets.

“Tiene mucho que ver”, dijo Paul a ESPN. “Primero que todo, me miro a mí mismo dentro de esta situación. Sé que tengo que jugar mejor y eso nos ayudará a todos a jugar mejor”.

Ciertamente, no se encuentra solo en esta situación. Harden estuvo fuera de acción por tres encuentros debido a una torcedura en su corva. En 10 partidos jugados ha sumado un porcentaje de tiros de campo (42.0) y porcentaje de enceste real (58.7) que ha sido el peor desde su incorporación a los Rockets. Las estadísticas tradicionales de Capela (16.2 puntos y 10.9 rebotes por encuentro) han experimentado un incremento en comparación a la temporada pasada, pero no se ha mostrado como el candidato potencial a Jugador Defensivo del Año que aparentaba ser durante los playoffs, mientras que varios scouts afirman que no han visto por parte de él la misma energía mostrada durante la primavera pasada en ese aspecto del juego.

“Clint, James y Chris o bien han sido suspendidos, se han lesionado o han comenzado con nivel bajo”, indicó Morey antes de la paliza experimentada la semana pasada a manos de un Oklahoma City Thunder, sin Russell Westbrook, la tercera derrota de los Rockets esta campaña con su trio estelar en la titularidad.

En el caso de Paul, aplican las tres opciones anteriores. Parecía estar fuera de ritmo luego de volver de una suspensión por dos encuentros ocasionada por su riña con Rajon Rondo. Después, se irritó el codo de su brazo de disparar, dentro de la condición contra la cual ha luchado, tal como lo reconoció recientemente a ESPN. Paul sufre de un caso de tendinitis, factor que ha incidido en su porcentaje de tiros de campo (41.9), el peor de su carrera.

“Quiero decir, las cosas son como son, pero en este deporte hay que encestar, ¿saben a qué me refiero?”, dijo Paul. “Por ende, trato de manejar las cosas de la mejor forma que pueda, porque o es eso o termino en el banco. Jugar banco realmente no es una opción para mí. Podrá ser egoísmo o lo que sea, pero siento que aún puedo ayudar al equipo con las condiciones que tengo”.

Algunos exploradores y ejecutivos han susurrado que Paul, de 33 años, parece haber perdido un poco de jugo. “Parece un poco lento”, dijo un buscador, lo que sería un gran problema para una ofensiva de Houston que depende en gran medida de que Harden y Paul dominen el dribble. Pero Paul señala que no ha tenido problemas para crear tiros, solo para lograrlos.

Y eso ha cambiado en el último par de juegos, ya que Paul tuvo más del 20 puntos en actuaciones consecutivas por primera vez en la temporada, con 15 de 25 en tiros desde el campo y de 8 de 15 desde triples. Y Harden jugó a un nivel de JMV en estos dos juegos, con un promedio de 31 puntos y 10 asistencias.

No por casualidad, los Rockets están saliendo de sus dos victorias más impresionantes de la campaña, con dos victorias de dos digítos sobre Indiana Pacers y Denver Nuggets para alcanzar los .500.

“Definitivamente ellos son el motor de que todo funcione”, dijo D’Antoni sobre Paul y Harden antes de la victoria del martes en Denver. “Si no van, vamos a luchar, pero no hemos luchado tanto en dos años. Espero que (el comienzo difícil) sea un solo problema.

“No creo que tengamos que preocuparnos por ellos. Te preocupas por el récord y todo eso, pero no te preocupas por ellos. Van a jugar el nivel que tienen los últimos 10 años”.

La calificación ofensiva de los Rockets han caído en picado desde la elite histórica en 2017-2018 (114.0 puntos por 100 posesiones) a los 10 últimos en lo que va de la temporada (105.9). Los Rockets no reaccionaron de forma exagerada, confían en que están generando tiros de calidad como la temporada pasada y comenzarán a lograrlos en un ritmo similar. El sexto hombre, Eric Gordon (32.3 de porcentaje de campo y 23.5 en porcentaje de triples) ha estado en una situación aún peor que las estrellas de Houston.

D’Antoni buscó el botón de pánico con respecto a la defensa de los Rockets después de un desastroso inicio de cinco juegos, al declarar que Houston tendría que abandonar su esquema de cambiar todo debido al personal antes refrescarse y reconsiderarlo, pero no está dispuesto a hacer cambios drásticos en la ofensiva.

“Una de las cosas como entrenador es que tiene que distinguir qué es ruido blanco y cuáles son realmente problemas”, dijo D’Antoni, quien se divirtió con los scouts avanzados al no llamar una sola jugada de la linea de banda en un juego reciente, prueba de su confianza en Harden y Paul.

"Probablemente, diría que el 90% de las veces es mejor no hacer nada. Puedo tratar de actuar como si supiera lo que estoy haciendo ahora, pero le he dicho a Chris y James un millón de veces, ¿cómo voy a entrenarlos? No los voy a entrenar. Hacen cosas que ni siquiera puedo imaginar y nunca he visto a nadie más hacer. Tienes que darles lo que les corresponde y su espacio. Confío totalmente en ellos. Volverán”.

Trevor Ariza y Luc Mbah a Moute, dos defensores expertos y versátiles tan importantes para el éxito de los Rockets la temporada pasada, no están caminando por esta puerta.

Ellos se lanzaron para obtener la mayor cantidad de dinero en la agencia libre, ya que los Rockets fueron ahorrativos, aparte de volver a firmar a Paul y Capela, usando solo salarios mínimos para completar el roster. Fertitta insistió durante el verano que el impuesto de lujo no influyó en las decisiones del roster de los Rockets, pero sí la suerte de los ejecutivos rivales que compren eso. Al menos dos de los fichajes de nivel mínimo para reemplazar a Ariza y Mbah a Moute parecen fiascos. No necesitamos decir más sobre el error de Melo, pero Michael Carter-Williams jugó su camino desde la rotación, ya que los Rockets han sido superados por 45 puntos en los 97 minutos que ha estado en la duela.

Houston esperaba que James Ennis III pudiera ser un sistutuo de gran energía bajo precio para Ariza, y el jurado aún no está deliberando sobre eso ya que el tendón de la corva paralizó el proceso de desarrollo de la química con los titulares de los Rockets.

“No creo que estén todos en la misma página”, dijo un buscador del Oeste la semana pasada. “Creo que eso vendrá. Creo que lo conseguirán.

“Todavía es una temporada larga, aún está por verse. Lo resolverán y estarán bien”.

Definitivamente no se sentiría bien en cinco partidos, cuando parecía que la defensa de los Rockets estaba condenada. Fertitta estaba lo suficientemente alarmado como para reclutar personalmente al gurú defensivo Jeff Bzdelik, quien se retiró justo antes del campamento de entrenamiento, para regresar, lo que según las fuentes con un aumento significativo que elevó su rango de salario para estar entre los entrenadores asistentes mejor pagados de la NBA.

Bzdelik, quien citó a los asuntos privados como la razón por la que se fue y por los que que no desea discutir, no regresará con los Rockets a tiempo completo hasta después del día de Acción de Gracias. Pero los Rockets no lo han necesitado para reconstruir la defensa, que ha permitido 105.6 puntos por cada 100 posesiones en los últimos 8 juegos, exactamente lo que permitieron cuando se clasificaron séptimos en la clasificación defensiva de la NBA la temporada pasada.

Algnos en la organización creen que los Rockets entraron en la temporada sufriendo una especie de resaca. Ellos parecían carecer de enfoque y el fuego que tenían la temporada pasada. “No ganamos”, dijo Paul. “Por lo que no podemos tener resaca”.

No, los Rockets no ganaron, pero la decepción de acercarse tanto puede durar.

“Honestamente, ha sido un poco difícil volver a nuestro ritmo”, dijo Capela. “Primero que todo, cuando todos estaban sanos, fue difícil recuperar nuestro ritmo. Luego fuimos una suspensión que no ayudó, algunos lesiones no ayudaron. Nos tomó mucho tiempo resolverlo. Solo tenemos que volver a la rutina y disfrutarla”.

A medida que los Rockets perdieron siete de sus primeros 11 juegos, hubo muchas conversaciones dentro del equipo sobre la necedad de recuperar su arrogancia. Se dirigen a casa para el partido del jueves ante Golden State sientiéndose tan bien como ellos mismos ya que las cosas se fueron al sur rápidamente en la apertura de la campaña.

Casi un mes después del inicio de la temporada, ellos finalmente comienzan a parecerse a los Rockets que tuvieron oportunidades legítimas del campeonato la campaña pasada.

“Se está llegando”, dijo Harden. “Tomará tiempo, pero llegará. Si seguimos protegiéndonos y defendiéndonos en un nivel alto como lo estamos haciendo, nuestra ofensiva va a surgir. Una vez que jugamos a los dos, será bastante aterrador”.

¿Lo suficiente aterrador para cumplir con las expectativas de Fertitta? Esa es una barra bastante alta, pero nada menos que ser una decepción costosa en Houston.