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LeBron James y afición de Cleveland desechan el pasado y estrechan su relación

Se esperaba con gran expectación e incertidumbre de la reacción del público.

LeBron James cruzó la puerta del Quicken Loans Arena a las 5:45 PM hora local, casi tres horas antes del inicio de lo que sería su primer partido con el uniforme de Los Angeles Lakers ante su dos veces ex equipo, los Cleveland Cavaliers.

James hacía su regreso a Cleveland por primera ocasión con el uniforme de los Lakers, pero en su anterior visita con otro jersey, el del Miami Heat, el ambiente fue más que hostil. La gente, enardecida, lanzó bebidas a la duela, hubo cuatro arrestos por mal comportamiento y hasta los guardias de seguridad, a través de sus radios de comunicación, se referían a LeBron como el enemigo.

El miércoles, conforme se acercó la hora, la gente se acercó al túnel de donde saldría el hombre que fue pieza clave para que estos aficionados tuvieran las últimas cuatros Finales de la NBA en casa. Vestidos todos con el número 23, ya sea de los Lakers o de Cavaliers, todos reflejaban un gesto de satisfacción, de emoción incontenible, así como cuando se está a la espera de un familiar en la sala de un aeropuerto o central de camiones: sabes que va a llegar, sabes que ya no vive en tu ciudad, pero hay un deseo enorme por encontrarse.

Los fanáticos estaban listos con sus teléfonos prendidos para captar el momento en el que apareciera LeBron James. El partido aún no empezaba y la emoción era notable en sus rostros.

El momento fue como se esperaba.

Aplausos y gritos de alegría por ver al número 23 de vuelta en casa, sin importar que fuera con el jersey de los Lakers.

La primera posesión del partido fue para el equipo de Los Ángeles y el balón quedó en manos de James, quien atacó la canasta y metió los primeros puntos del juego. Festejo en ambos lados. Lakers ganaba 2-0 y los aficionados aplaudieron los primeros puntos del “Rey” del imperio visitante.

Llega el primer tiempo fuera y los equipos van a las bancas. Se vacía la duela y se apagan las luces. En las cuatro pantallas que cuelgan del techo de la arena se proyecta un video con los mejores momentos de LeBron James en Cleveland, en especial de la temporada 2015-16, cuando ganaron el campeonato de la NBA.

El video finaliza con el grito que retumba todavía hasta nuestros días: “¡CLLLLEEEEEEEVVVVLLAAAAANNNNNNDDDDDD!”, y termina con una sola frase “Thank You, LeBron”.

El público estalla en aplausos y se pone de pie. Las pantallas se oscurecen y al instante aparece la figura de LeBron iluminada en la duela. James levanta la mano en agradecimiento y se la lleva al corazón en repetidas ocasiones.

El pueblo no sólo ha perdonado sino que lo aclama como monarca absoluto en Cleveland.

Todo “Rey” es aceptado siempre y cuando traiga alegría a su pueblo. Cleveland no había festejado un título profesional por 50 años hasta que los Cavaliers vencieron a los Warriors en las Finales de la NBA de 2016.

La afición de Cleveland no olvida su salida a Miami, pero regresó para ponerse a mano.

El título de la NBA será algo que quede en la memoria de los fanáticos de los Cavs, así como en lo banderines que cuelgan de la Quicken Loans Arena, pero el legado más grande que dejó LeBron fue el trabajo en su comunidad. La escuela “I PROMISE” que construyó en su natal Akron es algo que los habitantes, más allá de los aficionados, valoran mucho.

“No importa donde juegue, donde yo vea el 23 con el apellido James en la NBA, ahí tendrá todo mi apoyo. Ha hecho mucho por esta comunidad”, dijo una aficionada a horas del inicio del partido contra Lakers.

Los Cavaliers cayeron 109-105, LeBron finalizó con 32 puntos y 14 rebotes, anotó 11 en el último cuarto para guiar a su equipo a su octava victoria en los últimos 10 partidos.

LeBron puede quedar satisfecho con la afición, pues no importa donde juegue, Cleveland será siempre su casa y los aficionados estarán siempre agradecidos por los momentos de gloria que vivió con los Cavaliers, pero más por sus obras a la comunidad.

Al final, todos pasarán un Feliz Día de Acción de Gracias. El Rey seguirá siendo querido y su afición siempre agradecida.