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El audaz plan de los Clippers de ir por Kawhi Leonard y Kevin Durant en la agencia libre

Los Toronto Raptors y Golden State Warriors juegan en la noche de este miércoles (10:30 p.m. hora del Este, ESPN) en un partido que seguramente será seguido de cerca... por los LA Clippers.

Si bien los Clippers están experimentando una excelente temporada de por sí (que incluye la extraña alegría de vivir el éxito sin expectativas dentro del mundo de la NBA), no disimulan su obsesión por perseguir a Kawhi Leonard y Kevin Durant como agentes libres el próximo verano.

Se han hecho los movimientos necesarios para contar con espacio suficiente en su contabilidad y presupuesto. Tienen el camino libre para darle cupo a dos contratos a salario máximo.

Sus acciones lo han hecho evidentes. Los han tratado como dos figuras del baloncesto universitario en evaluación; por ello, han enviado a varios ejecutivos a ver numerosos encuentros de los Warriors y Raptors, aunque sea sólo para hacerse visibles.

Ha sido evidente gracias a sus contrataciones. Han incorporado a sus filas a la leyenda de la NBA Jerry West y al respetado periodista Lee Jenkins dentro de su gerencia para así preparar un discurso de ventas incomparable para el momento apropiado.

Durante la pasada década, la agencia libre de jugadores se ha convertido quizás en la parte más importante del negocio de la NBA. Hemos visto a los equipos subir la vara cada vez más en sus intentos de hacerse con los servicios de uno de los miembros del puñado de jugadores capaces de cambiar partidos con su presencia, durante las maniobras gerenciales del mes de julio.

Cuando los New York Knicks contrataron a Royal Ivey, uno de los mejores amigos de Durant, quitándoselo al Oklahoma City Thunder para convertirlo en entrenador asistente esta temporada, se asumía que era una maniobra para atraer en un futuro a Durant. Los Angeles Lakers, por su parte, firmaron a Michael Beasley, amigo de Durant desde sus años de secundaria. Ocurrió sin mayores aspavientos porque ahora se espera ver movimientos así frecuentemente.

Aunque, incluso bajo los estándares modernos, la persecución hecha por los Clippers sigue siendo un poco revolucionaria. Los ejecutivos de los Raptors han constatado la presencia de un empleado de los Clippers en aproximadamente el 75 por ciento de los partidos disputados por el equipo en lo que va de temporada. Los ejecutivos de los Clippers, por su parte, dicen haber asistido al menos al 50 por ciento de los partidos jugados por Leonard. Se ha asistido a encuentros en los cuales Leonard ha descansado. El contingente ha incluido al presidente de operaciones de baloncesto Lawrence Frank, lo cual es muy raro. Los presidentes y gerentes generales de equipos casi nunca son vistos presenciando encuentros en los cuales no participan sus clubes.

Todo parece ser parte de un plan maestro concebido por el propietario Steve Ballmer. Durante los últimos dos años, Ballmer ha hecho par de maniobras destacadas que han resultado, a pesar de las probabilidades en contra.

Primero, pudo convencer a Doc Rivers a fin de sentirse cómodo a la hora de abandonar su control sobre la gerencia, permaneciendo conforme. De hecho, el trabajo técnico hecho por Rivers durante los dos últimos años ha sido del mejor de su carrera, según lo dicho por evaluadores y gente que conoce de estas cosas.

Cosas así no ocurren casi nunca. Utilizando ejemplos de la temporada pasada, Stan Van Gundy básicamente hizo ser cesanteado de Detroit porque no quería tener un jefe, al momento en el cual el propietario Tom Gores quería disminuir sus funciones y limitarlo a ser meramente técnico. Por su parte, Mike Budenholzer pidió rescindir su contrato con Atlanta un año después de haber renunciando al título de presidente.

Si se comparte algo de tiempo con Rivers y los Clippers, podrán ver que el primero se encuentra dentro de una situación muy positiva. Todo el equipo, gracias a un inicio tremendo, camina con sonrisas por doquier. Los veteranos que han hecho vida en la NBA durante décadas, tales como el entrenador asistente Sam Cassell, dicen que nunca habían visto a un equipo tan feliz. Ciertamente ayuda que Ballmer está pagando a Rivers un salario muy oneroso, pero no hay dudas de que el entrenador es quien dicta el tono.

El otro movimiento fue promover a Frank del puesto de entrenador asistente hasta llevarlo a la cima de la gerencia. Ahora bien, este fue un movimiento único en la historia de la liga. Es obvio que Frank es sumamente respetado y tiene un largo historial de trabajo dentro de la NBA, pero se trató de todo un salto. Y no solamente Rivers ha manifestado su conformidad, sino que Frank ha hecho una labor tremenda.

Mantengamos las cosas en perspectiva: hablamos de movimientos dentro de la gerencia de operaciones de baloncesto; no se trata de dividir el átomo o, para compararlo con los logros alcanzados por Ballmer en su carrera, liderar a Microsoft durante 14 años. Aunque en términos de la NBA, lograr algo así se asemeja a alzar la espada en la piedra.

La gerencia comandada por Frank ha estado en una racha ganadora desde enero, cuando ejecutó un canje valiente que involucró al jugador franquicia Blake Griffin. Cuando los Clippers hicieron este movimiento, tenían record 25-24 y realmente no se dirigían a ninguna parte.

Ahora, a poco menos del aniversario de la operación, tienen marca 17-10, parecen contar con buenas probabilidades de volver a los playoffs y la verdad, no cuentan con un contrato negativo en su nómina. El único sospechoso podría ser el de Danilo Gallinari, y éste disfruta de la que quizás sea la mejor temporada de su carrera.

Tobias Harris, la pieza central de la operación Griffin, podría dirigirse a su primer Juego de Estrellas y ha sido tan valioso que algunos ejecutivos consideran que podrían utilizar uno de sus cupos de contratos a salario máximo para así firmarle. Las críticas hacia el base novato Shai Gilgeous-Alexander, quien fuera semi-escondido por los Clippers al prometerle que lo elegirían en la lotería causando que éste suspendiera parcialmente sus entrenamientos, han sido excelentes.

La gerencia, con el aporte del gerente general Michael Winger, quien fuera arrebatado al Thunder, ha concretado pactos amistosos para la franquicia con Lou Williams y Montrezl Harrell, que seguramente ayudarán a mantener el roster fortalecido durante la próxima temporada a pesar de liberar espacio dentro del tope salarial.

Si se nos hubiese dicho en junio de 2017, cuando Chris Paul exigió un canje, que Paul, Griffin y DeAndre Jordan habrían partido en un espacio de 12 meses y que los Clippers se encontrarían en semejante posición de recuperación, hubiese sido muy difícil de creer.

La visión de Ballmer es conseguir a Leonard o Durant (o a ambos, siempre y cuando quieran llegar tan lejos), para así alcanzar la gloria y a una nueva arena en Inglewood que podría hacer de los Clippers una de las principales franquicias de la liga.

¿Podría pasar algo así? No lo sabemos. Pero, vaya que los Clippers están intentándolo de verdad.