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David Dennis Jr. 5y

Stephen Curry, un futuro Salón de la Fama y de quien muchos dudan, se dirige a casa para el All-Star

14 de noviembre de 2007. Fue la primera gran explosión de Stephen Curry. Acababa de anotar 24 puntos y estaba a punto de sorprender a la Universidad de Carolina del Norte, ubicada en el número 1 del ranking del baloncesto colegial, perdiendo apenas por cuatro puntos. Definitivamente, Curry no pasó esa noche molesto por la derrota, o celebrando el hecho que estaba encabezando la transmisión de SportsCenter por primera vez.

Por el contrario, él estaba en mi dormitorio. Ayudándome con un proyecto. Pedí su asistencia a principios de esa semana, sin esperar que él se apareciera después de su gran partido. No obstante, ahí estaba él, de bajo perfil y ayudándome. Eso es lo que hace Stephen Curry. Y Steph y yo somos amigos: estudiábamos al mismo tiempo en el Davidson College.

Solíamos compartir antes de las fiestas, pasar tiempo en la biblioteca y devorar platos de pollo con queso parmesano tarde en las noches. Han pasado casi 10 años (desde el 23 de abril de 2009, para ser exactos), desde que Curry se declaró elegible para el draft de la NBA y este fin de semana, Curry regresará a su terruño de Charlotte, Carolina del Norte, como una estrella brillante que brilló más fuerte de lo que cualquiera pensó que era capaz de hacer. Campeón de la NBA en tres ocasiones. All-Star en seis oportunidades. Más Valioso de la liga en par de veces. Y es líder de una de las súper potencias más indestructibles de todo el mundo del deporte: los Golden State Warriors.

Hemos mantenido la comunicación durante la última década como lo hacen cualquier grupo de amigos de la universidad, departiendo aprovechando sus distintas paradas por todo el país, intercambiando mensajes de texto después de momentos de vida grandes y pequeños y recordando nuestros días en Davidson, que ayudaron a construir nuestros respectivos senderos de vida. Lo he visto crecer desde aquel chico en Davidson a convertirse en padre y esposo en el Área de la Bahía de San Francisco. He admirado al jugador en el cual se ha convertido dentro de la cancha, pero jamás me he sorprendido por el hombre en el cual se ha convertido. Por ejemplo, no me sorprendió cuando Curry generó titulares a nivel nacional cuando se enfrentó al presidente Donald Trump al rechazar la invitación a visitar la Casa Blanca después que los Warriors ganaron el campeonato en 2017. Curry había participado en esfuerzos de activismo en Davidson, sin temer las consecuencias.

Mientras esperamos su regreso a Charlotte, le pedí a Curry que atendiera mi llamada telefónica para recordar los momentos que lo condujeron hasta acá. La siguiente no es una entrevista. Se trata de una conversación entre dos personas que en una ocasión fueron amigos con sueños: El mío, escribir un día para un sitio de la talla de ESPN y el suyo, convertirse en una de las fuerzas más dominantes en el deporte. Conversamos sobre momentos en Davidson que le forjaron y el trayecto de una década que lo llevó a convertirse en lo que es hoy. No es Stephen Curry. Se trata de Stephen.

¿Cómo se siente, regresar a Charlotte para un Juego de Estrellas 10 años después? ¿Dónde está tu mente en estos momentos?

Estoy sumamente excitado. El Fin de Semana del Juego de Estrellas en general, usualmente, es divertido… Cada ciudad cuenta con algo único que ofrecer. Sé que (Kemba) Walker será anfitrión en Charlotte. Jugará para los Charlotte Hornets, etcétera, aunque extraoficialmente, será como un mini regreso a casa donde podré ver los lugares y sonidos y rostros familiares.

Han pasado 10 años y ahora tienes dos premios al Más Valioso, algunos campeonatos. ¿Dónde pensaste que te encontrarías a estas alturas?

Mi objetivo total cuando comencé era que quería jugar durante 16 años, tal como lo hizo mi papá. Él puso la vara, allí es donde quiero llegar, aunque quiero hacerlo a mi manera. Creo que me enamoré con el momento y contagié esa felicidad que hay en mi interior, trabajando en mi juego y tratando de entender cómo ganar en la liga y concentrarme. Fue una lección difícil que aprender durante mis primeros dos años. He superado a mi propia imaginación… es algo casi surrealista donde me encuentro (y) ahora, estar de regreso en Charlotte… no obstante… aún tengo mucho por lograr. Obviamente, me encuentro en el apogeo de mi carrera, por ello la historia aún está en desarrollo, pero es una locura pensar que estaba en las afueras del laboratorio (de informática) Belk (del Davidson College) en el teléfono con Ayesha tratando de saber si yo siquiera iba a ingresar al draft.

Recuerdo (que el 23 de abril de 2009) me enviaste un mensaje de texto cuando decidiste formar parte de la NBA. Me decías: ‘Estoy en la biblioteca y ni siquiera sé realmente por qué’.

(Risas) ¡Sí, hermano! Esa noche aún estaba redactando un trabajo o algo así. Un trabajo de sociología, creo. Tratando de quedarme en vela durante toda la noche, me sentía confundido. No sé por qué estaba haciendo ese trabajo en ese momento, tratando de entender qué iba a hacer con mi vida. Finalmente decidí… dar ese salto. Y obviamente, todos saben cuánto adoro Davidson, lo difícil que fue dejarlo, pero viendo las cosas en retrospectiva, obviamente esa fue la decisión correcta.

Y siempre pienso con respecto al final de tu año de novato, cuando estábamos en la habitación de (los compañeros de Curry en Davidson) Lamar Hull y Boris Meno.

Sí.

Cada noche de viernes o sábado, (todos nosotros) estábamos por la libre, escuchando a Lil Wayne. Mi sueño era escribir para ESPN y ahora lo estoy haciendo. Escribo sobre ti cuando ganas Premios al Más Valioso en la NBA. En aquel entonces, en la habitación de Lamar, nadie podía siquiera imaginar que alguna de esas cosas terminaría haciéndose realidad.

Una de mis historias favoritas tiene que ver conmigo obsequiando boletos en las habitaciones dormitorio de novatos, golpeando puertas y cosas así, intentando que la gente acudiera a los partidos. La reacción de todos era tan calmada y tranquila… todos eran algo reservados con respecto a todo. Es surrealista tener esta conversación que tenemos hoy en día y que estemos haciendo las cosas que hacemos, representándonos a nosotros mismos y a nuestra escuela. Eso es lo que hace de toda esta historia tan única… comienzos humildes.

Lo interesante con respecto a ti que otros jugadores no tienen en los primeros niveles de la NBA, especialmente cuando pienso en, digamos, LeBron James o Kevin Durant, es que ellos estaban conscientes desde muy jóvenes que se harían jugadores de la NBA. Ese no parecía ser tu caso. ¿Cuándo te diste cuenta con toda certeza de que lo harías?

Cuando cursaba estudios en Davidson, esa era mi meta, pero realmente no sabía si sería así. No se parecía a un partido de ajedrez donde colocaría todas mis piezas en las posiciones correctas para así convertirme en jugador de la NBA. Pude tener una experiencia universitaria ‘normal’ en la cual solo me dedicaba a jugar al baloncesto, compartir con mis compañeros, ir a la escuela. Luego, participamos en el torneo (Elite Eight de 2008), perdimos con Kansas y la primera pregunta que me hacen después de eso es: ‘Oye, ¿vas a declararte elegible para el draft? Y yo respondí: ‘¿Qué cosa?’, pensando: ‘No. ¿De qué estás hablando?’.

Y esa fue una respuesta genuina, porque no estaba necesariamente en mi radar de esa forma. Sólo jugaba al baloncesto. Después, entre mi segundo y tercer año, fue cuando empecé realmente a evaluar mi juego en lo que respecta a poder convertirme en jugador de la NBA y entender las cosas en las cuales trabajar si quería ser tomado en el draft. A pesar de ello… tuve dudas al momento de tomar esa decisión… No sentía que no estaba destinado a dar ese salto, aunque en mi mente aún había un signo de interrogación. Me tomó cierto tiempo llegar allí y comprometerme.

Sin embargo, cuando terminé mi año de novato, intentaba alcanzar a Tyreke Evans en ese veredicto por Novato del Año… jugar más de 40 minutos en cada partido, por ello, realmente me sentía en control completo… con respecto a entender cuál era la clase de jugador que quería ser. Y comienzas a imaginarte a ese jugador dentro de la clase All-Star. Solo tuve confianza absoluta hasta pensar en eso hacia el final de ese año de novato. Al principio, en Davidson, sólo fui capaz de disfrutar del baloncesto sin tener esa nube de la NBA rondando mi mente.

Obviamente, ya no eres un menospreciado. ¿Eso te hace recordar aquellos días cuando no tenías nada que perder? ¿Disfrutabas eso más?

No. Una vez alcanzas el nivel de un campeonato, comprendes cómo se siente ser el mejor del mundo en algo. Tienes razón: mi motivación completa y mi proceso de pensamiento (en aquel entonces) se identificaba de verdad con esa mentalidad de menospreciado. Ahora, es una experiencia totalmente diferente con respecto a aquella que tuve y que adoré, pero también adoro la que tengo hoy en día.

Ahora, cuando intentamos ir por un tercer (campeonato) consecutivo, hay dramatismo en los medios, dramatismo por los agentes libres, cosas dentro del vestuario que tenemos que asumir… Todo se debe a que hemos estado a la máxima altura de nuestro juego y la gente intentará dividirnos, encontrar grietas en la armadura… se debe a que estamos jugando por algo que importa. Me encanta estar en esa situación cada año… y aspiro a que no termine pronto.

Recuerdo que fuimos a un Juego de Estrellas en Houston. ¿Hace cuánto, seis años?

Estuve allí para el concurso de triples.

Pudimos ir al partido juntos. Podías cruzar la calle yendo desde el hotel hasta el partido, esencialmente, por ti mismo, sin problemas ni alborotos. Eso fue hace apenas seis años.

De hecho, esa fue la última ocasión que no fui miembro de un roster del Juego de Estrellas. Recuerdo como andaba vestido: el traje de tres piezas sin la chaqueta con lentes de lectura y ese estúpido sombrero que Ayesha me hizo usar. Caminamos dos cuadras del hotel hasta el partido. Quizás hubo una persona que dijo: ‘¿Cómo estás?’. Pero ahora, las cosas no son así. Quería ir al partido solo para poder tener esa experiencia. Sin duda que fue muy lamentable que no jugué en ese encuentro, pero eso solo sirvió de motivación. Esa fue probablemente la última vez que ocurrió, en la cual podía ir de incógnito, creo. Aunque ahora, pienso que Ayesha es más reconocible que yo en estos momentos. Es sumamente loco, la diferencia que hacen pocos años.

Luego, años más tarde, recibes una llamada del presidente.

Así es

Eso pareció tomar a la gente por sorpresa. Parecía que la gente no esperaba que tuvieras estos ideales con los que te mantienes. Cuando estábamos juntos en Davidson, vi desarrollarse un poco de esa mentalidad. ¿Cómo evolucionó hasta el punto en que te sentiste cómodo hablando contra el presidente?

En su mayoría es solo estar rodeado de personas con ideas afines, personas que fueron incluso más audaces que yo en términos de decir lo que creen, hablar en nombre de los estudiantes negros en un cuerpo de estudiantes mayoritario de blancos. Con mucho gusto ayudé a difundir el mensaje de por lo que luchábamos en el campus. Para ser honesto, no solo digo esto porque estoy hablando contigo, sino de la forma en que tú y (el poeta, el autor y alumno de Davidson) Clint (Smith) y otras personas que veo que aún sigo en las redes sociales - y cómo ustedes usan su voz y su sabiduría, educación y cuán articulados, ustedes son consistentes al hablar. Eso me anima a usar la plataforma que tengo cuando se trata de ir a la Casa Blanca o no, tomar esas decisiones e intentar ver al Presidente Barack Obama y las cosas que está sucediendo en la comunidad, intentando simplemente responder de diferentes maneras para marcar la diferencia.

Todo eso comenzó en Davidson. Solo estar rodeado de personas que me inspiran ahí es donde se sembró la semilla y todos nos ramificamos en nuestros respectivos mundos. Continuamos en esa lucha, así que voy a permanecer en esa misión de la manera que pueda.

Muchos atletas se sienten reacios a la posible reacción negativa por decir algo incorrecto, pero tú hablas con confianza en estas situaciones.

No voy a complacer a todo el mundo. En términos del mundo internacional de la política eso viene con el territorio. Y donde los deportes y la política se cruzan, solo en términos de (que tengamos) un micrófono en la cara todos los días. Nos están haciendo preguntas sobre lo que creemos. Obviamente te puedes distanciar de eso si quieres. Puedes jugar seguro. Aunque quiero asegurarme de que soy muy educado sobre lo que estoy hablando, por eso no hablo de todo. Como jugadores de la NBA, vivimos en una burbuja. Nuestro estilo de vida es un poco diferente, y uno debe asegurarse de estar conectado, porque todos tenemos familias, todos provenimos de comunidades en las que suceden cosas reales y tenemos que apoyar para asegurarnos de que uno se mantiene sintonizado.

Te casaste cerca de cuando yo me casé, y creo que Riley es un par de meses mayor que mi hijo. Así que cada vez que te veo, siempre se trata de la familia y lo alocada que es esta experiencia familiar.

Ha sido un viaje increíble. Nunca pensé en eso cuando conocí a Ayesha al final de mi segundo año. No sabía a dónde me llevaría mi vida. Es gracioso… ella no tenía nada de básquetbol, no tenía antecedentes deportivos y no sabía nada sobre la NBA, así que estábamos a oscuras en cuanto a no saber en qué nos metíamos. Y a cada paso del camino, todo lo que sucedió, lo tratamos juntos, y nos ayudó a madurar mucho más rápido de lo que esperábamos. Creo que incluso como padres, entender cómo vamos a criar a los niños no solo en esta sociedad loca en la que vivimos, sino en una en la que somos tan visibles, y las personas están pendientes a cada paso que damos, cada palabra que decimos. Una cosa que técnicamente lamento en cuanto a la rapidez con que llegó todo esto fue cuando llevé a Riley al podio (durante las finales de la NBA 2015).


David Dennis Jr. es un escritor y profesor adjunto de Periodismo en Morehouse College. Los escritos de David han aparecido en The Guardian, The Smokink Section, Uproxx, Playboy, The Atlantic y Complex.com.

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