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Brian Windhorst | Escritor senior de ESPN 5y

Lakers y Celtics deben de inspirarse en los Pacers

EL PASADO 1 DE FEBRERO, los Indiana Pacers se despertaron en Miami sufriendo una racha de cuatro derrotas consecutivas. Su All-Star Victor Oladipo se recuperaba de una cirugía que puso punto final a su temporada, cayeron al quinto lugar de la Conferencia del Este y no tenían planes firmes de buscar ayuda en la fecha límite de cambios.


Para cada equipo de la NBA en cada temporada, debe caer un poco de lluvia. A veces, es un aguacero. Y en otras, se trata de un diluvio.

Manejar la adversidad es una destreza, especialmente importante en una liga con una temporada regular de siete meses de duración. Es algo que se puede enseñar. Es algo que se puede aprender. Recientemente, los Pacers montaron una clínica sobre el tema.

Incluso, con una decepcionante derrota sufrida el lunes pasado en Detroit en la cual los árbitros los sacaron de sus casillas, los Pacers tienen récord 8-2 en el mes de febrero. Han vuelto al tercer lugar en la Conferencia del Este. Tienen el segundo puesto en rating defensivo durante el mes en la NBA (y hablando de equipos a los cuales probablemente no le han prestado atención, el Orlando Magic está en el primer lugar).

El entrenador Nate McMillan ha logrado convencer a su equipo en lo que respecta a definición de roles, lo cual es sumamente difícil dentro de un equipo promedio de la NBA. Considerando que MacMillan cuenta con seis jugadores claves que serán agentes libres durante el próximo verano y otro, Domantas Sabonis, que juega para conseguir una extensión, hablamos de un grupo difícil que éste ha logrado gestionar.

McMillan, el presidente Kevin Pritchard y el gerente general Chad Buchanan tienen una política de puertas abiertas cuando discuten internamente los aspectos relativos a la agencia libre. Si un jugador desea hablar al respecto, la gerencia no muestra temor. Manejan una empresa y en Indiana, no precisamente cuentan con un pozo sin fondo, aunque intentan ser transparentes cuando surge el tema.

Independientemente de si se trata de un secreto del éxito o no, los Pacers no juegan como un equipo lleno de hombres preocupados por su próximo pago. Juegan alegremente con una ofensiva equitativa que distribuye las cargas con lo que parece ser un ego mínimo o la ausencia de agendas. Han contado con al menos cinco encestadores con dígitos dobles en 52 ocasiones durante 61 partidos, cifra más alta de la liga. Cuentan con siete jugadores con dígitos dobles en 12 oportunidades y en dichos encuentros, su marca es de 11-1.

Cuentan con veteranos que son líderes, especialmente Thaddeus Young, de acuerdo con aquellos que rodean al equipo, y jugadores que parecen acordar distribuir su protagonismo (particularmente sus bases y gigantes) dependiendo de los entrenamientos. Y si no es así, no se ha hecho público.

Su calendario para el mes de marzo es brutal y quizás no retengan el tercer sembrado hasta la fecha definitiva. A pesar de ello, su profesionalismo mostrado ante varios retos ha sido ejemplar. Y francamente hablando, podría ser un ejemplo para alguno de sus colegas.

Si podemos mencionar un caso contrario en estos momentos es Boston. Los Boston Celtics han mostrado cero compenetraciones durante la presente temporada. Ciertamente, una de sus raíces ha sido Kyrie Irving junto a algunos de sus compañeros más jóvenes, quienes se han quejado unos de otros como si buscaran objetivos diametralmente opuestos durante la temporada.

La agencia libre de Irving, mientras tanto, ha sido una distracción que aparece y desaparece. Incluso, cuando éste trató de eliminarlo de la conversación mostrando compromiso durante la temporada baja, su cambio de opinión a mitad de año sólo amplió la magnitud de la situación y pudo haberla empeorado mucho más que si él no hubiera dicho nada al respecto.

En ocasiones, el entrenador Brad Stevens ha confrontado dificultades haciendo que miembros de su talentoso equipo asuman ciertos roles, en gran medida como consecuencia del regreso de Gordon Hayward, quien se ha mostrado irregular. Jaylen Brown y Terry Rozier, dos jugadores que deberán asumir situaciones contractuales al final de la temporada, se han mostrado visiblemente complicados a la hora de adaptarse a roles menores. El sumamente talentoso Jayson Tatum se ha salido del libreto en ocasiones cuando Stevens se ve obligado a asumir medidas disciplinarias dentro del partido al sacarlo de la cancha, y al parecer no asimila nada de lo que se le dice fuera de ella.

Stevens y los Celtics han vivido en un mundo de expectativas disminuidas durante temporadas recientes, aunque esto se debía a la presencia de LeBron James en la misma división o la paciencia producto de un proceso de reconstrucción. Los Celtics de la temporada pasada eran expertos en gestión de adversidad, superando las lesiones sufridas por Hayward e Irving para quedar a minutos de clasificar a las Finales de la NBA. Hace dos años, Isaiah Thomas, mientras cojeaba en la cancha, se convirtió en un emotivo símbolo de superación de eventos desafortunados.

Sin embargo, esta temporada la magia se ha perdido y eso es evidente en la tabla de posiciones y la brecha existente entre Boston e Indiana. La ventaja que tienen los Celtics es la cuarta parte que aún queda por disputar de la temporada. Actualmente, están viendo lo que podría ser una desventaja en una brutal serie inaugural de playoffs contra Filadelfia o Indiana sin contar con ventaja de local a menos que puedan remontar de forma heroica o que Indiana colapse en su reto del mes de marzo.

Si Boston es el equipo más decepcionante en el Este, en el Oeste, el quinteto que sufre la misma triste situación lidia con problemas similares. La organización de Los Angeles Lakers tiene fallas importantes en su roster: una carencia total de enceste, una extraña inclinación de librarse de gigantes útiles y defensores inconsistentes empezando con el número 23). A pesar de ello, han fracasado rotundamente hasta ahora en su manera de enfrentar las adversidades.

No hay duda alguna de que los Lakers se han visto afectados por lamentables lesiones. La caída de James en la cancha durante la fecha de Navidad y la horrible torcedura de tobillo de Lonzo Ball del mes pasado en Houston fueron ejemplos de pésima suerte. Rajon Rondo se ha sometido a dos cirugías en su mano. De haber estado perfectamente sanos, ¿se encontrarían los Lakers entre los ocho primeros en la tabla de posiciones? Probablemente.

Pero esta es la NBA, donde nada es perfecto. Por el contrario, toda la organización de los Lakers ha mostrado torpeza frente a las adversidades esta temporada y eso ha sido evidente desde los peldaños más altos de la escala gerencial.

El presidente Magic Johnson puso en muy mala posición al entrenador Luke Walton con una sesión de gritos en su contra a principios de temporada que rápidamente salió a la luz pública, manejó las conversaciones sobre un posible canje de Anthony Davis en una forma que puso a la mitad de su vestuario en tensión y luego voló 3,000 millas para calmarlos con el que básicamente fue un mensaje de que “crecieran”.

Walton no ha sido capaz de convencer a su equipo de hacer esfuerzos de manera consistente y en una cantidad de ocasiones que va más allá de lo aceptable, los Lakers no se han visto listos para jugar.

James se ha mostrado totalmente descarrilado por la lesión inguinal que ha descuadrado su acondicionamiento físico, algo con lo cual nunca había lidiado en su carrera, en la cual a estas alturas ya armaba una estrategia anual de prepararse con mira a los playoffs. James ha lidiado antes con adversidades a mitad de temporada: sus Cleveland Cavaliers estaban por debajo de .500 en enero de 2015 y despachó prácticamente a la mitad de su roster en febrero de 2018; sin embargo, nunca había sido algo que lo retara en lo personal de esta forma.

A pesar de ello, en días recientes, mientras los Lakers han sufrido amargas derrotas, James ha vuelto a su desagradable hábito de mostrarse pasivo-agresivo a la hora de descalificar a sus compañeros frente a los medios. Cuando James se encuentra en la absoluta cima de su nivel de juego, él puede compensar estas máculas con un juego digno de estrella de rock. Sin embargo, en estos días, parece incapaz de conseguir ese nivel noche tras noche y los comentarios solo agregan mayores problemas y adversidades a una montaña de adversidades.

Los jóvenes jugadores de los Lakers han mostrado destellos de grandeza, pero en mayor parte han presentado problemas debido al peso que conlleva jugar al lado de James. Y cuando éste cayó lesionado, lo cual fue una oportunidad dorada para asumir protagonismo, ni Brandon Ingram ni Kyle Kuzma fueron capaces de convertirse en las grandes estrellas a diario. No sorprendió a nadie cuando los New Orleans Pelicans desestimaron una oferta de canje que incluía a ambos.

Siendo justos, hay que reconocer que los Pacers no viven en el mismo escrutinio por parte de los medios que sufren los Celtics o Lakers. Indiana tampoco tuvo que asumir las consecuencias de una fallida operación Davis, lo cual pareció afectar de forma negativa a los vestuarios en Boston y Los Ángeles.

Sin embargo, los Pacers sí vieron cómo su líder debió salir de la cancha en camilla. Y ganaron esa noche. Contra los Toronto Raptors.

Hay muchas oportunidades de perdón en la NBA. La temporada es tan larga que esencialmente se convierte en una perenne posibilidad de remontar la cuesta. Conseguirlo requiere de ciertos elementos y ciertamente, un equipo puede contar con ellos o no.

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