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El plan de los Sixers para funcionar: el poder de las estrellas y el juego simple

Cuando Elton Brand, gerente general de los Philadelphia 76ers, se dirigió al podio improvisado dentro del complejo de prácticas del equipo el día posterior a la fecha límite de cambios del mes pasado, bien pudo haber desestimado las expectativas que había creado para su equipo, dramáticamente cambiado. No fue así.

“Creemos que estamos en posición para ser contendientes aquí y ahora”, dijo Brand. “Y nuestros movimientos reflejan dicha creencia”.

Y cuando el dueño de los 76ers, Josh Harris, fue preguntado por Jackie MacMullan de ESPN con respecto a la posibilidad de un enfrentamiento en primera ronda contra los Boston Celtics, pudo haber desechado cualquier preocupación real con respecto a una posible salida tempranera de los playoffs. No fue así.

“Sería problemático”, dijo Harris. “Sumamente problemático. No sería la situación por la cual estamos jugando”.

“Estaríamos descontentos. Yo estaría descontento. La ciudad estaría descontenta. Vamos a trabajar fuerte para asegurarnos de que eso no ocurra”.

A menos de dos años de haber sido uno de los peores equipos de la NBA, los Sixers están dejando claro que competir por el campeonato es el único estándar aceptable. Sin embargo, la cima de la Conferencia del Este cuenta con otros tres equipos (Milwaukee Bucks, Toronto Raptors y Celtics) con esas mismas aspiraciones. Los cuatro clubes llegarán a los playoffs caminando una cuerda floja sumamente alta y peligrosa, con consecuencias significativas para aquellos que no logren llegar a la meta.

Entre esos equipos, no hay otro que haya apostado tan fuerte por sí mismo como Filadelfia.

“Lo entendemos”, expresó el entrenador Brett Brown a ESPN. “Entendemos por completo que esta es la razón por la cual comenzamos lo que comenzamos. Realmente, bajo mi mirada, es así de simple”.

Joel Embiid y Ben Simmons han florecido hasta convertirse en los pilares del roster de los Sixers. Son las razones por las cuales Brand persiguió de forma tan agresiva talento estelar en sus primeros meses en el puesto, haciendo canjes de alto calibre por Jimmy Butler y Tobias Harris. Ese poder de estrellas envidiable ha puesto a Brown y al staff de entrenadores en una posición que pocas veces funciona: rehacer un equipo ambicioso de forma inmediata luego de hacer una adición de renombre.

Se podría decir que la última ocasión en la cual movimientos similares condujeron directamente a un campeonato fue en 2004, cuando Rasheed Wallace terminó con los Detroit Pistons y llevó a equipo a conseguir el título. Integrar a una estrella ya es sumamente difícil. Filadelfia debe integrar a dos… y desarrollar una banca con varios jugadores (Jonathon Simmons, Mike Scott, James Ennis, Boban Marjanovic) que no estaban presentes a inicios de febrero. Tal como lo afirma Brown correctamente, Filadelfia está trabajando con su tercer equipo en la actual temporada. Markelle Fultz, Robert Covington y Dario Saric eran titulares al lado de Simmons y Embiid para el primer equipo durante el campamento de entrenamiento. Luego, se produjo una segunda versión tras la operación Butler. Ahora, tenemos a los Sixers y su Phantastic 5, junto con una banca improvisada y sin la presencia de Fultz. (Cierto, se han producido muchas quejas con respecto a este apodo. Por ello, les tengo un reto: Creen uno mejor. Soy todo oídos).

A los Sixers ahora le queda asumir la complicada labor de que todo esto funcione.

“Es fácil”, afirma Embiid. “Se origina en nuestra cultura. Cuando estos chicos llegaron aquí (Jimmy, Tobias), les dijimos que todo se trataba de compartir el balón y que todo dependía de la defensiva”.

“No he jugado al baloncesto por largo tiempo. ¿Han sido cuántos, nueve años? Aunque viendo a Golden State, me he dado cuenta de que hay que jugar en conjunto, hay que mover el balón, debes trabajar como equipo, y así es cómo debemos jugar”.

Decirlo es una cosa. Hacerlo es otra totalmente distinta. Butler, Harris y JJ Redick serán agentes libres este verano. También lo serán los recién incorporados a la banca. Se les ha juntado en un experimento de química a mitad de temporada como pocos lo han intentado antes; y que se ha hecho más difícil debido a la ausencia de Embiid en partidos recientes debido a molestias en una de sus rodillas y ahora Marjovic quedando fuera de acción por un periodo extenso también debida a una lesión de rodillas. Y si bien ha habido mucho interés en el poder de estrellas con el que cuenta el quinteto abridor de Filadelfia, no es difícil comprender las limitaciones de la segunda unidad en lo que respecta a talento.

Marjanovic puede aterrorizar a los pívots rivales; sin embargo, con el enfrentamiento apropiado, puede quedar a un lado de la cancha. Scott puede ser un encestador letal para luego conceder la misma cantidad de puntos que anota. Ennis y Simmons fueron dejados ir por los Houston Rockets y Orlando Magic, dos equipos con aspiraciones propias para clasificar a los playoffs.

No obstante, existe suficiente talento de primer nivel en Filadelfia que las cosas podrían funcionar. El quinteto titular de los Sixers no cuenta con jugadores ubicados por debajo del número 83 (que le corresponde a Simmons) en el índice real plus-minus (RPM) de ESPN, honor sólo igualado por Raptors y Bucks.

Brown intenta aprovechar ese talento al conferirle a su equipo un lema sencillo: Dominar “las cosas color vainilla”. En otras palabras: mantener las cosas simples, estúpido.

“No es el juego, son los jugadores”, expresó Brown. “Siempre ha sido así y siempre lo será. No se trata de nada distinto a espacios y conceptos… ¿Cómo crear ese ambiente con los jugadores que ahora entrenan?

Faltando un mes antes del inicio de los playoffs, los Sixers no tienen opción de hacerlo de otra forma.

“Para ser grande haciendo las cosas simples, haciendo bien las cosas color vainilla, ese es el mundo en el que ahora estoy viviendo”, dijo Brown. “Estás un poco abrumado porque es cierto de que se trata de nuestro tercer equipo y no se trata de chasquear los dedos y así imponerse a Milwaukee o Toronto o Boston o lo que sea”.

Típicamente, en esta etapa de la temporada, los equipos cuentan con una filosofía definida con respecto a la forma en la cual desean jugar. Milwaukee ha rodeado a Giannis Antetokounmpo con encestadores. Incluso, luego de despachar a Marc Gasol, Toronto es capaz de desatar a Kawhi Leonard en jugadas de aislamiento y mover el balón por toda la cancha con Kyle Lowry. Boston, a pesar de todos sus problemas, puede atacar equipos en una variedad de formas y pueden darle el balón a Kyrie Irving, uno de los mejores cerradores de la liga, en los minutos finales de los partidos.

La ideología que tiene Brown con respecto a la forma en la cual se debe jugar este deporte convirtió a los Sixers en un club que opera de forma distinta a la mayoría de los equipos de la NBA. El singular y complejo conjunto de destrezas con los que cuentan Simmons y Embiid también necesitan innovación. Sin embargo, mientras Brown intenta moldear este grupo con poco tiempo; en algunas oportunidades, ha implicado alejarse de la ofensiva de flujo libre que destacó a su equipo sobre el resto.

Durante la victoria de la semana pasada en Oklahoma City, los Sixers permitieron que Butler trabajara en una de las jugadas más básicas del baloncesto: el pick-and-rol por el medio. Ningún equipo ha utilizado menor cantidad de picks que los Sixers, según la data de rastreo de Second Spectrum. Los Sixers también quedaron en el último puesto en dicha estadística durante las dos temporadas anteriores, ya que Brown ha desechado en gran medida la tendencia actualmente en boga en la NBA de gravitar hacia jugadas de pick-and-roll. Sin embargo, Butler y Harris se han mostrado adeptos a correr con esta jugada en ocasiones previas, por ello, Brown está utilizándola. Estos cambios convencionales ayudan a que ambas estrellas se sientan conectadas y cómodas. Estos ajustes también podrían darle a Filadelfia algo en lo cual depender en los tramos finales de los partidos, situaciones en las cuales los Sixers de Embiid y Simmons podrían confrontar dificultades.

Esta es la clase de ajustes que los Sixers tendrán que hacer durante las próximas semanas a fin de utilizar su potencial por completo. Después de todo, elevar el techo de su nivel fue el objetivo de los grandes movimientos hechos por Filadelfia. Pudieron haber ido a lo seguro, dejar que la sociedad entre Embiid y Simmons crezca de forma orgánica y ver cómo se desarrollaban las cosas.

Por el contrario, los Sixers decidieron jugar sus cartas y poner las fichas en el centro de la mesa. Tanto Brand como Harris han dicho que los Sixers cuentan con dinero suficiente para remunerar a sus agentes libres estrellas este verano; algo que haría que este equipo se dispare en las alturas del impuesto al lujo en años por venir. Es una declaración escuchada dentro de la liga con cierto escepticismo.

Esta actitud también requerirá un deseo por ambas partes a fin de mantener este grupo junto. Si los Sixers llegan tan lejos como creen poder, estas conversaciones podrían ser rápidas y sencillas. Pero ¿si no es así? Las consecuencias vividas durante la temporada baja podrían sacudir nuevamente a esta franquicia.

En vez de preocuparse por ello, los Sixers han asumido las expectativas y aceptado como único resultado aceptable.


“Incorporamos a Jimmy y acabamos de traer a Tobias, Mike, Boban y nos están elevando a otro nivel”, dijo Embiid. “Nos hacen creer mucho más que contamos con buenas posibilidades de ganar (el título) y ese es el objetivo”.

“Tenemos una grandiosa oportunidad. La ventana está abierta”.

No hay duda alguna con respecto a las cosas que los Sixers creen posibles alcanzar. Todo lo que ahora deben hacer es demostrarlo.