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¿Por qué la persecución de los Warriors por la grandeza se ha convertido en un problema?

Steve Kerr aún recuerda el momento cuando la dinastía de los Golden State Warriors pudo haber muerto antes de nacer. Mientras ingresaba al complejo de prácticas de los Memphis Grizzlies la semana pasada, Kerr no podía evitar recordar cuando se encontraba en desventaja 2-1 contra Zach Randolph y compañía, preguntándose si alguna vez los Warriors podrían alcanzar todo su potencial.

“Volví al pasado mientras entraba a este edificio, dentro del gimnasio de prácticas”, indicó Kerr a ESPN. “Bob Myers (gerente general de los Warriors) y yo estuvimos en esa cancha, con desventaja 2-1 con Memphis en 2015 y básicamente, nos decíamos: ‘¿Podremos hacerlo? ¿Podremos lograrlo? ¿Podremos superar a Memphis?’”.

Cuatro años después, los Warriors siguen el curso de una de las carreras más exitosas en la historia de la NBA. Han disputado cuatro Finales de la NBA consecutivas y ganado tres de los cuatro últimos campeonatos en la liga. Han vencido en mayor cantidad de partidos (317) durante las cinco temporadas más recientes que cualquier otro equipo durante cualquier lustro en la historia de la NBA, superando su propio récord, impuesto entre 2013-14 y 2017-18.

Sin embargo, cuando los Warriors impusieron ese récord en la noche del domingo (superando su propia marca que comprendió la última temporada de Mark Jackson como entrenador y las primeras cuatro de Kerr), no hubo una celebración importante. No se entregó trofeo alguno y no se alzarán banderines conmemorativos.

Mientras los Warriors se acercan al final de otra larga temporada regular de 82 partidos, la lucha por ganar otro campeonato nunca había sido más evidente. A pesar de ello, Kerr ha permanecido animado y optimista con respecto al presente y futuro de su equipo, incluso tras haber sufrido derrotas abultadas e inesperadas que parecen mostrar grietas en la fachada de los Warriors. Cuando sus jugadores no las han tenido todas consigo en una noche particular, siendo la más notable la del 23 de marzo, cuando cayeron como local ante los Dallas Mavericks por vergonzoso margen de 23 puntos, ni Kerr ni sus jugadores se mostraron demasiado preocupados. Este grupo siempre ha creído que hay partidos más importantes en el horizonte, entonces, ¿por qué angustiarse por cotejos que no tienen grandes implicaciones en el gran panorama de una larga temporada?

“Si cuatro años atrás, hubiésemos tenido una noche como la que tuvimos contra Dallas, a nadie (aparte del equipo) le habría importado”, indicó Stephen Curry. “(Ahora) se convierte en una noticia más importante y tenemos que responder, y nos sentimos como mie---- y todo eso. Por ello, existe la presión y expectativa que nos imponemos a nosotros mismos y las que provienen del exterior. A pesar de todos los esfuerzos que ponen los muchachos para ir a casa y acallar ese ruido y de todo el equilibrio con el que cuentan en sus vidas, siempre está presente en la nuca, por ello, sufrirlo año tras año se hace difícil”.

Mientras se enfrentan a la última semana de la temporada regular, los Warriors han mostrado dos características principales durante este arduo capítulo de su historia:

  • Siguen siendo capaces de vencer a cualquiera cuando se mantienen concentrados y jugando su mejor baloncesto.

  • El proceso de perseguir la grandeza ha agotado al grupo, a un nivel al cual no estamos acostumbrados.

Ese agotamiento se ha reflejado en el récord de los Warriors. En una temporada en la cual querían saborear los últimos momentos dentro del Oracle Arena, se aproximan al enfrentamiento del martes contra los Denver Nuggets tras haber perdido 11 encuentros en casa, cifra que supera la suma de derrotas en las tres primeras temporadas con Kerr al mando.

Luego de vencer un total de 67 partidos durante la temporada regular de Kerr como entrenador jefe, los Warriors ganaron 73 encuentros en 2015-16, luego 67, 57 y actualmente, suman un total de 52 victorias en la temporada. La urgencia de ganar noche tras noche que se sentía a comienzos de esta carrera ya no se encuentra presente. El protagonismo y especulaciones generadas tras semejante éxito ha agotado mentalmente al grupo durante ciertos periodos del transcurso de la temporada.

“No sé por qué es tan difícil de hacer”, indicó el alero de los Warriors, Draymond Green, cuando se le preguntó por qué ha sido tan difícil mantener ese nivel de éxitos año tras año. “No obstante, cualquiera sea la razón, (es) el motivo por el cual no existen muchos considerados como grandes y por la cual no hay mucha gente capaz de alcanzar la grandeza”.

Green no pudo evitar sonreír mientras pensaba cómo responder esa pregunta. Los Warriors aprecian bien lo que han logrado, lo cual les ayuda a no angustiarse por las pequeñas cosas: por ejemplo, cuando tienen derrotas fuertes como las vividas en la presente temporada. Luego de prácticamente quince años en el mundo del baloncesto profesional, el veterano base Shaun Livingston resumió de forma contundente el por qué este proceso de ganar en grande año tras año puede desgastar a un equipo.

“La cosa más difícil de lograr en esta liga es ser consistente”, dijo Livingston. “Eso es lo que separa a (los) malos de los buenos (y a los buenos de) los grandes”.

Livingston es uno de los cinco jugadores que han formado parte de los Warriors durante toda su carrera de cinco años, junto a Curry, Green, Andre Iguodala y Klay Thompson. Si bien dicho grupo ya ha sido probado en campeonatos, jugar partidos importantes a principios de abril es algo a lo cual no están muy acostumbrados y es algo a lo cual se enfrentarán durante la venidera semana. Golden State llega a la jornada del martes con ventaja de un juego sobre Denver por el primer sembrado en la Conferencia del Oeste. El sembrado número 1 es un objetivo que los Warriors, en su propio estilo contradictorio, han dicho que es “sumamente importante” al igual que “no es la principal prioridad” durante estos tramos definitorios de la temporada.

La última ocasión en la cual los Warriors han jugado partidos con implicaciones decisivas en la semana final de la temporada (cuando perseguían el récord de triunfos en una campaña regular, terminando con 73 victorias en 2016), fue la única en los últimos cuatro años en la cual no lograron alzarse con el título. En 2015 y 2017, el primer sembrado era inevitable a este punto y los Warriors llegaron a abril del año pasado clasificados mínimo en el segundo sembrado.

“Una vez alcanzado ese nivel, se trata de un cliché: Es más difícil permanecer en la cima de la montaña que subir hasta allá. Todos se esfuerzan al máximo contra ti”, indicó Curry con respecto a la dificultad de mantener ese éxito en temporadas regulares que los Warriors alcanzaron en 2015, 2016 y 2017. Te despedazan en los medios de comunicación, los aficionados te despedazan. La presión por alcanzar la grandeza noche tras noche, si bien te alimenta, también te desgasta. Hay que mantenerlo todo en perspectiva”.

Kerr se hizo eco de la opinión de Curry, afirmando que los Warriors han pasado, por lo menos, las últimas cuatro temporadas siendo objeto de los mejores esfuerzos de cada rival todas las noches, algo que puede agotar a cualquier equipo. Sin embargo, advierte que eso forma parte de las consecuencias de ser considerado uno de los equipos más grandes de todos los tiempos.

“Un equipo gana un campeonato y es un logro bárbaro, pero nadie habla sobre su legado, en lo que respecta a una dinastía o grandeza, sea cual sea la palabra”, expresó. “Si realmente quieres pertenecer a esa categoría, a la cual pertenecen los mejores equipos de la historia, los más grandes, hay que lograrlo durante años. La temporada de la NBA es sumamente difícil para todos los equipos. Son ochenta y dos partidos y todos los viajes y el desgaste, para lograr lo que hemos hecho durante cinco años consecutivos”.

Los Warriors tendrán que fajarse durante seis partidos más antes de terminar la temporada regular y así, poder concentrar esfuerzos en el objetivo de ganar un tercer campeonato consecutivo, hazaña que ningún equipo ha logrado desde Los Angeles Lakers entre 2000 y 2002. Tres de los cuatro encuentros siguientes serán en casa, donde intentarán cerrar su historia de temporadas regulares en el Oracle Arena con alto impacto.

Después, los Warriors pondrán fin a su torneo regular con par de cotejos como visitantes, incluyendo una gira a Memphis, regresando una vez más a la ciudad donde pudieron haber quedado eliminados antes de haber ganado su primer campeonato hace cuatro años.

Independientemente de lo que ocurra en esos seis partidos finales, Kerr permanece confiado en la capacidad de su equipo para mantenerse jugando baloncesto a nivel de campeonato hasta bien entrado el mes de junio.

“Cuando pienso en nuestro equipo, no me preocupo porque los he visto hacerlo año tras año y sé que van a hacer su máximo esfuerzo”, indicó. “Y sé que estarán listos en los momentos en los cuales realmente importe”.