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Bruno Altieri 2y

El inexplicable caso de Gabriel Deck

Beijing, agosto de 2019. Kobe Bryant está sentado junto a Manu Ginóbili en una de las gradas del Wukesong Arena. Juega Argentina contra Francia en la Semifinal del Mundial de China 2019, y tanto Kobe como Manu están en rol de embajadores. Gabriel Deck, un auténtico desconocido para la ex estrella de los Lakers, hace un poco de todo: defiende, corre la cancha, anota. Es pura intensidad. Ginóbili, extasiado, aplaude a muchos de sus ex compañeros. Deck ahora cambia defensa por ataque y en una corajeada hace dos pasos y la entierra con dos manos. Bryant primero se ríe, luego hace un gesto de asombro, lo codea a Manu y le pregunta: -¿Quién es? "Le dicen Tortuga. Juega en Real Madrid", contesta Ginóbili. "Me gustaría verlo en mis Lakers pronto". Con el partido finalizado, Bryant pide conocerlo. El saludo de Deck con Kobe se desparrama por el mundo. No sabe ninguno de los dos que será la única vez que se verán.

Deck dejó Real Madrid en el pasado mes de abril para firmar un contrato de cuatro temporadas con el Thunder. El alejamiento prematuro de la Casa Blanca se dio casi seis meses después de la despedida de su compatriota Facundo Campazzo para jugar en Denver Nuggets. Las redes sociales explotaron y a su alrededor todo lo que se producía, previo al debut, era furor. De figura por sus dotes de trabajador incansable a celebridad sudamericana en el cielo más acabado de los cestos. Deck, acostumbrado a esquivar la exposición en todas sus formas, ahora no encontraba válvula de escape. Lo mejor, estimaba el fanático promedio, estaba por venir.

Tortuga debutó en OKC a fines de abril con todo el básquetbol argentino siguiendo sus pasos. En un equipo ultra-joven, destinado a ser de lotería sin ninguna duda, Deck tuvo movimientos alentadores y al cierre de temporada parecía encontrar su lugar en la mejor competencia del mundo. Tiempo después, ya en temporada baja, Deck contrajo COVID-19, participó en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, y a su regreso a Oklahoma jugó poco y nada. "Tiene mucha experiencia a nivel profesional, pudimos evaluarlo de forma decente la temporada pasada, pero se trata de mejorar aspectos de juego a nivel NBA", señaló el joven entrenador Mike Daigneault a declaraciones recogidas por el periodista Leo Torres en conferencia de prensa, con motivo de explicar su no inclusión en el equipo.

Una estrella del básquetbol internacional, campeón de todo en Real Madrid, hacía banco en un plantel con escasa experiencia y proyección. ¿Para qué fichó el Thunder a Deck? La verdad, nadie lo sabe. Es realmente inexplicable. Uno podría pensar que siendo subcampeón mundial, tras ser exitoso en el Madrid, podía ser voz de mando dentro de la cancha, pero la verdad es que no fue tenido en cuenta jamás. ¿A qué se refiere Daigneault con "mejorar aspectos de juego a nivel NBA"? ¿Qué película se quiere vender con el caso Deck? Ahora resulta que Tortuga jugará en la Liga de Desarrollo de Oklahoma City. Un Fórmula Uno metido en una pista de karting para que tome ritmo.

No tengo ninguna duda que la NBA es la mejor liga del planeta. Por muchos factores. Pero acá también se equivocan y toman decisiones que son absurdas. El manager general Sam Presti es un coleccionista excéntrico de picks de Draft que ha hecho de esta práctica recurrente un estilo sin precedente alguno. Especialista de lotería, todas las noches observa a sus jóvenes como piezas en un zoológico de cristal. El básquetbol según Presti corre por una vía que por momentos dista mucho de la fluidez natural de otros equipos. En esa vista recurrente de observar a futuro, se cometen errores evidentes que son pasados por alto en función de la mirada tan permisiva que es a veces el largo plazo.

Daigneault desde el banco absorbe, acepta y ejecuta: velocidad acelerada y jugadores versátiles conforman la génesis del equipo. Los resultados por ahora son un poco tristes: novenos (101.0) en ritmo respecto a cualquier otra franquicia, tienen la peor eficiencia ofensiva de toda la NBA (96.7), navegan en la medianía de la eficiencia sin balón (105.4) y han ganado solo seis partidos de 20. Está claro que Deck no es la solución a todos estos males, pero... ¿En serio no podría ayudar al entorno juvenil un jugador de sus características? Y en el caso de que el deseo sea apostar por otro estilo de talento, creo que deberíamos unirnos para gritar todos juntos: ¡¿Para qué lo llevaron?!

La realidad indica que hoy Deck está encerrado en una franquicia que no lo quiere. Por ende, se tiene que ir cuanto antes. La NBA puede ser maravillosa pero también puede ser cruel y desconsiderada. Me hago cargo de estas palabras, porque el crédito de Colonia Dora, de trayectoria intachable, jamás dijo nada desapropiado por la situación que atraviesa. Incluso nunca esquivó el profesionalismo, tentado muchas veces por los golpes al ego que estas situaciones conllevan: "Te pago y entonces yo decido", como si de robots se tratase. Este trato por momentos absurdo, ilógico e incongruente, roza en algunos casos, como el de Deck, en la falta de respeto.

Deck es un extraordinario jugador de básquetbol. Un defensor acérrimo, un competidor extremo, un talento con potencia fuera de lo común. Capaz de jugar de tres o de cuatro, con habilidades solidarias para el juego inusuales, un motor para todos los equipos que integró. Quizás su gran poder a lo largo de su carrera haya sido su triunfo constante y sistemático contra la adversidad. Desde sus orígenes humildes en Colonia Dora hasta su salto definitivo a la NBA con escala en Madrid. Tortuga siempre fue igual: humilde, trabajador, sereno. Un modelo del deber ser sin importar las circunstancias fáciles o difíciles que rodean a las personas. Deck es en sí mismo una victoria contra todo y contra todos, una caricia al esfuerzo y al creer fuerte que las grandes cosas pueden ser posibles. Si antes pudo, ahora también podrá. Estoy convencido. En definitiva, el resultado de esta película tendrá que ver también con nosotros: ¿A quién elegimos creer? ¿A Mike Daigneault o a Kobe Bryant?

Mi respuesta, por supuesto, ya la conocen.

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