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Félix Hernández: 'Mi mentalidad siempre fue ser un grandesligas'

AP Photo/Charlie Riedel

Nota del Editor: Pueden ver la versión en inglés de esta historia aquí.

Desde que debutó en Grandes Ligas con sólo 19 años de edad, Félix Hernández se ha convertido en uno de los competidores más temibles en las mayores. El "Rey Félix" ha sido nombrado seis veces al Juego de Estrellas, ha sido tres veces finalista al premio Cy Young y cuenta con el cuarto mejor 'WAR' (51.9) entre todos los lanzadores activos. Pero cuando primero arribó a los Estados Unidos a los 16 años, ni siquiera sabía cómo ordenar comida fuera de un buffet. Hernández habló con Marly Rivera sobre cómo aprendió a lanzar, su adaptación a la vida en los Estados Unidos y el proceso de criar a sus hijos de una forma tan distinta a la que creció en Venezuela.

¿Qué extrañas de jugar béisbol aquí y no en Venezuela?

Es muy diferente. Se extraña a la familia. Al llegar aquí a los Estados Unidos a los 16 años fue la primera vez que me separé de mis padres. Primero no saber el idioma, no saber la cultura, fue bastante difícil. Tuve la oportunidad de jugar en 2003 en la pelota venezolana en el invierno y el año pasado también volví. Hace mucho tiempo que no jugaba y de verdad que es mucha la diferencia. El fanático venezolano es muy ansioso, quiere que todo vaya perfecto y uno es humano; uno comete errores. Aquí las personas son más tranquilas; más pasivas. Creo que esa es la diferencia principal.

¿Qué fue lo más difícil cuanto llegaste aquí a los 16 años?

Lo más difícil era comunicarme. También ordenar comida. Extrañaba mucho a mi familia. Llamaba a mi mamá todos los días. Le contaba de todo, de cómo era esto por aquí, como trabajábamos, de verdad que fue bien fuerte. Pero mi mamá simplemente me decía: 'Hijo, usted decidió ser pelotero'.

¿Cómo hacías para ordenar comida cuando no hablabas inglés?

Nosotros nos quedábamos en un hotel cerca del complejo [en Peoria], en el Hampton Inn. Ahora es diferente porque hay un Starbucks donde antes estaba un 'Jack in the Box, y me gustaba ir para allá. Entonces aprendí el 'number 7' y me quedé comiendo eso por mucho tiempo. Era un double cheeseburger que venía con coca cola y papitas. Había también muchos venezolanos que ya tenían tiempo allí y nos ayudábamos. A veces íbamos a comer en un buffet y lo preferíamos, porque ahí nos teníamos que parar y buscar la comida y no teníamos que hablar con nadie.

¿Alguna vez te arrepentiste de venir a Estados Unidos por extrañar demasiado a la familia?

Nunca. Nunca pasó por mi mente. Desde chiquito, veía a los grandesligas jugar por televisión y mi mente siempre era ser un grandesligas. Ese era mi sueño, ser como ellos. Así que nunca pasó por mi mente. Traté de aprender inglés lo más rápido posible y eso fue lo más que me ayudó.

¿Qué hiciste para mejorar tu inglés?

Siempre escuchaba las conversaciones de los americanos. Trataba siempre de escuchar y de aprender en la conversación. También veía mucha televisión sin subtítulos. Un americano me dijo tienes que dejar la pena, no puedes ser penoso. Si dices algo malo y te corrigen, que no te moleste porque es lo mejor para ti. Eso también me ayudó.

¿Cuánto tiempo te tomó para dominar el inglés y comunicarte con los coaches y compañeros?

Fue un proceso. Machucaba [el inglés], como se dice [se ríe]. Pero en dos años comencé poco a poco a soltarme.

¿Y ya podías hablar con la prensa?

Se me hacía difícil. Era por timidez. En mi primer año tuve un traductor en Grandes Ligas. Después de eso, les dije 'yo quiero decir lo que yo siento'. Me preguntaron que si me sentía cómodo y dije que sí, que quería expresarme yo y decir lo que yo siento en el juego. La primera vez hablando en inglés después de un juego me puse un poquito nervioso. Después que me fui acostumbrando a tener muchas cámaras alrededor. Con la costumbre uno se suelta y habla más tranquilo.

¿Lees, escuchas música y prefieres ver películas en español?

Uno tiene que balancearlo 50-50. Yo escucho música latina y música americana. Veo películas en inglés. Me he acostumbrado mucho a la vida en Estados Unidos, aunque me gusta ir a Venezuela.

¿En tu casa se habla en español todo el tiempo?

Cuando los niños están con mi esposa se habla en español. Cuando están conmigo, especialmente cuando estamos jugando, hablamos a veces en español, a veces en inglés, y Spanglish. Si mi hijo le dice algo a la mamá siempre se lo dice en español. Tenemos mucha variedad. Yo pensaba que mi niño menor no iba hablar el español muy bien, pero de verdad que habla los dos perfectamente. Cuando vamos a Venezuela, la niña habla puro español, porque me dice: 'Papá, aquí se habla español'.

Habiendo sido prospecto, ¿el trato en ligas menores era distinto al que tenían con otros latinos?

El trato es diferente. Es muy, muy diferente cuando eres el máximo prospecto. Te van cuidando más. Te van ayudando con todas las cosas. No te dejan jugar en la pelota invernal. De verdad es muy diferente el trato para un prospecto.

¿Cuál fue el choque más grande para ti cuando regresaste a jugar pelota en Venezuela?

Primero, cuando pitché en Venezuela no era el mismo pitcher que soy ahora. Tenía sólo 17 años. La vez que jugué allá el año pasado fue muy, muy diferente. La fanaticada es diferente. La fanaticada es increíble. Algunos comentarios no se pueden repetir [se ríe] pero lo disfruté al máximo, especialmente cuando jugué en Valencia. Yo quería jugar en Valencia, en mi ciudad, y cuando jugué en Valencia estaba toda mi familia. Dejé muchos tickets. La atmósfera de ese juego en verdad fue algo espectacular.

¿Cuál es la diferencia principal entre los fans en Venezuela y en Seattle?

Los gritos, la bulla, la atmósfera, las groserías que se dicen por ahí. Te gritan 'ponche, ponche, ponche'. Es muy diferente al béisbol americano. En Venezuela, el béisbol también trae alegría al país ahorita por todo lo que está pasando. Que en un juego de béisbol la puedan pasar bien y divertirse. Creo que también esa es la pasión de los fanáticos venezolanos.

¿Cuál fue el primer 'lujo' que te compraste?

Primero arreglamos la casa de mi viejo para toda la familia. También me compré un carro que lo usábamos todos, una Ford Explorer. Mi papá manejaba camiones, así que también lo ayudé para montar un negocio de camiones para que la gente trabajara para él. Tuve un buen bono, así que también me compré unos aretes.

¿Cómo manejas lo que has logrado y la posición económica en la que estás ahora?

Lo más importante es la humildad y apreciar lo que tienes. De verdad que yo hice un esfuerzo bien grande para llegar aquí. Yo llegué aquí con el sudor de la frente, nadie me ha regalado nada; uno se lo ha ganado. Hay que también ser muy agradecido por esa familia que te dio a conocer lo que es la humildad. Eso es lo más importante.

¿Cómo le enseñas a tus hijos apreciar las cosas, cuando nunca les ha faltado nada?

Yo sinceramente con mis hijos soy muy pasivo. Si me dicen 'papi yo quiero esto', se los doy. Pero mi esposa no. Mi esposa les ha enseñado mucho, mucho. Ella es la que más los ayuda a que valoren las cosas. Cuando vamos a Venezuela ella les explica lo que está pasando en el país, y que nosotros vivimos en Estados Unidos, pero que las cosas siempre hay que ganárselas. Les dice que todo no puede ser 'papá dame eso'. Las cosas hay que ganárselas y que tienen que estar muy agradecidos con todo.

Por la situación que está pasando Venezuela, ¿tienes que cuidarte más al viajar allá?

Mucho. Ando con guardaespaldas. Esa es la única manera de andar. A uno le duele mucho ver al país en la situación que está pasando, con gente que no puede ni comer, o que comen una sola vez al día. Eso le duele mucho a uno.

Me preocupo, porque toda mi familia está en Venezuela. Es muy preocupante. Pero no puedo traérmelos a todos para acá. Me preocupo bastante. ¿Qué puede hacer uno? Yo creo que uno no debe meterse en eso [de política]. Es esperar que pase un milagro. Va a pasar mucho para que Venezuela regrese a donde estaba, pero todavía confiamos en que las cosas van a mejorar.

¿Cómo aprendiste a manejar tu dinero?

[Cuando era más joven] mi mamá y mi papá me manejaban el dinero y me lo mandaban por Western Union. Ellos me depositaban el dinero y yo iba y lo buscaba. [Ya como adulto] mis abogados me ayudaron en eso. Yo conocía a un agente financiero por un pelotero que estaba aquí, Eddie Guardado. Él me lo presentó. Hablé con él y me dio bastante confianza y todavía está trabajando conmigo. Lo más importante para mí ahora es pensar en mis hijos, en la universidad, en el futuro y que sigan viviendo bien. Por eso uno tiene que ahorrar.

¿Te ves como un jugador que abrió puertas para otros venezolanos?

En mi posición, sí. Pero mucho antes que yo, muchos abrieron puertas hace mucho tiempo. Esos eran los héroes de nosotros. Los veíamos jugar pelota a este nivel como fanáticos y soñábamos ser como ellos. Yo veía mucho a Freddie Garcia y a Pedro Martínez. Me encantaba su forma de pitchar.

¿Quién te enseñó a lanzar?

Mi hermano, que era pitching coach. Jugó por dos años en ligas menores pero no llegó a Grandes Ligas. Nos la pasábamos jugando todos los días en el porch (balcón) de la casa. Reventamos todos los vidrios de mi mamá [se ríe]. Siempre escuchábamos los regaños, pero seguíamos jugando. Cuando era pequeño también me gustaba mucho batear. Siempre pitchaba un juego y jugaba campocorto otro juego.

¿Tu talento para el béisbol era evidente desde niño o se desarrolló con el tiempo?

Se vio desde el principio. Pero yo era muy flojo y muy vago. Lo que me gustaba mucho era irme a la cancha a jugar básquetbol. Cuando tenía 13 o 14 años, había muchos scouts que me venían a ver, entonces ya me quitaba la identificación para que no me fuera a la cancha a jugar básquetbol.

Todavía me gusta jugar básquetbol, pero no como antes. Soy súper fanático de la NBA. Me encanta. Mis jugadores favoritos son Dwyane Wade y Michael Jordan. Jordan es el ídolo de todos. El mejor basquetbolista del mundo. Ahora es LeBron.

¿Ya te has dicho a ti mismo 'lo logré'?

Todavía no se me ha presentado ese momento. Todavía no me he dicho que logré mi sueño. No me ha pasado todavía. Creo que ese momento va a venir quizás cuando me retire. Quizás entonces mire atrás y diga 'Mira todo lo que hiciste, todos tus números; sí lograste tu sueño'.