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Cómo arreglar los problemas del Salón de la Fama

Jeff Bagwell y Roger Clemens deberían haber sido electos hace rato al Salón de la Fama. ¿Será posible encontrar un sistema nuevo de votación para solucionar el atasco en la boleta? Getty Images

El proceso de elección al Salón de la Fama está quebrado. Y no me refiero a roto como cuando tienes un auto con pintura abollada o una llanta ponchada o que le suenen los frenos cuando vas pendiente abajo. Me refiero a quebrado quebrado en el sentido de que no le quedan llantas al auto y que hay una familia de ratones viviendo donde se supone que esté el motor.

Cuando hablamos sobre buenos argumentos para elegir jugadores al Salón de la Fama, uno de los argumentos sobre el que nos advierte Bill James en "The Politics of Glory" que se suele utilizar es el Argumento del Insulto. Utilizando esto, uno argumenta que un jugador debería estar en el Salón de la Fama porque de otro modo sería un insulto hacia él. El jugador en cuestión en ese momento era Phil Rizzuto y, en el libro, James habló de otros candidatos fronterizos, jugadores tales como Stan Hack o Ken Keltner o Ken Boyer, jugadores sobre los que se puede decir una cosa o la otra.

Pero hoy, en vez de argumentar sobre candidatos fronterizos, vamos a argumentar sobre los candidatos fáciles. Jeff Bagwell se ubica cuarto entre todos los inicialistas en WAR de por vida, según Baseball-Reference.com, en la historia moderna del béisbol (comenzando en 1901 debido a la variabilidad de la calidad de juego en el béisbol del siglo 19). Pero aun así está en su séptima oportunidad en la boleta para ser exaltado, y eso es asumiendo que en efecto es electo este año. Mike Mussina está en el puesto 19 en WAR de lanzadores, entre Ferguson Jenkins y Bob Gibson; Curt Schilling está en el puesto 21, entre Gibson y Tom Glavine. No se espera que alguno de ellos entre este año, luego de haber aparecido en varias boletas anteriormente.

Es cierto que las mediciones del WAR no son perfectas, pero en carreras largas los problemas con ellos - el argumento de la efectividad vs. las estadísticas periferales, las medidas defensivas irregulares - tienden a arreglarse por sí mismos. El bWAR de 82.7 de Mike Mussina podría ser "realmente" un 85 o un 90 o un 75 o un 70, pero no es un 40. Cada lanzador con un WAR de 60 en el béisbol moderno que se retiró antes de la huelga del béisbol en 1981 está en el salón de la Fama. Todos. Si vamos a la lista, la primera excepción que van a encontrar es Jack Quinn con un WAR de 59.0, justo por encima de Chuck Finley y detrás de Mark Buehrle y Bret Saberhagen. En otras palabras, si usted se retiró antes de 1980 y fue un lanzador mejor que Mark Buehrle, está en el Salón de la Fama.

La situación con los estándares para los jugadores de posición no es mejor. Si se rastrea el porcentaje de apariciones en el plato en un año dado por un miembro del Salón de la Fama, se puede ver lo mal representados que están los jugadores de béisbol de los últimos 50 años. En 1929, el 23.1 por ciento de todas las apariciones en el plato fueron hechas por bateadores del Salón de la fama, casi uno de cada cuatro. Viajamos en el tiempo hasta 1989, y solo el 6.8 por ciento de las apariciones en el plato fueron hechas por bateadores del Salón de la Fama. No es que no hayan aparecido jugadores de los años en la boleta -- Omar Vizquel es el último jugador de posición que jugó en los 80 que aparecerá en la boleta del Salón de la Fama.

Cuando uno trata un grupo de jugadores en una forma muy diferente a las generaciones que les precedieron - y no solo los jugadores vinculados al uso de sustancias prohibidas (PED's, por sus siglas en inglés) porque ni siquiera he tocado todavía a Barry Bonds o Roger Clemens o Mark McGwire -- entonces tu transformas la falta de reconocimiento en un insulto, volviendo al argumento de James. Y eso es lo que el Salón no se puede dar el lujo de permitir, a ser definido por los jugadores a los que se les niega la entrada al Salón de la Fama, en vez de por los jugadores que sí han sido admitidos.

Este desbordamiento de candidatos dignos ha causado un atasco en el proceso de inducción, resultando en que muchos votantes emitan sus votos por 10 candidatos y deseando tener espacio para más. La BBWAA ha abogado ante el Salón de la Fama que se elimine ese límite de 10 nombres en la boleta para poder comenzar a limpiar el bloqueo de jugadores con méritos para ser exaltados y volver a un Salón de la Fama en el que se puedan discutir los méritos reales de jugadores como Kenny Lofton y Jim Edmonds en vez de jugadores fáciles. Sin embargo, vimos una reducción en el tiempo en la boleta de 15 a 10 años. ¿Se imaginan una sala de emergencia de un hospital llena de enfermos y que se decida que la solución a tener demasiados pacientes sea el que la seguridad lance a la calle a pacientes que han sido tratados por más de dos horas?

Para que tengan una idea de los problemas causados por el límite de 10 nombres, yo desarrollé un modelo simple - por desgracia, los datos no son lo suficientemente robustos como para que suframos de alguna travesura de una máquina inteligente - para estimar los votos que se desencadenarían si se levantara el límite de 10 nombres. De los jugadores añadidos hasta ahora por los votantes que marcan 10 nombres en la boleta en relación a las elecciones anteriores y la correlación entre los votos entre jugadores (por ejemplo, un votante por Edgar Martínez es más probable que vote por Larry Walker que alguien que no vote por Edgar), yo estimo que de las 107 boletas registradas hasta el momento con 10 nombres, solo 24 de los votantes se habrían detenido en exactamente 10, con un total proyectado de 83 votantes emitiendo un voto por una cantidad entre 11 y 16 nombres (con solo cinco yendo tan lejos como 15 o 16).

Las boletas anónimas son menos propensas a votar por 10 nombres que las hechas públicas, basado en la diferencias entre las públicas y las privadas. El año pasado, hubo un promedio de 8.23 nombres en cada boleta pública y 7.28 por cada boleta no pública. Toda esta información nos llega gracias al Seguidor del Salón de la Fama de Ryan Thibodaux, el que realmente deberían ver con detenimiento si es que les importa el voto del Salón de la Fama.

Dicho todo esto, mi modelo estima que habría un total de 406 votos por jugadores que los votantes quisieran emitir, pero que no pueden hacerlo debido al arbitrario límite de 10 nombres. Y eso tiene un efecto real en los resultados. Dados esos votos y la probabilidad proyectada de que un votante por 10 nombres vote por jugadores específicos, mi modelo estima que habría ocho jugadores que serían electos este año: Jeff Bagwell, Trevor Hoffman, Tim Raines, Iván Rodriguez, Barry Bonds, Roger Clemens, Vladimir Guerrero y Edgar Martínez.

Elegir ocho jugadores arreglaría el problema del atasco en la boleta por sí solo. Si esos ocho llegaran al Salón de la Fama esta vez, la tabla refleja como luciría la boleta del año que viene, catalogados según el sistema JAWS de Jay Jaffe, que combina el WAR de por vida con el WAR en el pico de su carrera.

De repente, el problema de esa abrumadora pila de personajes con méritos para entrar al Salón de la Fama peleando por un número limitado de votos se vuelve mucho más manejable. Con esa boleta, estaríamos debatiendo sobre jugadores tales como Gary Sheffield y Johan Santana, en vez de hablar de jugadores sobre los que tienen números de sobra para entrar.

El sistema que tenemos actualmente incentiva perversamente a los votantes de la BBWAA a jugar con el voto con el fin de conseguir los jugadores que quieren ver en el Salón. Digamos que eres un votante del Salón de la Fama y quieres ver a Larry Walker en el Salón de la Fama. (Yo lo quiero ver ahí, pero no llevo el suficiente tiempo en la BBWAA como para poder votar). El escenario que logra que Larry Walker entre al Salón de la Fama involucre votar por Trevor Hoffman en vez de por Larry Walker. Debido a que Hoffman podría entrar al Salón de la Fama este año y Walker no (dados los números que tienen en el voto público), votar por Walker en vez de Hoffman en realidad reduce las oportunidades de que Walker entre al Salón porque algunos de los votos que se irían con Walker el año que viene en cambio se repetirían por Hoffman.

Incluso si arreglamos este problema en particular, todavía tenemos los problemas de los jugadores que ya han salido de la boleta debido a la disfuncionalidad del Salón de la Fama. El Comité de Veteranos no es una solución porque, incluso aunque han añadido un comité del Juego de Hoy, muchos de los votantes son los mismos que fallaron miserablemente con esos mismos jugadores la primera vez. Miren no más lejos que este año, cuando debutó este comité - la única persona que pudieron elegir no fue uno de los muchos jugadores pasados por alto, sino Bud Selig.

El resultado final de este enredo es que muchos de los más grandes jugadores de la era moderna están siendo dejados fuera del Salón de la Fama. La placa de Mike Mussina que está al lado de la de Bob Feller es un honor para Mussina, pero igualmente así, la placa de Mussina al lado de la de Feller es un honor también para Feller. Al tener un proceso que exalte a todos los grandes jugadores, se seguiría manteniendo relevante la ceremonia de exaltación al Salón de la Fama, una que pueda conectar el pasado con el presente. Si los Hank Greenberg o los Eddie Plank de hoy no entran al Salón, entonces eso significa una rebaja al valor de los originales, rompe el vínculo del pasado del juego con su presente, y reduce aún más a esos viejos grandes a meros nombres en los libros de historia.

El Salón de la Fama tiene mucho por hacer. Si ellos no se molestan en hacerlo, aquellos de nosotros que amamos el béisbol terminaremos más pobres por no poder honrar correctamente a los grandes jugadores del deporte.