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Miami Marlins gana por fin dos juegos al hilo en septiembre

Un día después de desatar un furioso ataque de 13 carreras y 19 hits, los bates de los Miami Marlins lo dejaron todo para el final y derrotaron 5-4 en extrainnings a los New York Mets para ganar dos partidos consecutivos por primera vez desde el 28 de agosto.

J.T. Realmuto disparó cuadrangular en el cierre del décimo episodio con empate a cuatro en la pizarra, para dejar en el campo a los Mets en el penúltimo juego entre ambas escuadras en el 2017.

El derecho cubano Odrisamer Despaigne volvió a tener otra apertura de calidad, pero se fue sin decisión y ya comienza a acostumbrarse a no recibir apoyo ofensivo de sus compañeros.

Despaigne sólo cometió dos errores en seis innings de actuación que por poco le cuestan el partido, al servirle jonrones al dominicano Jose Reyes, en el primer episodio, sin nadie en base, y a Travis d’Arnaud, en el sexto, con un corredor en circulación.

“Hoy me sentía más fuerte que nunca y creo que merecía mejor suerte. El jonrón de d’Arnaud fue sobre una recta que se me quedó en la zona alta, pero lo importante es que el equipo no bajó los brazos y pudimos ganar el partido”, dijo el cubano, quien todavía no ha podido apuntarse su primer triunfo en la temporada.

El diestro de origen puertorriqueño Seth Lugo lanzó cinco sólidas entradas y también se fue sin decisión, al permitir una sola limpia, por vuelacercas solitario de Christian Yelich en el cuarto.

Justin Bour también la botó sin nadie en los senderos en el noveno, para iniciar una rebelión en el final del noveno, en que Miami anotó tres veces ante su antiguo cerrador A.J. Ramos, para forzar el extrainning.

“A A.J. lo conocemos demasiado y eso ayudó a remontar en su contra. Sabemos cómo lanza y nuestros bateadores se prepararon para conectarle”, señaló el manager Don Mattingly.

“Fue una sensación rara batear frente a Ramos, un hombre al que le recibí cientos de innings. Quizás el conocerlo tan bien nos ayudó a atacarlo en el noveno”, dijo por su parte Realmuto, el héroe del partido, quien en su turno anterior al jonrón decisivo le disparó un sencillo y anotó una carrera frente a su antiguo compañero de equipo.

Sobre el bambinazo del décimo ante Paul Sewald, el cátcher de los peces expresó: “Fue bueno. Hemos estado jugando mal en septiembre y estas dos victorias seguidas nos periten sacudirnos la mala racha y tratar de terminar lo más fuerte posible la temporada”.

Mattingly debilitó nuevamente la de por sí magra ofensiva de los peces, al darle descanso a su hombre proa, el segunda base Dee Gordon, y al cuarto bate, el quisqueyano Marcell Ozuna, autores de ocho imparables entre ambos en el juego del lunes.

Gordon (.308 y 55 bases robadas) y Ozuna (.305, 34 jonrones y 113 impulsadas) son los dos bateadores de más alto promedio en las filas de los peces, que no pueden darse el lujo de prescindir de ambos al mismo tiempo, independientemente de que en ocasiones merezcan un día libre para paliar el cansancio de tan largo calendario.

La pasada semana, el manager pudo haberse puesto él solo la soga al cuello ante los ojos de los nuevos dueños, que se espera tomen el control de la franquicia el 2 de octubre, un día antes del arranque de la Serie Mundial.

En medio de una racha espantosa, el dirigente envió la pasada semana un mensaje de desánimo total a su tropa, al sentar el jueves de golpe a sus tres jardineros titulares, Giancarlo Stanton, Yelich y Ozuna, quienes han ocupado a lo largo de la mayor parte de la campaña los puestos dos, tres y cuatro de la alineación.

Mattingly dio por perdido de antemano aquel partido contra los Philadelphia Phillies, en el que además le tocaba lanzar al dominicano Jose Ureña (13-6), convertido en el inesperado astro de la maltrecha rotación, pero en su lugar le dio la pelota a un mediocre Vance Worley, castigado con ocho carreras en un inning y un tercio de actuación.

Se sabe que estos Marlins no van a ningún lado, entre otras cosas, porque no tienen con qué.

Miami ha sido un hospital prácticamente desde que se dio la voz de playball en abril y habían jugado entre junio y agosto muy por encima de sus posibilidades.

Pero los fanáticos que todavía insisten en apoyar al equipo en el Marlins Park, por pocos que sean, vienen a ver remontadas como la de este martes y por ello merecen respeto hasta el último out de la temporada.