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"Quiero ser Más Valioso. Quiero tener un Guante de Oro". Kyle Schwarber tiene una misión

NO ESTABA LO SUFICIENTEMENTE bien.

El primer paso de Kyle Schwarber no tenía la explosión que esperaba su entrenador, el ex jugador de fútbol americano Yo Murphy.

La rutina consistía en Schwarber, el slugger de los Cachorros de Chicago, corriendo en sprint a un cono entre cuatro colocados en un cuadrado, indicado por Murphy. Luego que Schwarber cambió sus instrucciones tres o cuatro veces, Murphy lanzó una pelota de tenis sobre su cabeza, imitando la trayectoria de un elevado. La labor de Schwarber era seguir la trayectoria de la esférica. Sin embargo, falló en esta ocasión. Murphy le instruyó a intentarlo de nuevo.

Esa escena se repitió una y otra vez entre jugador y entrenador en tres sitios distintos durante el día en Tampa Bay, como ha sido el caso prácticamente a diario durante la temporada baja. Desde principios de noviembre, sin que pasara mucho tiempo luego de la eliminación de los Cachorros de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, Schwarber ha tenido una misión. No se trata solamente de buscar pelotas de tenis o perder unos kilos. No está buscando solamente tener una campaña de regreso notable tras un 2017 complicado. Desea más, mucho más.

"Todos se concentran en la pérdida de peso", afirmó Schwarber entre sus entrenamientos del viernes. "No es mi caso. Estoy entrenando mi cuerpo a fin de sobrellevar la carga de nueve innings o más durante 162 partidos. Quiero ser el Jugador Más Valioso. Quiero ganarme el Guante de Oro. Deseo poner mis estándares con los cuales me mido de forma muy alta".

Schwarber es el tipo de hombres al cual no se le puede decir "no puedes hacerlo", quizás porque ya ha logrado lo prácticamente imposible, regresando pocos meses después de una devastadora lesión de rodilla para ayudar a los Cachorros a ganar la Serie Mundial de 2016. Sin embargo, este invierno gira en torno a mucho más que simplemente jugar bien durante varios partidos. Se trata de dominar todos los 162. Schwarber lo denomina "cambio de estilo de vida".

Sus entrenamientos incluyen rutinas de agilidad en un terreno de fútbol americano (fue allí donde practicó con la pelota de tenis), seguidas de entrenamientos bajo techo en el Instituto de Ciencias Aplicadas y Desempeño (ASPI, por sus siglas en inglés), un complejo de entrenamientos popular entre los atletas de élite del área. Finalmente, el día de Schwarber concluye haciendo lo que hace mejor: batear una pelota de béisbol y despacharla lejos. Sin embargo, tal y como lo saben muy bien los aficionados de los Cachorros, necesita hacer mejor contacto.

Ese es apenas uno de los objetivos de Schwarber durante una temporada baja de transformación para el jugador de 24 años de edad.

"Quiero ser grande. Hay que hacer todas las cosas pequeñas para alcanzar la grandeza".

SON LAS 9 DE LA MAÑANA, y Schwarber ya comienza su día en una cancha de fútbol americano con césped artificial en el Parque Skyway, en el cual pasará una hora en rutinas de agilidad. Su día arranca aquí, aunque la génesis de su transformación se produjo pocos momentos tras el fin de la temporada pasada. Quizás pudo haberse producido antes de ello (cerca al momento en el cual Schwarber fue descendido a Ligas Menores). Cuando vio que bateaba para .211 y que su tiempo de juego disminuía, Schwarber entendió que se requería hacer cambios. Sus menos-9 carreras salvadas en el jardín izquierdo le gritaban que se pusiera a trabajar.

"Tan pronto como terminó la temporada, quería hacer todo lo que estuviese en mi poder para no tener la misma sensación que tuve el año pasado", expresó Schwarber durante el transcurso del día, mientras se encontraba dentro de su camioneta. "Quiero ser grande. Hay que hacer todas las cosas pequeñas para alcanzar la grandeza. No quiero ser conocido como sólo un tipo que jugó para los Cachorros. Deseo ser un líder. Quiero ser el mejor jugador que pueda ser. Y eso significa poder estar en la mejor forma posible".

Schwarber no está interesado en responder preguntas con respecto a cuántos kilos ha perdido, porque no se muestra interesado en un número específico. No obstante, sus entrenadores consideran que ha bajado entre 17 y 20 libras (7-9 kg). Schwarber considera que se trata solamente de un medio para conseguir un fin. Para poder convertirse en un jugador grande, necesita estar en una gran forma.

"A partir de noviembre nos hemos concentrado en una buena base", indicó Murphy, quien fue jugador profesional de fútbol americano durante nueve años, incluyendo su paso por la NFL con los Minnesota Vikings, St. Louis Rams y Tampa Bay Buccaneers. "La estabilidad en su rodilla primero, luego hemos trabajado en su poder, velocidad y agilidad. Quiero que todo lo que haga sea rápido. Será tan fuerte como sea necesario para batear una pelota de béisbol bien lejos por el resto de su vida. Ahora nos enfocaremos en la rapidez y la posición hacia la pelota".

Schwarber se ha quitado la banda en su pierna la cual, durante la primavera pasada, había afirmado usaría por el resto de su carrera. Ya no más. La pérdida de peso ha redundado en menor presión en su rodilla izquierda reparada quirúrgicamente. En todo caso, Murphy considera que esa banda era una especie de muleta para él.

"Este hombre salió del vientre de su madre bateando pelotas de béisbol", dijo su entrenador. "Todo lo que le coloques sobre su cuerpo perjudica esa habilidad".

Sin banda, una nueva dieta y una estricta rutina de entrenamientos planificada para alcanzar objetivos para el 10 de febrero, son los parámetros con los cuales Schwarber se preparó para el invierno. Eliminó viajes innecesarios y minimizó su periodo vacacional, como muestra de compromiso de poder aprovechar al máximo la que considera su temporada baja más importante hasta ahora.

"Son cosas que solamente beneficiarán tu carrera profesional. Ya soy un hombre fuerte. Lo mejor que puedo hacer ahora es entrenar para estar mejor preparado para los requerimientos físicos del béisbol: Ser más rápido y más explosivo porque juego como jardinero", expresó Schwarber. "Quiero tener mejores primeros pasos hacia la pelota. En vez de deslizarme hacia la pelota, quiero atraparla y que caiga frente a mi pecho. Esa es la meta".

Luego de una hora mostrando su nueva agilidad en la cancha de fútbol americano, Schwarber condujo su camioneta Dodge Ram para dirigirse rápidamente al ASPI para el entrenamiento de musculación y acondicionamiento, enfocándose en su equilibrio y fortaleza en el core. Al igual que el caso de la pérdida de peso, no se trata de un tema de mejor estética: Schwarber no busca hacer masa muscular en el gimnasio y verse bien. Intenta ser más flexible.

"Son efectos secundarios... de buena manera", dijo Murphy con respecto al nuevo "look" de Schwarber.

Cuando Schwarber se reunión con Murphy esta temporada baja, el entrenador le preguntó qué deseaba obtener. Luego que Schwarber empezó a titubear por momentos, Murphy le indicó que le dijera sin mayor pensamiento.

"Quiero ser el mejor", le dijo Schwarber a Murphy, según recuerda este último. "Le dije, 'Está bien, aquí tienes lo que debemos hacer para llegar a ese punto'".

"No cambiaría estos últimos dos años por nada"

SCHWARBER NO HA HECHO TRAMPA con respecto al plan que Murphy creó para él en el gimnasio, ni en una sola ocasión, de acuerdo a lo expresado por el entrenador.

"De hecho, es él quien me mantiene fiel a lo planeado", dice Murphy entre risas, mientras observa a Schwarber completar otra serie de ejercicios en el gimnasio.

La única trampa de Schwarber se produce dentro de su nueva dieta. Sin embargo, se limita a hacerlo sólo una vez por semana.

"Solía ser el día de hacer trampa", dice Murphy. "Ahora, es sólo una comida de trampa".

Schwarber confirma su cronograma. Durante la mayor parte de sus días, come huevos para el desayuno, pollo en el almuerzo y salmón en la cena.

"La clave se trata de comer cosas que te agraden", dice Schwarber. "Me gusta eso. Diría que mi dieta no ha sido muy difícil".

Sus comidas son preparadas por un profesional, a fin que Schwarber pueda meterlas en el microondas durante "dos minutos y medio, y no saben a comida de microondas", dice. "De verdad me gusta el pollo a la parmesana".

Y, ¿Con qué platos cometes tu "pecado" semanal?

"Varía", dice Schwarber, sonriente. "Uno tiene ciertos antojos. A veces es comida rápida. (En Tampa Bay) hay un Skyline Chili. Me gusta la pizza. El sábado es el día de mi comida 'trampa'".

Sin embargo, cuando nos encontramos con él, la comida rápida era lo último que Schwarber tenía en mente.

Luego de hacer "trabajo rotacional" con una pelota medicinal y rutinas de entrenamiento de resistencia, Schwarber se marcha del ASPI, dirigiéndose hacia el campo de béisbol de la Secundaria Jefferson, donde trabajó su bateo en el mismo terreno del cual salieron estrellas de Grandes Ligas de la talla de Tino Martínez, Fred McGriff y Luis González. Mientras esperaba dentro de su camioneta a que le abrieran las puertas del campo, Schwarber recordaba el por qué decidió llegar a este punto.

"No cambiaría estos dos últimos años por nada", dijo Schwarber con respecto a su lesión en la rodilla y dificultades con el madero. "Ganamos la Serie Mundial. Fuimos a los playoffs durante los tres años en los cuales he estado en las Grandes Ligas. Personalmente, no ha sido el camino más corto. Todos dicen que uno aprende de sus fracasos. Es muy cierto. Todas estas cosas que me han ocurrido en el último par de años, siento que me han ayudado a aprender un montón sobre mí mismo. Todo esto rendirá sus frutos al prepararme para tener una carrera (en el béisbol) por largo tiempo".

"Batear es una reacción. Estoy tratando de golpear la pelota donde está lanzada".

SCHWARBER entra en la caja de bateo en Jefferson High con pocos espectadores. Un par de prospectos de la escuela secundaria están saliendo con uno de los agentes de Schwarber, el exjugador de Grandes Ligas Jason Romano, y un amigo que le lanzará en la práctica de bateo. Lo primero es trabajar en el balance, que Schwarber mueve alrededor de la caja mientras sube y baja. Él no se pondrá muy técnico en este momento, ahorrándolo para cuando trabaje con el nuevo entrenador de bateo Chili Davis en la primavera.

"El swing no es malo, solo haciéndolo más funcional", dijo Schwarber. "Estoy trabajando en algunas debilidades. Y tú quieres mantener tus puntos fuertes aún fuertes".

Si le preocupa que Schwarber haya perdido algo de poder con su pérdida de peso, verlo machacar las bolas sobre la cerca lo pondría rápidamente a gusto. Se necesita mucha fuerza para golpear una pelota 400 pies sin la velocidad de un lanzamiento que ayuda al proceso.

A medida que la sesión se expandió a lanzamientos duros a diferentes áreas de la zona de strike, el objetivo se mantuvo simple.

"Golpear es una reacción", dijo Schwarber. "Estoy tratando de golpear la pelota donde está lanzada. Intentar barrer la pelota de esa manera".

Una vez más, su fuerza se muestra con pelotas que salen como cohetes con un zumbido a todas las partes del campo. Muchas aterrizando del otro lado de la cerca. Alrededor de 15-20 abandonan el jardín en este día: 35 jonrones son la mayor cantidad bateada por Schwarber durante una práctica de bateo este invierno, incluidas algunas de las conexiones épicas esperadas de un jugador apodado "Bam Bam", después del personaje de los Picapiedra. por un ex entrenador de bateo.

Pero el objetivo para 2018 es no golpearlos más lejos. Es batearlos con más frecuencia. La temporada pasada, Schwarber falló en casi el 30 por ciento de sus swines, según ESPN Stats & Information. Eso fue un 5 por ciento más que el promedio de la liga.

"Me reuniré con Chili [Davis] en la primavera, y elaboraremos un plan", dijo Schwarber. "Ha visto un video, pero no hemos profundizado".

Por ahora, Schwarber no está preocupado por los próximos ajustes al swing, donde golpeará en el orden o incluso la corriente constante de rumores de intercambio. No le importa porque la especulación no es algo que pueda controlar. Además, todos saben cómo se sienten Theo Epstein y la oficina central de los Cubs sobre él.

"Él siempre ha sido alguien en quien los equipos han tenido interés, supongo, pero probablemente tenemos más interés", dijo Epstein sobre Schwarber la semana pasada en las reuniones de invierno.

Es porque ellos creen. Creen que él será el bateador que vieron cuando lo seleccionaron, el jugador que era cuando llegó a las Grandes Ligas y luego, en la Serie Mundial. Él quiere eso y más. De eso se trata este invierno: convertirse en un jugador de béisbol completo, no solo un toletero y ni siquiera solo un buen bateador.

"Estaba en mi mente justo cuando terminó la temporada", dijo Schwarber. "No diría que ha sido difícil levantarse y hacerlo. Fue algo que he estado esperando por un tiempo".