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MIAMI – Cuando Ian Happ rechazó hasta más allá de las cercas el primer pitcheo del dominicano José Ureña, fue como una premonición de la larga temporada que le espera a los Marlins de Miami. Los Cachorros de Chicago se impusieron 8-4 y la era Jeter en Miami comenzó con el pie izquierdo en la primera de quién sabe cuántas derrotas en la campaña. “Sabía que iba a abrir con recta, porque es un lanzador de velocidad que trata de establecerse con ese pitcheo, así que estaba preparado”, contó Happ al finalizar el encuentro. “La bola se quedó en el mismo centro del plato, así que fue más fácil”. “Espero que ese batazo sea simbólico para las cosas que queremos lograr como equipo este año”, concluyó Happ, uno de los tres jonroneros de los Cachorros el Día Inaugural. Ureña, el mejor pitcher de los Marlins en el 2017, tuvo un primer episodio para el olvido, en el que desfilaron los nueve bateadores de la alineación de los Cachorros, que fabricaron tres carreras a pesar de disparar un solo imparable, el cuadrangular de Happ al primer envío de la temporada del 2018.  Pero regaló dos pasaportes y propinó tres pelotazos, para forzar las otras dos anotaciones del inning. “No es que estuviera presionado por la responsabilidad del Día Inaugural, sino simplemente que no pude controlar bien mis envíos, sobre todo en ese primer inning”, explicó Ureña, quien cargó con la derrota. “Ya este juego quedó atrás y ahora sólo queda mirar hacia adelante. Yo me siento saludable y espero muchas cosas buenas en esta temporada”, añadió el dominicano, que permitió cinco carreras limpias y seis hits en cuatro entradas de faena. Miami descontó una en el cierre del primero ante el veterano Jon Lester, remolcada por el antesalista Brian Anderson, pero en el comienzo del segundo, Anthony Rizzo le botó la pelota a Ureña para poner la pizarra 4-1. Los Marlins empataron en el final del tercero, al aprovechar las deficiencias defensivas del jardinero izquierdo Kyle Schwarber, primero al correrle mal a un batazo de Derek Dietrich que se convirtió en triple y luego al perder la pelota en un sencillo de Anderson que permitió al bateador llegar a la antesala, desde donde anotó con cañonazo remolcador de Garret Cooper. Los peces tuvieron a los Cachorros contra las cuerdas en el cuarto y quinto episodios, al montar sendas amenazas ante el relevista Steve Cishek, pero faltó el batazo a la hora buena que le hubiera dado un vuelco al marcador. Chicago, que había tomado ventaja 5-4 en el cuarto por dobles de Kris Bryant y el venezolano Willson Contreras, se despegó definitivamente en el marcador en el séptimo, con jonrón solitario de Schwarber y dos carreras más ante el colombiano Tayron Guerrero. El espigado colombiano, que apenas tenía dos innings lanzados en Grandes Ligas en el 2016, ponchó a los cuatro primeros bateadores que enfrentó (Happ, Bryant, Rizzo y Contreras), antes del cuadrangular de Schwarber. “Cuando ponché al primer bateador retiré la pelota porque fue mi primero en Grandes Ligas, ya que en los dos episodios que lancé en el 2016 con los Padres no ponché a nadie”, dijo Guerrero. “Luego ponché a los tres siguientes bateadores (dos más en el sexto y el primero del séptimo), pero me puse debajo en la cuenta con Schwarber y me cazó la recta para el jonrón”, señaló el colombiano. A pesar del desmantelamiento y reconstrucción de los Marlins, lo cual ha molestado a muchos fanáticos de Miami, y a la hora temprana del partido en un día laborable, 32,151 fanáticos acudieron al estadio para disfrutar del Día Inaugural, muchos de ellos con camisetas del equipo visitante.
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