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Jesse Rogers | ESPN.com 6y

Jake Arrieta regresa a Wrigley Field para un reencuentro agridulce

CHICAGO – El ascenso de los Chicago Cubs puede ser directamente ligado a otro ascenso, experimentado por uno de sus ex jugadores estrella, según indican muchas personas ligadas al equipo. El diestro de los Philadelphia Phillies Jake Arrieta regresa esta semana al Wrigley Field y hay un dejo de nostalgia en el aire. El surgimiento de Arrieta en 2015 (en camino a alzarse con un Premio Cy Young) fue espejo del fenómeno vivido por los Cubs, que los llevó a un título de Serie Mundial el año siguiente, su primero en 108 años.

Sin duda, el regreso de Arrieta será tratado con toda la solemnidad que se merece.

“Sólido como una roca”, así describió a Arrieta su ex manager Joe Maddon durante el pasado fin de semana en Nueva York. “Así fue él. Tenía un alto sentido de la responsabilidad, tenía condiciones únicas y talento que rayaba en la caricatura”.

Arrieta nunca careció de confianza y demostró en el terreno el por qué, tras haber sido negociado en 2013 con Baltimore a cambio del pitcher Scott Feldman y el receptor Steve Clevenger, lo cual cambió todo. Al año siguiente, comenzó a hacerse de un nombre por sí mismo. Y vino 2015. Fue una temporada mágica. Tuvo récord de 2-6 con efectividad de 1.77 y sin embargo no fue invitado al Juego de Estrellas. El mayor daño impartido por Arrieta se produjo después del receso del Clásico de mitad de temporada, en una carrera gloriosa para él y los Cubs. Arrieta tuvo efectividad de 0.75, la menor registrada durante la segunda mitad de la una campaña (con un mínimo de 10 aperturas) desde 1933, primer año en el cual se disputó un Juego de Estrellas. Mientras tanto, el equipo despegó, haciéndose de un puesto en el comodín con una inesperada campaña con 97 triunfos.

“Esa fue una de las carreras más impresionantes que he llegado a ver”, dijo el pitcher Kyle Hendricks. “Cuando él tomaba la bola cada cinco días, ya te imaginabas ver un juego completo y blanqueo. En cada ocasión, uno esperaba que durara nueve innings y a lo mejor tolerar una carrera. Era increíble el nivel al cual estaba pitcheando”.

Sin embargo, ese éxito no le confirió un nuevo contrato con los Cubs. Arrieta probó las aguas de la agencia libre (al lado de su agente Scott Boras) y firmó un pacto por tres años y $75 millones con los Phillies, aunque fue ya en las postrimerías de la temporada baja anterior. Los Cubs, por su parte, contrataron a Yu Darvish.

“Él (Arrieta) es un verdadero pitcher número 1”, afirmó Boras, mediante un mensaje de texto. “Gana los partidos más importantes, es un verdadero líder y hace que otros miembros de su staff sean mejores. Es una de las mejores inversiones que se pueden hacer en el béisbol”.

Obviamente que Boras cobra por decir cosas así. Sin embargo, no está lejos de la verdad. Arrieta lanzó un partido sin hits en el Domingo de Grandes Ligas en 2015, asegurando así su candidatura al Cy Young. Ganó el encuentro por el comodín esa temporada en Pittsburgh en un ambiente hostil, el cual no tuvo parangón durante esa carrera de los Cubs, de acuerdo al criterio de muchos. Luego se produjeron los triunfos importantes de Arrieta en 2016, incluyendo aquella ocasión en la cual debía evitar la eliminación en el Juego 6 de la Serie Mundial. A principios de la temporada, pitcheó su segundo encuentro sin hits.

“Pensaba al respecto el otro día en Pittsburgh”, dijo Maddon. “Contar con el privilegio de haber sido su manager me ha hecho mejor”.

También hizo de los Cubs un mejor equipo. El arrojo de Arrieta se contagió al resto de sus compañeros. Se le extraña mucho en el clubhouse de Chicago.

“Habría sido maravilloso tenerle en la lomita (esta semana) en Wrigley lanzando para el otro equipo”, dijo Tommy LaStella, amigo de Arrieta. “Significó tanto para la afición y la organización. Estoy seguro de que a todos les encantará verle”.

Luego, LaStella tomó una pausa.

“Sólo no se lo digan”, prosiguió.

Existen historias de muchos peloteros que son buenos compañeros de equipo dentro de cada clubhouse. Sin embargo, Arrieta fue único en este sentido. Procuraba hacer rondas por todo el vestuario para saber cómo estaban sus compañeros.

“Estaba en rehabilitación tras haber sufrido una lesión en Menores (en 2014)”, dijo Hendricks. “Pude conocerle y luego, cuando me ascendieron, desde el primer día, me tomó bajo su protección. Fue increíble… Lo hacía con todos. Fue ese hombre que intentaba conectar con todos y hacerles sentir especiales”.

He allí el por que muchos de sus ex compañeros siguieron su saga de temporada baja con interés, esperando que, si pasaba mayor tiempo disponible, tenía mayores probabilidades de firmar con los Cubs. No ocurrió.

“Fue muy duro, estoy seguro de ello”, dijo Ben Zobrist. “Sólo el hecho de tener que esperar… Antes de que firmara Yu (Darvish), pensé que habría cierta posibilidad de que (Arrieta) regresara. Luego que Yu firmó, no lo pensé más, obviamente”.

Hasta ahora, Darvish no ha logrado que los aficionados se olviden de Arrieta. Tampoco lo harán jamás. Arrieta tendrá un bonito homenaje por parte de la organización y se le dará una ovación de pie o dos durante esta semana al aparecer en el terreno. Se lo merece trodo. Sin Arrieta vistiendo el uniforme de los Cubs (y siendo adquirido por tan poco) el equipo nunca habría alcanzado las alturas que llegó a conquistar.

“Esa es ‘la Serpiente’ (apodo de Arrieta)”, afirma el relevista Pedro Strop. “No sé cómo será verle en un equipo distinto. Hay muchas cosas buenas por recordar”.

Zobrist agregó: “En el terreno, es un talento especial. La clase de presencia que tiene en la lomita es especial. Fue una clave absoluta para nosotros a fin de ganar la Serie Mundial en 2016”.

Y poner a los Cubs en el mapa.

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