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Buster Olney | Escritor senior de ESPN.com 5y

Se rinde Seattle y negocia a Paxton: ¿Y ahora? ¿Apostarlo todo o quedarse quietos?

El gerente general de los Marineros de Seattle, Jerry Dipoto, hizo una honesta descripción de la verdadera naturaleza de los problemas que se confrontan en el mundo del béisbol en 2018 cuando conversó con periodistas en enero pasado. “Se puede decir que vas a competir contra una mayor cantidad de clubes para conseguir el primer puesto de selección en el draft”, dijo en aquella ocasión, “que por el triunfo en la Serie Mundial”.

A medida que se ha perfeccionado el modelo de trabajo impuesto por los Astros de Houston y Cachorros de Chicago, se ha demostrado que, bajo las reglas actuales, la estrategia más efectiva es apostarlo todo o quedarse quieto.

 

Ocurre de la siguiente forma: Recortar nómina de forma aguda (maximizando así las ganancias), dejar ir a los mejores veteranos, colocar un equipo terrible en el terreno y aspirar ocupar el sótano de la pizarra… para así ser recompensado con el mejor talento disponible en la cima del draft, similar a un Carlos Correa, un Kris Bryant, o un Alex Bregman. Y cuando veas que tu equipo está presto a ascender, es allí cuando se comienza a gastar y se agrega a un Jon Lester, a un Justin Verlander. Se apuesta todo o nada, con total adhesión a lo decidido.

Nunca, jamás, permitas que tu organización quede haciendo las cosas a medias, atascada en pleno camino: que realmente no sea contendor al campeonato de Serie Mundial, pero termine seleccionando en los puestos 14 o 15 del draft, en vez del primero o segundo lugares.

Dipoto conoce bien esta fórmula y debido al hecho que la Asociación de Peloteros no dio prioridad a tomar medidas para evitar que los equipos pierdan a propósito durante la ronda final de negociaciones por el contrato colectivo y Major League Baseball no ha dado paso alguno de forma unilateral para corregir este problema, ese es el camino que los Marineros deben tomar, ahora que Dipoto, prácticamente, ha izado la bandera blanca en señal de rendición para las temporadas 2019 y 2020 al negociar a su mejor pitcher, James Paxton.

Apostarlo todo o quedarse quieto. Los Marineros han indicado a otros equipos que están dispuestos a escuchar ofertas por todos sus veteranos, mientras mantienen a varios jóvenes peloteros fuera de cualquier negociación, como es el caso del jardinero Mitch Haniger, quien cuenta con aproximadamente dos años de tiempo de servicio.

Sin embargo, Dipoto debería cotizar los precios de todos sus jugadores con experiencia en las Mayores y así aprestarse a negociarlos, porque cuando los Marineros sean nuevamente competitivos, Haniger tendrá tiempo de servicio acumulado suficiente para convertirse en agente libre.

Haniger gana un salario cercano al mínimo, así que pueden imaginarse a los Marineros obteniendo prospectos de gran calidad a cambio de un sólido defensor que bateó para .285 con 26 cuadrangulares en 157 partidos el año pasado.

Dipoto podría vender a Haniger como gran alternativa para los equipos que no están dispuestos a pagar la tarifa que exige Bryce Harper. El infielder Jean Segura tiene 28 años, ligó por encima de .300 en los últimos tres años y está atado a un contrato amable con su equipo hasta 2023 por el precio total de $60.4 millones y Dipoto podría (y debería) negociarlo como pieza atractiva para aquellos que no estén interesados en extenderle un contrato por nueve cifras a Manny Machado.

El cerrador Edwin Díaz tiene 24 años y es uno de los mejores relevistas y de mayor impacto en el béisbol mayor, con 301 ponches en 191 innings de por vida. Los equipos probablemente harían fila para intentar hacerse con sus servicios. ¿Cuál es el sentido de tener un cerrador de elite en un equipo mediocre? Además, cuando los Marineros estén prestos a subir en la pizarra, Díaz ya estaría en el ocaso de su carrera. Marco Gonzáles, de 26 años, zurdo pelotero joven a bajo sueldo, podría atraer ofertas interesantes. A vender, a vender todo lo que se pueda.

A Robinson Cano le quedan cinco años y $120 millones del contrato que firmó con los Marineros por $240 millones antes de comenzar la temporada 2014 y, además, tiene 34 años y acaba de cumplir una suspensión por uso de sustancias prohibidas. Sigue siendo una amenaza como bateador.

Seattle no conseguirá nada que aporte real valor a cambio de Canó, pero podría ahorrar algo de dinero de su contrato si asumen, digamos, el 80 por ciento de los dólares que aún le quedan.

O quizás le puedan cambiar por un mal contrato de otro equipo atado con algo de efectivo (por ejemplo, a los Yankees por Jacoby Ellsbury, a quien le quedan dos años y aproximadamente $52 millones de su actual pacto). Los Marineros podrían así incluir entre $30 millones y $50 millones y de esta forma, Seattle podría reducir las obligaciones financieras de cualquier comprador, comparable a lo que Canó podría conseguir actualmente como agente libre, que probablemente rondaría entre $20 millones y $30 millones.

¿Parece una locura hacer una liquidación así? Realmente no. En 2013, los Astros terminaron una temporada con el gran total de un pelotero con salario superior a $1 millón en su plantilla y ahora tienen anillos en su haber. La nómina de los Cachorros se acercaba a los $100 millones.

En temporadas recientes, los poderosos Filis han invertido menos de $100 millones. De eso hablaba Dipoto el invierno pasado, cuando se refería a la competencia por hacerse con el primer puesto de selección del draft.

A apostarlo todo. O quedarse quietos. Y los Marineros deberían quedarse quietos en este momento.

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