<
>

Un día en la vida de Aroldis Chapman con los Cachorros de Chicago

Andrew Hancock para ESPN

Cuando Aroldis Chapman fue cambiado a Chicago en julio, la alta gerencia de los Cachorros envió bien claro el mensaje: Vamos en búsqueda del título. Ahora, luego de una temporada baja tumultuosa en la que se vio involucrado en un incidente de violencia doméstica y fue suspendido por 30 juegos por MLB, él ha hecho su nueva vida en Chicago y, luego de conseguir tres salvamentos en las tres victorias de los Cachorros en la SDLN, él espera estar encaminado hacia un campeonato. Lo seguimos durante un día de juego en agosto para saber que se siente ser el nuevo chico en la ciudad.

"Mi mama, mi papa, mis hijos, mis hermanas, todos ellos son todo para mí. Gracias a Dios que hemos estado juntos desde que era chico, todos crecimos juntos, juntos todo el tiempo. Siempre hemos sido muy unidos, los cinco. ¿Qué si vivimos juntos? Sí. Gracias a Dios que los pude traer aquí [a Estados Unidos]. Lo único que extraño es mi otra hermana, que vive en Italia.

"Ashanti es mi negrita linda. Ella es tan inteligente. Ha crecido tanto. Habla inglés perfecto. Yo me averguenzo de eso [que ella lo hable mucho mejor que yo]. Ella tiene 7 años. Atticus es mi chico pequeño pero loco. No puedo verlo tanto porque él vive en Cincinnati. Pero cuando tengo alguna oportunidad, paso tiempo con él. Eso de que la sangre pesa más que el agua debe ser cierto porque él hasta duerme con una pelota. Yo no sé si será zurdo o derecho. Él cree que es ambidiestro. Lo hace todo con ambas manos.

"Angelina es mi bebé. Solo tiene un año. En ocasiones me la llevo conmigo a los viajes luego de pasar mucho tiempo sin verla. Mis hijos son todo para mí. Y los tres me vuelven loco [se ríe]."

Santiago Mateo, quien ayuda a Chapman con sus necesidades diarias durante la temporada, también funge como traductor para Chapman y los Cachorros. Mateo dice que Chapman y él se consideran como hermanos debido a la larga relación de trabajo juntos.

"Yo soy un cerrador, así que [durante la temporada] solo voy al gimnasio una vez a la semana. Sigue un régimen estricto de ejercicios por dos horas. Cuando trabajo duro de verdad es en la temporada baja y en los entrenamientos primaverales. No voy al gimnasio diariamente porque eso me pone demasiado rígidos los músculos cuando entro a lanzar en un partido."

"En los días de juego, descanso mucho. Si el juego es a las 7 p.m., me levanto a eso de la 1, 1:30 p.m. Estiro mis músculos. Usualmente me quedo aquí [en el apartamento]. Muy pocas veces la gente me ve caminando por la calle. Entonces almuerzo tarde. Hablo por teléfono con mis amigos y familiares o veo algo en la televisión. Y entonces me voy para el estadio. Llego cerca de una hora y media antes de vestirnos. Una vez allá afuera, salgo y hago algunas tiradas y corro un poco".

Ni siquiera Aroldis Chapman puede lograr que su nombre sea deletreado correctamente en una taza de café Starbucks (sí, lo escriben "Chaplin").

"Mucha gente está diciendo que [los Cachorros] iremos a la Serie Mundial. Pero yo no pienso en eso todavía. Para poder llegar a la Serie Mundial, uno tiene que pasar primero por muchas cosas. No se puede andar pensando en el final cuando ni siquiera has estado en el comienzo. Nosotros vamos a la postemporada. Nos vamos a enfocar en ganar [la serie divisional], y luego entonces al siguiente paso [a la Serie de Campeonato de la Liga Nacional].

"Uno tiene que ir paso a paso. Uno no puede ponerse a pensar en la Serie Mundial cuando ni siquiera has llegado a ella. Es posible que tengamos el mejor record, que seamos el mejor equipo, lo que sea, pero uno puede entrar a los playoffs y ser eliminado en la primera ronda. De ahí en adelante veremos que pasa".

"Los fanáticos han sido muy buenos conmigo y me dieron una cálida bienvenida. Todo lo que yo quiero es lucir bien. Estoy aquí en un equipo ganador. Quiero llegar lejos con este equipo. Y con Dios por delante, quiero un anillo con este equipo".

"Mucha gente me pregunta, '¿Cómo puedes lanzar a 105 mph?' Yo no lo sé. Yo solo lanzo, y la pelota alcanza esa velocidad. Para mí, no es importante llegar a una velocidad en particular, sean 105, 102 o 99 mph. Lo más importante es como trabajas tu brazo, como cuidas tu brazo y como lo mantienes fuerte.

"Mi entrenador, Rafael Castillo, fue el que me dijo, 'Este año, vamos a lanzar a 100 millas por hora'. Ese hombre me lo dio todo. [Al principio], yo era algo vago. Pero gracias a él, comencé a trabajar y entrenar duro. Yo comencé a irme a casa solo de vacaciones; el resto del tiempo, era trabajo, entrenamiento, ejercicios en el gimnasio. Él se me metió dentro de la cabeza, y entonces todo funcionó de forma automática: 'Tengo que trabajar, correr, ir al gimnasio'. Entonces llegué aquí [a los EEUU], y eso fue lo que hice. Siempre he trabajado duro".