Marly Rivera, ESPN Digital 7y

Lindor y Encarnación estuvieron en un mismo equipo... en Puerto Rico

Edwin Encarnacion y Francisco Lindor se encuentran en etapas muy distintas de sus carreras y son rivales en esta Serie de Campeonato de la Liga Americana. Pero hace algún tiempo, vistieron el mismo uniforme en un lugar del Caribe.

El primero como campocorto; el segundo como cargabates.

¡Cómo da vueltas la vida!

El torpedero puertorriqueño de 22 años de edad se ha convertido en la última sensación entre los peloteros puertorriqueños dentro y fuera del campo en su primera temporada completa en las mayores, en uno de esos raros casos en que un talento increíble coincide con una personalidad magnética.

El reservado toletero dominicano de los Azulejos de Toronto 33 años se convertirá en agente libre después de una de las temporadas más exitosas en sus 12 años de carrera, donde estableció o igualó marcas personales en imparables (158); carreras impulsadas (127); cuadrangulares (42); carreras anotadas (99) y partidos jugados (160).

No obstante, ambos jugadores tienen algo en común: perfeccionaron sus habilidades como jóvenes peloteros en el sistema de pequeñas ligas de Villa Blanca en la ciudad de Caguas, Puerto Rico.

Lindor, quien se trasladó a Florida a los 12 años de edad, da crédito al haber crecido en Puerto Rico y jugar junto a su padre y hermano en Villa Blanca como lo que sembró la semilla del jugador en el que se ha convertido en la actualidad con los Indios de Cleveland.

"Villa Blanca es lo mejor; me enseñó pasión, alegría, rivalidad, sentido de jugar béisbol, muchas cosas. Jugué en muchas ligas cuando era más joven y no hay nada como Villa Blanca", dijo el boricua en una entrevista con ESPN Digital.

"Para mí Villa Blanca siempre fue así, un sitio que había pasión, que había mucha competencia, no sólo entre los jugadores, sino también entre los padres. Pero al final del día, todo el mundo salía o comían juntos y nos pasábamos juntos".

Mientras Lindor se trasladó a Florida a los 12 años de edad para desarrollar aún más sus habilidades como pelotero, Encarnación jugó en Villa Blanca como adolescente, junto al hermano mayor de Lindor, Miguel, quien le lleva más de 10 años.

'Paquito', como sus amigos y familiares llaman a Francisco, no recuerda a Encarnación dado el hecho que tenía sólo alrededor de 6 años de edad en aquel entonces.

"En realidad, él fue el que me lo dijo. Yo estaba muy chiquito. Yo era el batboy en el equipo", explicó Lindor. "[Encarnación] me paró y me dijo, '¿Tú eres Lindor, el chiquitito de Villa Blanca? Me sorprendió. Yo le dije que sí, sí. Él me dijo, 'yo jugué con tu hermano y tu papa fue mi coach'.

"Es un orgullo", agregó Lindor sobre jugar en la misma liga que Encarnación cuando niños. "Es un sentimiento bonito porque salió de donde yo salí prácticamente y se dedicó y llegó adonde quiso. A ser el pelotero que es".

Encarnación vivió en Puerto Rico cuando adolescente cuando sus padres lo enviaron a la isla vecina para desarrollar aún más sus habilidades como pelotero. A finales de la década de los noventa, la República Dominicana no tenía el exhaustivo y ejemplar sistema de academias de Grandes Ligas con el que cuenta hoy en día.

En Villa Blanca, Encarnación se topó con un joven pelotero llamado Jimmy Díaz, que acababa de regresar de jugar béisbol colegial de primera división en Estados Unidos.

En aquel momento, Díaz estaba intentando iniciar una carrera en el entrenamiento y desarrollo de jugadores jóvenes al haber tenido que dejar atrás su sueño de jugar béisbol profesional después de sufrir una lesión y comenzar una familia.

"Lo vi un día en Villa Blanca:, recordó Díaz sobre la primera vez que observó jugar a Encarnación. "Tenía 15 años, y estaba ahí a un lado, calladito, observándolos todos. Mientras que los demás niños estaban haciendo ruido y bulla, él estaba observando; eso me impresionó. Él estaba concentrado en el juego".

"Él era shortstop cuando eso. Y aunque era bien flaco, bateaba duro; después de verlo batear pensé que realmente lo podía ayudar, así que lo busqué al día siguiente para hablar con él. Más adelante se mudó conmigo y con mi esposa y nuestro bebé a nuestra casa y lo ayudamos a terminar high school y más tarde convertirse en residente antes de entrar en el draft amateur [del año 2000]".

Díaz se convirtió en entrenador y tutor de Encarnación; el toletero lo considera como un segundo padre y siguen teniendo una relación muy cercana hasta hoy en día.

Encarnación describió sus años en Caguas como una experiencia inolvidable y dio crédito al haber jugado en Villa Blanca y conocer Díaz como factores determinantes en el curso de su exitosa carrera.

"Una [gran] experiencia que viví allá en Puerto Rico cuando estaba en pequeñas ligas, unos momentos inolvidables. Yo jugué con el hermano de Lindor; no jugué [con Francisco] porque era más pequeño, pero salimos de la misma liga", destacó el dominicano.

"En esos tiempos esa era una de las mejores ligas que había en Puerto Rico y toda las ciudades alrededor de Caguas querían que los muchachos jugaran en esa liga ya que era una de las mejores ligas y ha salido mucho talento de ahí. [Lindor] es tremendo pelotero. Es un muchacho joven con mucho talento. Tremendas cualidades. En verdad me hace sentir orgulloso que los dos estuvimos allí".

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