Denny Alfonso | ESPN Digital 7y

El estadio de los Dodgers es el orgullo de sus trabajadores latinos

LOS ÁNGELES -- Alfonso ‘Fonsi’ López tiene 63 años de edad, 40 de ellos trabajando como repartidor de alimentos en la cocina del quinto piso del estadio de los Dodgers. Tuvo la dicha de vivir de cerca dos Series Mundiales y ver al equipo de sus amores coronarse campeón en 1981 y en 1988. Hoy, después de esperar 29 años tras bastidores, sueña con que también esta tercera serie sea la vencida.

“Esta vez siento más emoción. En el 81 la ciudad entera se paralizó, estábamos muy felices; en el 88 se repitió la euforia, y aquí he podido atender a mi favorito, Fernando Valenzuela, y a su familia... También le serví a Pedro Guerrero, pero hoy estar aquí en esta Serie Mundial no se compara, yo creo que esta va a ser mi última oportunidad de verlos ganar en casa, estoy ya de retiro”, compartió Lopez, quien dijo ser el único miembro del equipo de servicios que hablaba español en los años 80.

Como López, generaciones enteras de latinos han trabajado en el estadio de los Dodgers desde que el templo azul abrió sus puertas el 10 de abril de 1962.

La visión del antiguo presidente del equipo Walter O’Malley se hizo realidad cuando se mudaron a Los Ángeles en 1958. El entonces propietario adquirió 352 hectáreas y dio inicio a la construcción de lo que también se conoce como la lomita de Chávez Ravine.

Durante las últimas cinco décadas la organización de los Dodgers se ha convertido en una máquina generadora de empleo, especialmente para latinos como Cecilia Rodríguez, quien se autoproclama la fan número 1 del pelotero mexicano Adrián González, asegurando que el templo sagrado de los azules le ha dado el sustento diario a su familia por décadas.

“Tengo 21 años de trabajar aquí, tengo dos hijos que están trabajando aquí, tengo familiares que están trabajando en este lugar, le debemos todo lo que tenemos a este equipo, y adoro a nuestro Adrián”, dice.

El escenario deportivo es el tercero más longevo de las Grandes Ligas, superado solo por el Wrigley de Chicago (1914) y el Fenway Park de Boston (1911). El estadio ha sido sede de varias Series Mundiales, de las cuales los Dodgers se han llevado seis títulos. Esta vez, el acercarse a su séptima corona también representa un importante aporte económico a la ciudad angelina y más trabajo para los hispanos dentro y fuera del campo.

Según reporta el diario Los Angeles Times, aficionados llegaron a pagar $37,804 dólares por dos asientos para ver el primer juego de esta Serie Mundial en primera fila, y hasta $72,008 por cuatro lugares en la segunda fila detrás del dugout de los Dodgers.

Cerca de esos preciados lugares trabaja Teo Rodríguez, cumpliendo largas jornadas como coordinador de seguridad en los pasillos.

“He tenido la suerte de saludar a actores como George López, Danny Trejo y otros famosos que pasan por aquí, es todo un espectáculo”, comenta.

Si se trata de seguridad, el portavoz de la policía de Los Ángeles, Alfredo Labrada, le confirmó a ESPN que la uniformada desplegará oficiales adicionales para esta Serie Mundial.

“El público verá un incremento en agentes, y estamos pidiéndole a las personas que celebren responsablemente, tendremos suficientes oficiales del orden para controlar cualquier tipo de situación”.

Sea cual sea el resultado de la Serie Mundial, los latinos detrás de bambalinas, los que no figuran en los titulares de prensa, agradecen por décadas al estadio de los Dodgers que les permite combinar a diario sus uniformes con el azul del cielo.

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