ORLANDO -- Los Mets de Nueva York buscan su primera marca ganadora en siete años y encabezan su división tan tarde en la temporada por primera vez en una década, apoyándose en una fórmula vieja y efectiva: Pitcheo, pitcheo y pitcheo.

Nueva York (60-52) tiene ventaja de juego y medio sobre los Nacionales de Washington (58-53) en el Este de la Liga Nacional y posee la novena mejor marca de Grandes Ligas, pese a tener una de las peores ofensivas del juego. Sus lanzadores, especialmente los abridores, han sido los verdaderos reyes de Queens en el 2015.

El pitcheo de los Mets lidera todas las Grandes Ligas en WHIP (1.16) y es tercero en efectividad (3.24). Los abridores son primeros en entradas (705.1) y WHIP (1.14); cuarto en victorias (45), efectividad (3.34) y ponches (613) y octavo en promedio de la oposición (.245).

La última vez que el cuerpo de lanzadores de los Mets tuvo un porcentaje de carreras limpias inferior a 3.25 fue en 1988 (2.91), cuando el club ganó 100 juegos por tercera y última vez.

El derecho Jacob deGrom (10-6, efectividad de 2.13, WHIP de 0.89 y 142 ponches en 139.2 entradas), el Novato del Año de la Liga Nacional en el 2014, está metido en la carrera por el Cy Young. El derecho Matt Harvey, quien está de regreso de una operación Tommy John, ha lucido como un caballo de batalla con marca de 10-7, 2.76 y 131 ponches en 140 episodios.

Harvey, el abridor del martes contra los Rockies de Colorado en Citi Field, tiene efectividad de 1.64 en sus últimas nueve salidas, durante las que solamente permitió más de dos carreras en una ocasión. "The Dark Knight" tiene foja de 6-2, 2.74 en casa, incluyendo 3-0, 0.86 en sus últimas cinco presentaciones.

Pero el pitcheo de los Mets es más que deGrom y Harvey. El veterano Bartolo Colón está empatado en el liderato del club con 10 victorias; el novato Noah Syndergaard tiene efectividad de 3.01 y 106 ponches en 98.2 entradas en 16 salidas y el zurdo Jon Niese ha logrado salidas de calidad en 11 de sus últimas 12 apariciones.

El staff de abridores de los Mets han permitido dos o menos carreras en 12 de sus últimos 15 juegos y ha puesto una efectividad de 2.65 (29 carreras limpias en 98.2 entradas) en ese tramo, desde el 25 de julio. La marca del club es 11-4 en esos 15 encuentros y 8-2 en los últimos 10, un asalto que le permitió descontar una ventaja de dos juegos que tenía Washington en la división.

El bullpen, que es liderado por el derecho dominicano Jeurys Familia, es sexto en efectividad (2.99), quinto en salvamentos (36 en 47 oportunidades), WHIP (1.20) y bateo de los rivales (.225). Familia (2-1, 1.98 y cuarto en salvamentos de MLB con 31) es uno de seis relevistas con al menos 30 rescates en una temporada en la historia de los Mets, y con 25 años, el más joven del grupo.

Nueva York, el último del béisbol en bateo (.236) y penúltimo en carreras (413), ha mejorado notablemente desde la última semana de julio con las adquisiciones del jardinero cubano Yoenis Céspedes y al antesalista dominicano Juan Uribe. Los Mets han anotado cuatro o más carreras en siete de sus últimos nueve juegos, algo poco común en los primeros cuatro meses de la temporada.

Los Mets tienen marca de 42-7 cuando anotan cuatro o más carreras, otro punto destacado a favor de los reyes de Queens en el 2015.

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Los Mets de Nueva York pintaron dentro de todos los límites establecidos en el siglo 21 al cuidar de Matt Harvey. Reclutado en el 2010, Harvey no lanzó en ningún partido a finales de ese verano tras firmar, y durante su primer año en el béisbol profesional, lanzó 135 entradas y 2 tercios en 26 aperturas para las sucursales Clase A y AA.

En 2012, Harvey acumuló solamente 110 episodios en 20 aperturas en Clase Triple-A, antes de ser promovido a las Grandes Ligas y lanzar otras 59 entradas y un tercio en 10 inicios, para un total de 169 episodios y un tercio en todo el año. Esta temporada, los Mets estaban adecuadamente conservadores a la hora de controlar a su joven abridor, limitándolo a 178 entradas y un tercio en sus primeras 26 salidas, nunca permitiéndole más de 121 lanzamientos en ninguna de sus actuaciones.

Hace una década, antes de que las limitaciones en lanzamientos y entradas se volvieran un procedimiento común, el mejor pitcher joven en el béisbol tuvo nueve salidas con más de 121 lanzamientos; en seis aperturas en septiembre de ese año, Mark Prior tuvo totales de lanzamientos de 131, 129, 109, 124, 131 y 133. Él es ahora, aparentemente, una historia con moraleja.

El tipo de historia a la que los Mets pueden apuntar ya que han hecho todo lo correcto en su manejo de Matt Harvey, de acuerdo al sentido común actual del béisbol, justo como los Nacionales hicieron con Stephen Strasburg. Pero Harvey aparentemente acabó con su codo, igual que Strasburg. Y mientras prosigue la búsqueda por la fórmula perfecta para manejar a los lanzadores jóvenes sin éxito uniforme, algunos oficiales comienzan a creer que con toda la incertidumbre acerca de la psicología, historia de lanzamientos y mecánicas, solamente hay una dura realidad acerca de los lanzadores jóvenes: solamente puedes controlarlos durante seis años en sus carreras en Grandes Ligas.

Así que quizá deben ponerlos a lanzar también, porque nunca se sabe. Para ser claros, los evaluadores a los que consulté acerca de este cambio de pensamiento, tras el anuncio de que Harvey tiene una seria lesión en el codo, no están defendiendo el abuso de los pitchers. Ellos no sugieren que los mánagers y los coaches de pitcheo sigan adelante sin detenerse e ignoren los conteos de lanzamientos.

Lo que ellos dicen es que no existe evidencia clara de que el manejo delicado de los pitchers necesariamente marque la diferencia para mantenerlos sanos, dado que hay muchas cosas desconocidas acerca de cómo y por qué los pitchers se lesionan. Los equipos han intentado diseñar cuidadosamente sistemas que desarrollen y protejan a los pitchers, y al mismo tiempo lleven al máximo cada fracción de su tiempo de servicio.

Pero algunos evaluadores comienzan a cuestionar si realmente existe una fórmula mágica, y además que los equipos deberían tener una estrategia mucho más sencilla. "Cuando ellos estén listos para lanzar en Grandes Ligas, promuévelos, y ponlos a lanzar", dijo un oficial.

Un ejemplo citado fue el de Tim Lincecum, la selección de primera ronda de los Gigantes en 2006. Él les cayó en las manos hasta la décima selección global ese año, en parte porque había preocupaciones por su frágil composición y su mecánica inusual, y no sabían si él podría resistir.

Lincecum comenzó ocho partidos en las Menores a finales de 2006, y comenzó 2007 en Triple-A dominando a los bateadores, permitiendo 12 hits en 31 entradas, con 46 ponches.

Luego, los Gigantes desafiaron el sentido común de ese entonces y que todavía está vigente-, promoviendo a Lincecum a las Mayores el 6 de mayo, en lugar de aguardar hasta mitad de temporada en un esfuerzo para manipular su reloj de servicio. Y cuando Lincecum llegó a las Mayores, lanzó demasiado.

Él terminó su primera temporada completa en el béisbol profesional con casi 180 innings, y en 2008, él trabajó 227 entradas.

Actualmente, Lincecum tiene 29 años y su repertorio ha ido en retroceso desde esos primeros años. Pero como dijo un evaluador, "Brian Sabean hizo lo correcto".

El control de los Gigantes sobre Lincecum termina este otoño, cuando se convierta en agente libre, y nadie puede discutir que San Francisco no ha obtenido excelentes dividendos a cambio durante su estancia con el equipo -cerca de 1,400 entradas, dos Trofeos Cy Young, dos campeonatos, asistencias masivas. El éxito de Lincecum y el equipo ha significado decenas de millones de dólares para la organización, y dado el incremento en popularidad de la franquicia en temporadas recientes, el manejo del pitcher derecho seguirá rindiendo frutos.

El enfoque de los Gigantes no era mantener a Lincecum sano a largo plazo; su prioridad era obtener producción de él en los años donde lo han controlado y pagado. Cuando estuvo listo para lanzar en las Grandes Ligas, lo pusieron a lanzar.

Puede decirse lo mismo acerca del control de los Filis sobre Cole Hamels. El zurdo lanzó 183 entradas y un tercio cuando tenía 23 años, y a los 24 años, lanzó 262 innings y un tercio, durante las dos incursiones de Filadelfia a la Serie Mundial mucho más de lo que los equipos usualmente hacen bajo el pensamiento actual. Cuando Charlie Manuel fue cuestionado al respecto la siguiente primavera, sonrió y señaló que no hay demasiadas oportunidades para ganar un campeonato  lo que ha sido una gran ayuda para los Filis. Hamels sigue siendo exitoso, y el verano pasado, firmó un contrato por seis años con Filadelfia.

Los Dodgers han sido agresivos pero no imprudentes en su uso de Clayton Kershaw, y lo mismo puede decirse de cómo los Marineros han manejado a Félix Hernández. Para cuando Hernández tenía la misma edad que Harvey posee actualmente, ya tenía cinco temporadas de 190 o más entradas en Grandes Ligas -más episodios de lo que Harvey ha lanzado en cualquier año. Hernández lanzó 238 entradas y 2 tercios a los 23 años, 249 y 2 tercios a los 24, y una vez más va en camino a lanzar 230 episodios por quinta vez en su carrera.

"Realmente, no sabes cuánto van a durar estos jugadores", dijo un evaluador.

Lanzar una pelota de béisbol es un acto no natural. Cada pitcher tiene cierto aguante antes de necesitar una reparación o estallar completamente, y no se puede saber con exactitud cuánto es. Justin Verlander lanzó en las Menores solamente una campaña, en 2005, y actuó 118 entradas y 2 tercios, con otros 11 episodios añadidos en las Mayores. Para 2006, Verlander incrementó ese total casi un 75 por ciento, lanzando otras 197 entradas en temporada regular y postemporada. Siete años después -más de 1,500 entradas después-, Verlander hasta ahorita muestra las primeras señales de regresión. Con el beneficio de una visión 20/20, ¿alguien volvería al pasado y alteraría el manejo agresivo de los Tigres sobre Verlander?

Strasburg fue reclutado como número uno global en 2009, y los Nacionales cuidadosamente estructuraron su plan para limitar sus lanzamientos y entradas, y lo promovieron en 2010 a mediados de junio -luego de que había pasado suficiente tiempo para que él no fuera elegible para arbitraje sino hasta después de la campaña 2013.

Strasburg nunca realizó más de 99 lanzamientos en ninguna de sus salidas ese verano, y en su último partido, se lesionó el codo. Los Nacionales lo pusieron fuera de circulación a finales de 2012, apegados a la prescripción de conteo de lanzamientos y entradas, pese a que la franquicia llegó a la postemporada por primera vez en más de tres décadas.

Y también tenemos a Dylan Bundy, a quien los Orioles intentaron proteger lo más que pudieron en 2012. Él realizó 23 aperturas en las Menores, y promedió menos de cinco entradas por apertura, excediendo los 78 lanzamientos en sólo cuatro ocasiones. Él llegó a esta temporada como el mejor prospecto entre los lanzadores para Grandes Ligas, pero fue puesto fuera de circulación en el entrenamiento primaveral debido a dolores en el antebrazo, que terminaron relacionados con una ruptura de ligamento en el codo que requirió cirugía Tommy John.

Los Mets tenían la intención de disminuir la carga de Harvey a finales de esta temporada y ahora, él está fuera de forma indefinida.

Estos son solamente algunos ejemplos, y cirujanos como el doctor James Andrews han discutido durante mucho tiempo que limitar los lanzamientos a los pitchers amateurs es extremadamente importante, para mantenerlos saludables. Hay un sinnúmero de historias acerca de pitchers universitarios que eran explotados, e historias de pesadilla de pitchers profesionales como David Cone realizando 166 lanzamientos en un partido.

Pero, mientras pitchers manejados cuidadosamente como Strasburg y Harvey sigan lesionándose, más oficiales podrían llegar a la conclusión de que hay muchas cosas que desconocen, muchas cosas que no pueden controlar, y que solamente hay una dura realidad: un equipo controla a un pitcher durante seis años en su carrera de Grandes Ligas.

Quizá deben ponerlos a lanzar también, cuando ellos estén listos. Porque en realidad nunca se sabe.

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