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Andrés Lillini: "El club y la afición no merecen lo que está sucediendo"
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LOS ÁNGELES — Un interinato caduca (Andrés Lillini), dos se fortalecen (Chivas y América), y un tercero se manifiesta (Cruz Azul). La magia estentórea del #911 en su máxima expresión.

Cierto: los tres primeros ya fueron ungidos con la estabilidad emocional de la burocracia: técnicos oficiales, pero recordemos que llegaron bajo el infausto reclutamiento del interinato. El Potro Gutiérrez, aún con la bendición por el resto del Apertura 2022, todavía no recibe la deslumbrante y frágil placa para su oficina.

1.- Dramático lo de Lillini. Pumas no es más Vasconcelos, por aquello de que “por mi raza hablará mi espíritu”. ¿O acaso sí lo es? ¿Es éste el nuevo espíritu azul y oro? 21 goles recibidos en seis partidos. Las musas nunca llegaron con Dani Alves. Se quedaron en Barcelona. El brasileño juega cuando quiere y el oro se ha vuelto oropel.

2.- Ilusionante lo de Fernando Ortiz. El #TanoTesla escarpó hacia el liderato. Ante Xolos y León, apestó a fiambre. Era falta de higiene. Después ha vestido guirnaldas con seis victorias en Liga. América ratifica ser favorito. No le duele nada. Ajusta conforme al adversario. Si es frágil, lo aplasta (7-0 a Cruz Azul), pero, la doctrina de golear 1-0, es su favorita.

3.- Chivas emociona. Ricardo Cadena aprendió a remar en la arena de ese estigma que repatea a sus rivales: “eres mexicano dirigiendo mexicanos”, como si fuera juicio sumario del fracaso. Golea a Necaxa (4-0), y conjugando el “apenitas”, vence a Rayados (1-0); este sábado, despedaza a Pumas (3-1), y el tercer gol es de orfebrería nativa: 59 segundos, 19 pases y 23 toques. Escupe en semejante lienzo, que la anotación lleve la firma pérfida de autogol de Gil Alcalá.

4.- La Máquina arroja de nuevo fumarolas y no cenizas. Raúl Gutiérrez llega al mando. Apenas tiene tiempo para memorizar rostros y nombres, hacer ajustes y pedirles a los pusilánimes que cambien escobas por bayonetas. Así se reconcilió, al menos temporalmente, con la afición. 2-1 a Querétaro, con uno menos por la roja a Iván Morales. Pero El Potro les cambió ese espíritu de bestia yuntera, por corcel de batalla. Pero, en el futbol, uno, no es ninguno.

Y mientras Andrés Lillini vive entre la agonía, temiendo que suene el teléfono, o le llegue un simplón WhatsApp de despedida, en Coapa y en Verde Valle se regodean, bajo el auspicio del sistema de competencia. Una racha envalentonada y se asoman al Paraíso de la Liguilla.

Necesariamente había dudas en Chivas, un equipo donde la indisciplina parece gozar de la impunidad e inmunidad del #007. Alexis Vega y Fernando Beltrán “perrearon” en un concierto de Wisin y Yandel a media semana, y ¿cómo llegarían ante Pumas? Ambos, resulta, terminaron perreando a la UNAM este sábado. En especial el primero, regocijándose, facinerosamente, en los terrenos de Dani Alves.

Un primer tiempo esplendoroso del Guadalajara. Del nervioso 0-1, obra de Diogo al ‘3, al 3-1 al minuto 40, insisto, en ese tercer gol, con ese regodeo del balón, sobándolo con taquitos, amagues, pisadas y rococó tribunero. El balón termina en la red con el sabotaje pueril del autogol. Pero, Chivas emociona, aunque para ilusionar, aún habrá que mantener al menos ese nivel, y hay perversos en su camino: Toluca, Tijuana, Puebla, Tigres, América y Cruz Azul.

¿América? El equipo más ordenado y más sólido de la Liga. No se aparta del manual del #TanoTesla. Ocurren accidentes venturosos como ante Cruz Azul, pero el equipo se siente cómodo con la victoria franciscana por un gol de diferencia, o mantener la gélida sangre de ofidio para manipular las urgencias del adversario y clavarles tres (Mazatlán, Pachuca y Pumas).

Fernando Ortiz tiene el mejor organigrama en media cancha de esta Liga. Y lee perfectamente las sudoraciones y las cifras. Da reposo, cuando debe, a sus colosos, como Richard Sánchez y Álvaro Fidalgo, a los que había condenado a la banca al inicio del torneo. Es, además, un hábil entrenador de diván que después acicatea las emociones en la cancha.

Lo de Henry Martín, Luis Fuentes y Alejandro Zendejas, por ejemplo, ahí estaba, ahí lo cargaban. El Tano no los hizo futbolistas, pero él sí los ha hecho competitivos. El técnico puede y debe ser el más brutal y adictivo estimulante. La adrenalina y la testosterona están ahí, sólo falta el tipo que con trabajo, y a caricias o latigazos los perturbe dentro del jugador.

Así se explican algunas resurrecciones: a Chivas lo estremecen externa y eventualmente su entorno y su hábitat siempre convulsionados, y Cadena lo aprovecha. En América, viven bajo convulsiones constantes, y el técnico debe guiarlos, a oscuras, pero no a ciegas, hacia la vía de escape. Aprender a vivir así, a jugar así, a disfrutar así, al límite, desgasta, pero también fortalece.

Por lo pronto, este ejercicio de los interinos se redimensionará esta semana. Pumas debe trasegar entre pesadillas y humillaciones, para recordar su más reciente victoria, y eso amenaza a Lillini. América y Chivas, sólo esperar que el “molerísimo” juego ante Paraguay no le alborote las ambulancias, y en el caso del Rebaño, que lo apadrinen Wisin y Yandel. Y El Potro Gutiérrez ya dio el primer paso: a los jugadores de delantal, pañoleta y plumero, los ha dotado de nuevo de cartucheras y fusiles.

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LOS ÁNGELES — Se oxidan los Caballos de Hierro de Gerardo Martino. Sus corceles de batalla abandonan la cuadriga. El Mundial de Qatar es mañana, y el Tata se quedó en el ayer.

¿Cuántos sobreviven de aquel su once ideal, de su once soñado, de su once mundialista, fabricado con más ilusionismo que ilusión en 2019?

En julio de 2019, venciendo a Estados Unidos en la Final de la Copa Oro, entre los espejismos del proceso de Martino, el técnico argentino aseguraba tener un cuadro base, sólido, esperanzador. Hoy, ruinas. Pero, él sigue estancado en el ayer.

Hoy, sobrevive Edson Álvarez, consolidado en el Ajax. Se puede agregar a Guillermo Ochoa. ¿El resto? Herrumbre. Se oxidan sus hombres de hierro, sus caballos de hierro.

1.- Andrés Guardado y su artrosis en ambas rodillas le tienen fuera del Betis, que se ha negado a registrarlo. Es decir, tiene equipo, pero no tiene cupo en la cancha; tiene contrato, pero no un espacio en el vestidor. El capitán se quedó sin buque.

2.- Héctor Herrera (ausente en esa Final) languidece en Houston. La directiva del Dynamo lamenta la cuantiosa inversión. ¿Dónde quedó el de algunos momentos, pocos, memorables con el Atlético de Madrid? El #Guapérrimo de bisturí, ha perdido su galanura en la cancha.

3.- ‘Tecatito’ Corona y los médicos del Sevilla, azuzados por su promotor, hacen creer que llegaría rayando, pero pleno al Mundial. Su edad, su historia clínica y la lesión en el tobillo, cuentan otra historia.

4.- Uriel Antuna, Jonathan dos Santos, Charly Rodríguez y Jesús Gallardo, han dejado de ser titulares en sus equipos. Son apenas relevistas, cuando no hay mejores opciones.

5.- ‘Chucky’ Lozano ha desarrollado cierta fobia al Tri. Cada convocatoria es una lesión. El Napoli cada seis meses le pone etiqueta y coloca al muñeco en el aparador, pero nadie se atreve ante un precio surrealista respecto a su rendimiento.

6.- Raúl Jiménez le marca al Preston de la Championship, y las mascotas de la Cenicienta alborozan en los tendederos mediáticos. Tesón, audacia y compromiso, hay por parte del Lobo Mayor, pero aún está lejos del nivel que seducía hasta antes de la embestida de David Luiz.

7.- De aquel 2019, en defensa, los escenarios se han desmoronado. Carlos Salcedo está borrado por la mano siniestra de Jorge Theiler. ¿Néstor Araujo? Lo salva el sistema del América, pero sigue sin ser material mundialista. ¿Héctor Moreno? Bendecido por el esquema ultradefensivo de Rayados, deja en evidencia su lentitud para la velocidad de un mundial. ¿Chaka Rodríguez? La baja de juego y después la operación en el tobillo, lo tienen relegado.

8.- ¿Los otros “europeos”? Orbelín Pineda hace eventuales fantasías y gracias, pero en Grecia. Diego Láinez intenta asomar en un escenario favorable con el Braga. Y quienes tienen mejores números, recuérdese que viven bajo el desdén de Martino: Santiago Giménez (goleador de Cruz Azul, hoy con el Feyenoord), Erick Gutiérrez (PSV), Gerardo Arteaga (Genk), y Johan Vásquez (Cremonese), aunque éste se fue a la banca ante la Roma. ¿Marcelo Flores? Ya entendió que debió darle el sí a Canadá.

9.- Y los vetados de la MLS. Javier Hernández ya fue notificado que por sus indisciplinas, deje de suspirar con el Mundial. Carlos Vela ya entendió que desdeñar al Tri mayor, pero querer ir a los Juegos Olímpicos de Tokio, le cerró las puertas.

10.- Y claro, los caprichos, también caducan. Los otros mimados de Martino, Alexis Vega, Luis Romo, Diego Reyes y Rodolfo Pizarro siguen en ese sopor, en esa modorra de la intrascendencia. Pero al igual que con Rogelio Funes Mori, Gallardo y Herrera, son obsesiones del cuerpo técnico. Y entre esos caprichos, el rechazo abierto a Luis Fuentes, Fernando Beltrán, Alejandro Zendejas, Aldo Rocha y Fernando Navarro, éste con su segundo aire en Pachuca.

¿Soluciones? El problema es el tiempo que desperdició Gerardo Martino entre sus vacaciones, su necedad, sus preferencias, sus manías. Apenas, y por emergencia y presiones, ha volteado hacia Kevin Álvarez, Luis Chávez, el Hueso Reyes, Henry Martín, Israel Reyes, Erick Sánchez, Jesús Angulo, Beltrán, y varios más.

Cierto, algunos de ellos fueron citados para enfrentar el juego “molerísimo” ante Paraguay, pero se sabe que es un arrejuntando de contingencia, y no las verdaderas intenciones del cuerpo técnico.

Queda claro que con tantos veteranos en desgracia, a Martino se lo tragó el tiempo que él mismo desperdició entre casi un año sabático en 2020, y sus prolongadas vacaciones. Tratar de rejuvenecer al Tri de manera dramática y drástica a tres meses del Mundial, parece una tarea imposible, con la sangre joven, e inmadura, que asoma.

Si no logró en cuatro años consolidar un estilo de juego, definir una forma clara de juego, será imposible conseguirlo con cinco partidos amistosos por delante, y ante rivales que no cotizaron para el Mundial de Qatar: Paraguay, Perú, Colombia, Irak y Suecia.

Hoy, de acuerdo a las preferencias manifiestas de Martino a lo largo de su gestión, su cuadro sería algo parecido a esto, con apenas siete titulares en sus equipos:

Guillermo Ochoa; Jorge Sánchez, Néstor Araujo, Héctor Moreno, Jesús Gallardo; Héctor Herrera, Edson Álvarez, Andrés Guardado; Uriel Antuna, Raúl Jiménez e Hirving Lozano.

¿Alcanzará para confrontar con dignidad y medianos sobresaltos a Argentina, Polonia y Arabia Saudita? Un equipo lento, y claro, oxidado, muy oxidado.

Usted prefiere ese once o algo así: Ochoa; Kevin Álvarez, Johan Vásquez, Jesús Angulo, Luis Reyes; Luis Chávez, Edson Álvarez, Erick Gutiérrez; Diego Láinez, Raúl Jiménez y el Chucky. Claro con ajustes posibles con Charly, Erik Lira, Zendejas, Fernando Beltrán, Henry Martín y Giménez.

Ciertamente, un conflicto para Martino. Demasiado óxido en uno y demasiados lactantes en el otro.

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LOS ÁNGELES — ¿Quo vadis, Chivas? ¿A dónde vas, Guadalajara?

El Rebaño suma dos victorias. Arrodilla a dos que lo veían desde lo alto: Necaxa por 4-0, y este martes al líder Monterrey, por 1-0. Un gol inca (Santiago Ormeño) para hincar el diente a Rayados e “hincarlos de rodillas”.

Chivas, el renacido. Recupera la fisonomía del cierre del torneo anterior, cuando Ricardo Cadena asume el pastoreo de este Rebaño. Es una reminiscencia de aquel Guadalajara: dinámico, intenso, comprometido, osado y con destellos de buen futbol. Y claro, la fortuna.

Pero, el camino a una eventual Liguilla, aún es largo. Debe recibir a Pumas, Puebla y Tigres, y debe visitar a Toluca, Tijuana, América y Cruz Azul. Con 12 unidades en la mochila, de esos 21 puntos restantes, necesitará al menos 12 para asegurar Repechaje y los 21 para anhelar una Liguilla directa.

En el horizonte, las siete citas tienen ese tufo a emboscadas. Pumas y Cruz Azul mal heridos; Puebla y Xolos con sus titubeos, mientras que Toluca, Tigres y América tienen reserva en el pent-house de la Liguilla directa.

Sin embargo, entre la resurrección de futbolistas que arrastraban ocho juegos de absoluta deshonestidad profesional, aparecen además tres factores clave.

1.- Miguel El Guacho Jiménez se ha convertido en hombre determinante. Arruinó al menos seis jugadas de gol que generó Monterrey. Entre acrobacias suyas y piruetas generosas de la suerte, ya suma dos partidos sin recibir anotación.

2.- Santiago Ormeño encontró el gol. El atacante cuando se sacude el conjuro de la impotencia, suele reencontrarse con la inspiración innata del oficio natural del goleador. Habrá que verlo ante la caótica defensa de Pumas.

3.- Y entre el resto, en medio de una voluntariosa colectividad, de rendimiento uniforme, sobresale la capacidad de orden y liderazgo por parte de Fernando Beltrán, y algunos escarceos de Alexis Vega y el Chicote Calderón. Ante la UNAM, ambos, juntos, organizados, pueden convertir en autopista ese fragilizado costado derecho de Dani Alves.

Habrá obstáculos en la ruta de Chivas. Se vendrán en pleno cierre del torneo, los jueguitos inútiles del Tri. Dentro de una semana ante Paraguay, y después a fines de septiembre ante Perú y Colombia, además de un estorboso partido ante Cincinnati, dentro de la Concachampions.

Y entre los que elige Gerardo Martino y los que le eligen, podría terminar el Guadalajara cediendo a tres o cuatro jugadores, que deberán sufrir con un innecesario desgaste físico. Dependerá de la habilidad –que ha sido poca hasta el momento--, de Ricardo Peláez, para poder negociar la cantidad de jugadores en el manoseo desgraciado del Tata.

El despertar eventual del Guadalajara, ése que aún deberá ratificar en los entrampados que le aguardan por delante en el torneo, le sienta bien en general al futbol mexicano. En especial porque los jugadores pierden de vista un dramático escenario: Chivas es el último bastión, la última trinchera que defiende al jugador mexicano.

Entiéndase que tras la absurda, calenturienta y morbosa polémica sobre el mismo Ormeño y otros jugadores con doble nacionalidad, al final son, en esencia, por decreto, y legítimamente, mexicanos.

Sin embargo los mismos jugadores de Chivas se desentienden de ese privilegio. O no saben o no quieren darse cuenta que muchos de ellos, en otros equipos, serían sustitutos naturales de los fraudes extranjeros que llegan a México, al amparo de la corrupción conjunta entre promotores y directivos.

Jure usted que todo el aparato defensivo de Chivas, en otro equipo, estaría en la banca, a la espera de una oportunidad o un imponderable, incluyendo al Guacho Jiménez.

Por eso, por la emancipación del jugador mexicano, tan en peligro torneo a torneo, es importante que el Guadalajara deje de ser pisoteado torneo a torneo, pero, si esto no lo entienden sus directivos, qué puede esperarse de sus jugadores.

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Jam Media/Getty Images

LOS ÁNGELES — Andrés Lillini abdicó al puente de mando de Pumas el día que aceptó a Dani Alves con todas sus condiciones, privilegios, canonjías... e innegable talento. El 1-5 de este domingo, ¡ante Santos!, le puede bajar del zozobrante barco auriazul.

El problema no es Dani Alves, el futbolista. El problema son los privilegios que arrastra como innegable diva del futbol. Es un semidios en tierra de mortales. Como tal, incomoda, escalda, insulta, hiere, a espíritus pueriles, en especial, quede claro, al clan de jugadores sudamericanos de Pumas.

Ya hace semanas, explicamos aquí que, por contrato, el brasileño decide cuándo juega y cuántos minutos juega. Él está en México para hacer pretemporada de cara a la Copa del Mundo. Pumas no es el fin, es un medio. No le interesa seducir a la afición, ni a Lillini, sino a Tite, el técnico de su Scratch de Ouro.

Ojo: Dani Alves no es un mercenario, ni un cínico filibustero. Calidad tiene, futbol conserva. Ha sido evidente, y lo hemos reiterado, que está una milésima de segundo por delante del resto de sus compañeros. Por eso increpa a Dinenno, a Del Prete y a Salvio, quienes deberían ser sus privilegiados acólitos.

El brasileño intenta numerosas jugadas. Pases a la espalda del rival, a huecos impensables, a zonas de definición. Cuando sus compañeros entienden, es demasiado tarde. Alves maneja el balón como Fórmula Uno y algunos de sus supuestos socios reaccionan como oxidado carrusel de kermés de pueblo.

En Alves, aplica perfectamente la sabiduría popular: “Más tiene el rico cuando empobrece que el pobre cuando enriquece”. Hablando, claro, estrictamente, de calidad y sabiduría futbolística. Pumas sufre, se martiriza, pero, a la distancia, Tite debe estar satisfecho.

Por otro lado, sus habilidades se esfuman en otros escenarios. Ya no anticipa, no hace coberturas en el fondo, sus recorridos defensivos son muy cortos. Y entonces, Pumas juega con diez, y a veces con nueve, o con ocho, porque alguno o algunos deben hacer esa chamba de emergencia, y el equipo se fractura, se desequilibra, cojea, y se vuelve frágil, tanto que le hace cinco Santos, casi una tercera parte de los goles laguneros en el torneo.

Y así, la UNAM ya se ha tragado 17 tantos en tres juegos oficiales (0-3, América; 2-3 San Luis; 1-5, Santos), y un amistoso (0-6, Barcelona). Y ha hecho sólo tres goles en esos cuatro partidos.

Ojo: no se crea que Dani Alves está muerto físicamente. No, ni desfallecen sus pulmones, ni claudican sus músculos. Tiene almacén para muchísimo más. Podría resistir los 90 minutos a un ritmo intenso. Pero, él está enfocado en Qatar y no en la Liguilla del futbol mexicano.

Hay una explicación clarísima para ello. Si Dani Alves en realidad rebasara el tope de sus límites físicos para jugar al futbol, ya se habría lesionado. El efecto fatiga, el impacto del ácido láctico por un sobre esfuerzo, ya lo habría afectado. Y siguiendo al futbolista en cada partido, es evidente que él hace la administración personal de sus dinámicas.

Por su edad (39 años), por la cercanía del Mundial, el histórico del Barcelona no va a arriesgarse a una lesión muscular, ni a un desventajoso choque o a una patada mal puesta. Insisto: Dani Alves ya conoce el hábitat en el que se prepara lo mejor posible para el Mundial de Qatar. Y su contrato, lo auspicia.

Miguel Mejía Barón y Andrés Lillini han salido a defenderlo –sin que Alves lo necesite—. Sería muy interesante que expusieran todas las métricas de rendimiento del jugador y las compararan con el resto de los jugadores de Pumas. Muchos misterios se esclarecerían.

Y tampoco se mal interprete. Dani Alves aporta, desde su perspectiva, condiciones ofensivas, para que Pumas fuera un equipo respetado y respetable, pero él va en Tesla y el resto en andadera. Eso, en gran medida, sí es responsabilidad de Lillini. Él debería haber encontrado el justo medio: bajarle las revoluciones a uno y acelerárselas a otros.

Ciertamente, si las persistentes versiones –sin confirmarse--, de mimos hacia el brasileño son totalmente ciertas, el conjunto de circunstancias erosiona, sin duda, y dramáticamente, al equipo universitario. Detalles como la mejor habitación en hoteles; no compartir cuarto, y supuestamente boletos de primera clase en los vuelos, poco ayudan a equilibrar la armonía en el equipo.

Ha sido evidente a través de las transmisiones de Pumas, como el brasileño interpela a sus compañeros cuando no hacen lo que él espera que hagan en la cancha. Alves pretende alentar movimientos a profundidad; desplazamientos para generar espacios, pero especialmente descargas al frente donde él puede poner el balón por sorpresa.

El 1-5 ante Santos, también es reflejo de un escenario casi canallesco. Lo habíamos advertido antes del juego ante Mazatlán: los adversarios ya no salen a jugar contra Pumas, sino estrictamente contra el apéndice histórico del Barcelona. No se trata de vencer a los universitarios, sino de quitarle el zumbidito de samba a Alves.

Tal vez la mejor versión de Pumas se podrá apreciar en la próxima Fecha FIFA. Brasil jugará ante Túnez y Ghana, y Dani Alves estaría entre los convocados. Por esas fechas, los universitarios visitarán a Puebla y a Juárez, en seis puntos que tal vez aún le alcancen para arrimarse al Repechaje.

¿Echarán a Lillini? Con él, o por delante de él, debe irse quien aceptó los incisos tan especiales y peculiares en el contrato del brasileño. Ninguno de los otros equipos en los que se le intento colocar, aceptó semejantes cláusulas.

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APEn el humillante 7-0 sobre Cruz Azul, Martín marcó un gol y dio una asistencia.

LOS ÁNGELES — Henry Martín genera microsismos. No es referencia sólo a los estremecimientos en la nación americanista. Golpetean más allá esas reverberaciones. Tocan a la puerta de quienes lo han desdeñado: Selección Mexicana, Chivas y la propia horda del #ÓdiameMás.

La noche de este sábado, en el humillante 7-0 sobre Cruz Azul, Martín fue de nuevo generoso. Marca un gol (4-0), y se adjudica la asistencia del 2-0 (Jonathan Rodríguez). Además, hace un par de jugadas por el costado izquierdo. En una de ellas entrega un gol para que Jonathan Rodríguez le pusiera más Cabecita pensante que enjundia, pero chorreó su remate.

Llega a seis anotaciones, pero su rendimiento rebasa la mismísima cuota de goleo. Ha participado en la generación de nueve goles en los últimos cinco partidos, además de haber fabricado en este torneo en otras nueve posibilidades de gol desperdiciadas por sus compañeros.

Hablábamos de repercusiones. Los goles, una carencia dramática en el Tri, es el hallazgo en estos meses con Henry Martín, desde que inusitadamente despertó ante Manchester City y Real Madrid, aunque, ciertamente, sus jugadores, aún tenían residuos de bloqueador solar y dejaron las chancletas y las margaritas antes de salir a la cancha, vacacionistas, pues.

El problema es que Gerardo Martino, cuando no vacaciona en Argentina, vacaciona en Europa. ¿Sus achichincles? Habrá que ver cuánto ven y si ven más que el Tata antes de la cirugía.

No son tiempos de discriminación. Rogelio Funes Mori sigue lastimado; Tecatito Corona estará tres meses inhabilitado; Raúl Jiménez sigue siendo una luz de empeño, pero una sombra de sus mejores días.

¿Y qué tiene que ver Chivas? Que le faltó músculo, labia, chequera y gónadas para firmarlo. Ricardo Peláez aceptó que negociaron por él. Hoy, Henry Martín tiene un 66 por ciento respecto al total de goles que tiene el Guadalajara en el torneo. Y les hubiera costado lo mismo que despilfarraron por Santiago Ormeño. Cuando en tu vida diaria vendes a granel, en cucuruchos, con el criterio del tianguista, terminas comprando de la misma manera, ¿o no Amaury Vergara?

Y claro, el oleaje despercude a algunos fanáticos americanistas que se habían cebado –y aún este sábado algunos lo siguieron haciendo--, en el caótico patíbulo de las redes sociales sobre Henry Martín.

Cierto, muchos de los terroristas del #ÓdiameMás, cambiaron de máscara. De ser apóstatas del goleador americanista, pasaron a ser apóstoles de él. El gol, la panacea del futbol, es un implacable corrector.

Le llamaban –o le llaman aún--, "Henry “Muertín” y “Patas de Raqueta”. Son entendibles esas vomitivas reacciones de un sector de un americanismo más turbado que nunca. Llevan años dándole dedazos de atole. Primero, Miguel Herrera; después, Santiago Solari, y el torneo anterior Fernando Ortiz también los transportó al umbral del éxtasis.

Y cuando la frustración, el colapso del fracaso, llama a la cena, el canibalismo del fanatismo ruñe y roñe de manera implacable. Y una facción del americanismo se columpió, como chihuahueño chimuelo, a la tibia de Henry Martín.

Lo cierto es que Henry ha dejado de hacerse el “Muertín”, y que sus “Patas de Raqueta”, bien podrían cotizar, en este momento, en Roland Garros o en Wimbledon: es el Roger Federer del América.

Más allá de las notables actuaciones ante Pachuca y Cruz Azul, coronadas por sendos goles, en los vestidores de los cuerpos técnicos –al menos en los que cohabita el sentido común–, se habla de momentos. Y éste, el momentum, parece ser el de Henry Martín.

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LOS ÁNGELES — El infortunio se ha cebado sobre Jesús ‘Tecatito’ Corona. En el entrenamiento de este jueves con el Sevilla, sufre fractura de peroné y rotura de ligamentos en el tobillo izquierdo. Se pierde el Mundial de Qatar 2022. “Es el último y quiero que sea el mejor”, había dicho.

Este matrimonio entre ‘Tecatito’ y la Selección Mexicana nunca llegó a vivir una Luna de Miel. La ceremonia siempre se veía interrumpida. Problemas familiares, problemas médicos, bajas de juego, decisiones de técnicos.

Un matrimonio que nunca llegó a consumarse. El destino dictamina el divorcio antes del tálamo. Ahora, al jugador, sólo le queda pensar en el 2023. Regresar a los 30 años, en el último tren de su carrera.

En tanto, el tan cacareado “Tri-dente Mágico”, gestado en las fantasías mercantilistas de los vocingleros de la Selección Mexicana, se desploma, desaparece, tras esta lamentable lesión de Corona. Habrá que encontrar y no inventar el reemplazo, y hacerlo no en las marquesinas de los patrocinadores, sino en el realismo de la cancha.

Una Selección Mexicana castigada por lesiones y por el sorteo, atisba, trémula, inquieta, nerviosa, el Mundial de Qatar 2022: una Argentina a punto; una Polonia hambrienta, pero, como consolación posible, una Arabia Saudita tambaleante.

El destino es así. El infortunio es así. Un estallido de desgracia agazapado tras la delicadeza trágica de lo inesperado. El “Tri-dente Mágico” no pasó de ser un regodeo, un cachondeo, un regocijo en las fantasías del ya merito, del ahora sí. Siempre, la caramelización precipitada de los augurios, abre la puerta a riesgos funestos.

Tras su reconstrucción en el Porto, Corona se sumaba a los minutos de Hirving Lozano con el Nápoli, y a la depredadora marcha del Lobo Mayor, Raúl Jiménez. El carrusel festivo del Quinto Partido empezaba a adornarse con holanes qataríes. Pero, el “ahora sí se puede”, terminó embadurnado del doliente “a’i pa’ l’otra”.

Porque, en un país, donde Juan Rulfo y su Pedro Páramo, son los cronistas de sus efemérides, era inevitable el conjuro de los aguafiestas. Corona, Jiménez y Lozano han regresado a la condición inhumana del realismo humano del futbol: las lesiones… y sus lastres.

El fallido “Tri-dente Mágico” y su vendaval conquistador, se suma a las anécdotas premundialistas de las aritméticas de José Antonio Roca para Argentina ‘78; del “clasificamos caminando” de Ricardo La Volpe; de “la victoria histórica” ante Alemania en 2018. Y el culpable siempre es el mayordomo.

¿Qué viene ahora? Con ‘Tecatito’ en salas de rehabilitación por tiempo indefinido, Gerardo Martino debe voltear hacia donde siempre se negó a voltear, hacia la sangre nueva, hacia la sangre joven. Y claro, en el botiquín de emergencias, hay un par de veteranazos al norte de su arrogancia: la MLS.

A partir de hoy, el ‘Tata’ deberá empezar a trabajar donde siempre le dio pereza trabajar. El problema es la inestabilidad de las refacciones. O la soberbia del mecánico. ¿Se atreverá Martino, adicto a la milonga más que al tango, a ir con la frente marchita a pedirle a Carlos Vela que se sume a la peregrinación fatalista rumbo a Qatar? ‘La Hiena’ ha dicho que no quiere reírse ni que se rían de él en otra Copa del Mundo, pero…

¿Y entre los jóvenes? Nombres hay, aunque en horas bajas, muy bajas. Diego Lainez, Alexis Vega, Orbelín Pineda, Alejandro Zendejas, Roberto Alvarado. Y ya desesperado, hasta Uriel Antuna o Marcelo Flores.

A excepción de Lainez, ninguno tiene el desequilibrio de ‘Tecatito’. Además, el delantero del Sporting Braga tiene el espíritu, la viveza, la demencia ofensiva, la rabia, que a Corona se le ha cuestionado muchas veces.

Tras la frugal y necesaria vigilia, por la lesión de Corona, será necesario activar a Martino. Sacarlo de la pachorra que inunda a él y a su cuerpo técnico. Si ya fueron estériles sus meses de vacaciones en Argentina, que al menos su actual paseo todo incluido VIP por Europa, genere alguna utilidad al Tri.

Si ya la situación estaba comprometida de cara a la Copa del Mundo, ver cómo aún cojea futbolísticamente el jefe de jauría del Wolverhampton, y la irritabilidad competitiva de ‘Chucky’ Lozano, ahora el ‘Tata’ deberá abrir los ojos, los dos, a un panorama que exige decisiones no sólo inmediatas, sino inteligentes, más que hormonales, caprichosas y cargadas de berrinches seniles.

Y esperar que el manoseo mediático hacia un nuevo “Tri-dente Mágico”, el “Tridente Cósmico”, el “Tridente Galáctico”, el “Tridente de Oro”, se tome una pausa, en esa menopausia desesperada por vender lo que no existe.

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LOS ÁNGELES — Parecía una escena surrealista de La Última Cena. Claro, no había un Cristo, pero sí 23 Judas. Claro, Iscariotes, todos.

“El cuerpo técnico (Ricardo Cadena), ya ha hablado demasiado”, dijo uno de los tantos enmudecidos en la cancha, Isaac Brizuela. Encabezaba él, con Fernando Beltrán, esta peregrinación de la hipocresía.

1-1 con Atlas. La afición sigue inconforme, porque Chivas jugó 29 minutos con un hombre más y se hizo menos en ese lapso.

Plañideras de su propia desgracia, los jugadores del Guadalajara ofrecen como expiación, entrada gratuita, libre, para recibir a un filibustero del despecho: Víctor Manuel Vucetich y sus Rayados. “No nos abandonen, los necesitamos”, dijo Beltrán. ¿Olvida que llevan cinco años abandonando a esos a quienes hoy imploran conmiseración?

¡Qué grandísima oportunidad tiene la afición de Chivas de hacer sentir su descontento! Si con entrada gratis, se ausenta del estadio, mandará el mensaje más poderoso jamás visto a plantel, entrenador, directivos y el dueño, si es que éste se entera, y no anda rancheando o changarreando en la venta de milagros en polvo.

El desaire, el desdén, del abandono, un estadio desolado, si acaso con despistados seguidores de Monterrey, sería el mayor golpe de autoridad de la afición de Chivas en su historia contra la directiva que más actos de perjurio y promesas incumplidas ha tenido en su historia.

Sí, lo sé, es mucho pedir. La religión del villamelón. “Contigo, en las malas y en las peores”, dirán. El arrullo, la complicidad del perdedor. El instinto maternal del fracaso.

Recordemos que no es la primera vez que un grupo de jugadores de Chivas asoma a respaldar en conferencia de prensa a su entrenador. Hay amargas estatuas de sal, como la mujer de Lot, que viven con la nostalgia por sus pecados.

Así, tal cual, los 23 Iscariotes de la noche del sábado en la sala de conferencias. Algunos tienen ya siete entrenadores, incluyendo al actual, prometiendo que “ahora sí”, e irónicamente se cobijan bajo el hombre del santoral de bolsillo y su prédica apócrifa y pérjura: “Aquí, ya no se va a hablar de descensos sólo de títulos”, rumió Ricardo Peláez. 23 Judas y siete cruces. ¿O 24 Judas y 7 cruces?

Cierto, Chivas tuvo momentos de algidez emocional, futbolística y competitiva. Cierto, por instantes, pocos ciertamente, pero dignificó la zalea rojiblanca en el paraninfo supremo de un Clásico Tapatío, de los pocos genuinos y que aún sobreviven en una tierra estéril de rivalidades legítimas en el futbol mexicano.

Pero, ya no alcanza, en cinco años de miserias, dar dedazos de atole como empatar entre estertores ante el Atlas, que vive también horas bajas. Para su fortuna, en el sitio 17, Chivas se revuelca de felicidad sobre el ataúd mugriento y maltrecho, del ya hace meses muerto Querétaro. Además, claro, no hay problema porque no hay descenso. Pero la multa hay que pagarla. Y en la tesorería de la voraz FMF, no se aceptan vales ni cupones de descuento ni muestras de cortesía de OmniLife.

Antes de enfrentar a Monterrey, Chivas hace escala ante Necaxa, equipo al que ha tenido de rodillas en inmediatos antecedentes. Aunque en este momento, Jaime Lozano lo tiene en el quinto puesto, 12 escalones por encima del Guadalajara.

Reseña La Biblia que Judas Iscariote terminó ahorcándose colgado de una higuera. El 23 de agosto, ante Rayados, será la gran cita para los 23 Iscariotes rojiblancos, que el sábado por la noche salieron a escena.

Sólo una pregunta: ¿ni siquiera alcanza el liderazgo de alguien, de quien sea, como para conseguir que fueran vestidos uniforme, gallarda y formalmente? Llegaron como puesto de tamales del Templo Expiatorio, de chile, dulce y picadillo, como militantes de la indigencia, lo que competitivamente hablando, es totalmente cierto.

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LOS ÁNGELES — Hace casi cuatro meses, Henry Martín se trepaba al cadalso. Por decisión propia. No pedía comprensión, ni empatía. Sólo, acaso, se desplomaba públicamente, para reconstruirse íntimamente.

Hace casi cuatro meses, el 14 de abril, Henry Martín por motivos diferentes y circunstancias diferentes, emitía e imitaba el lamento que años antes había hecho Javier Hernández. “Ya toqué fondo”. Y se auto diagnosticó de la misma manera: “depresión, pero debes salir de eso porque, si te quedas tirado, te hundes más”, dijo el americanista en conferencia de prensa.

Había mandado señales de que estaba ya abandonando ese pantano de la depresión. Marcó en amistosos ante el Manchester City y el Real Madrid. Goles inútiles, anecdóticos, excepto para él. Le hizo además dos al León, que poco sirvieron, tras la victoria de La Fiera (3-2).

Este domingo, Henry hizo dos más, cierto, ante un frágil Juárez, que lleva la misma cantidad de puntos que el América, pero con dos partidos más. Llegó a cuatro anotaciones en el torneo, una por debajo de otro mexicano, Santiago Giménez, quien ya emigró al Feyenoord.

Parecería, que con seis goles en seis partidos jugados con el América, Henry Martín ha salido de esa inmensa olla de depresión, para avivar el fuego a la olla de presión de Gerardo Martino, quien apenas se quita las lagañas sobre el torneo mexicano, tras prolongadas vacaciones en Argentina.

Sepultado boca abajo, con toneladas de desprecio sobre su tumba, Javier Hernández está fuera de órbita para Martino. El Tata tiene una baraja sin ases, pero con opciones de gol, hasta donde cabe: Henry Martín, Santiago Giménez, Rogelio Funes Mori y Raúl Jiménez.

Para beneplácito de Martino, que sus delanteros encuentren el gol, aligera las jaquecas aunque aumente la presión. Aunque claro, en la lista extendida a 26 para el Mundial de Qatar, podría llevar a los cuatro.

Como sea, esta carrera parejera, casual y eventual, entre sus atacantes, le permitirá a Martino ponerlos a prueba en los amistosos de agosto (Paraguay) y septiembre (Perú y Colombia), aunque, cierto, los tres rivales son segregados del Mundial, están en reconstrucción absoluta, y sus propios jugadores, prefieren que no los molesten con estas minucias.

Más allá de que Martín desapareció cuando América más lo necesitaba en el cierre del torneo anterior, en este 2022, en total, suma diez goles con El Nido y dos con el Tri, y sí, ciertísimo, otra vez, ante Surinam y Jamaica.

¿Qué hay detrás de esa aparente resurrección de Henry Martín? ¿Psicólogo? ¿Antidepresivos? ¿Terapias? Él lo simplificó la noche del domingo, tras cumplir 150 partidos con el América: trabajo.

“(Todo se debe) al trabajo, a no darse por vencido nunca, a seguir esforzándote, seguir trabajando y no rendirse”, explicó el delantero del América, quien estuvo en la pasarela de las negociaciones para ser transferido a Chivas, según reconoció el mismo Ricardo Peláez.

¿Han sido las facilidades de Juárez y sus licencias defensivas, a pesar de que antes del juego con América sólo había aceptado cinco goles en siete partidos, incluyendo el adelantado de la Fecha 16 ante San Luis? Henry Martín tendrá un desafío sabroso para dejarlo en claro.

Este sábado, América visita a unos Pumas en horas bajas. Los aplastó –a medio gas--, el Barcelona (6-0), y deberán pagar la cuota del jet lag, además de soportar la resaca de un largo fin de semana cargado de burlas y de memes, tras su paso por el #Troleo Joan Gamper.

Pero, precisamente, Pumas pretenderá curar sus males ante el América. Regresa un guiñapo desarticulado desde España, y Andrés Lillini y Miguel Mejía Barón, en cancha y diván, tendrán que levantar los añicos, los fragmentos del equipo pomadoso y soberbio que viajó a Barcelona.

Al menos, sin embargo, el escenario ha cambiado para Henry Martín. Ha salido de esa implacable olla de depresión, para avivarle la llama a la olla de presión de Gerardo Martino, para elegir de esa baraja de cuatro, donde no hay ases, pero sí eventuales soluciones

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LOS ÁNGELES — Compareciendo en dos universos distintos, en Chivas se mantienen las mismas dudas: no avanza, retrocede. No crece, se empequeñece, se enaniza, se encoje.

1.- Su crisis de cancha sucumbe patéticamente ante otra crisis, como la que vive el Galaxy, en un torneíto que estorba a todos, menos a los voraces organizadores. Pero, el Guadalajara llora por dentro, llora hacia afuera, y hace llorar por como juega y por como pierde.

2.- Su crisis a nivel dirección deportiva sucumbe ante otra crisis: la del colapso de promesas. Ricardo Peláez sale del enclaustramiento médico y moral, para decir que ha hecho de todo, sin conseguir nada. Una oda a la impotencia; un homenaje a la auto castración, a la renuncia, a la rendición, a la deserción.

Dos universos distintos, un fracaso simultáneo. Los que pueden y saben, presuntamente, pero no quieren, humillados con un piadosos 2-0 en Los Ángeles. Otro, que se suponía que sabía y que podía, humillado por sus juramentaciones.

Ricardo Peláez, en charla difundida por Chivas, asegura que hubo un momento en que renunció al puesto. Amaury Vergara rechazó la oferta. Su padre, Jorge Vergara, la habría aceptado de inmediato.

La duda es si Amaury lo hizo porque creía en el proyecto de su director deportivo, o porque entró en pánico bajo el estresante “¿y ahora quién podrá defenderme?”, y cobijarse en el “más vale malo por conocido, que…”.

Honesta la postura de Peláez. Ese día que presentó su renuncia –y esto es irrefutable--, reconoció su fracaso y su incapacidad para revertirlo. ¿Por qué? Hay dos perfiles. Ayúdeme, Usted elija el suyo.

1.- ¿Debió insistir Peláez un poquito más, insistir de verdad, echándole más ganitas en esa renuncia? Si no lo hizo, revela astucia.

2.- ¿O sólo fue un chantaje emocional al Júnior, para hacerlo tambalear y fortalecerse el mismo Peláez en su puesto? Si lo hizo así, revela aún más astucia, casi un bisoño aprendiz de Maquiavelo.

Porque el mismo Peláez lo deja traslucir en la charla con David Medrano para NotiChivas. “No voy a estar renunciando cada quince días”. El día en que Amaury lo retuvo, lo blindó, lo inmunizó. Es decir, le dio carta abierta a la reincidencia del fracaso.

Queda claro, entonces, que desde ese día en que presentó su renuncia, hasta hoy, lo que ha hecho Peláez ha sido darle versatilidad al caos. Sólo ha diversificado los matices de la incompetencia. La mona, aunque se vista con excusas de seda, mona se queda.

Peláez habla de la falta de personalidad, de liderazgo, de carácter, de temperamento, no sólo entre sus jugadores, sino como una pandemia que infesta en general al futbolista mexicano, porque ocurre, dice, “no sólo en Chivas, sino en selección nacional”.

Dicho está que es más peligrosa una manada de ciervos dirigida por un león, que una manada de leones dirigida por un ciervo. Con semejante reflexión, hay otra confesión del director deportivo de Chivas: en el redil rojiblanco sólo hay huidizos ciervos, dirigidos por otro huidizo ciervo, y hablo del trono acéfalo de liderazgo que comparten el equipo y OmniLife.

Parecería que en el Guadalajara se confabulan dos despiadados momentos de la vida: la senilidad y el Síndrome de la Adolescencia Eterna. ¿Se ha ablandado Ricardo Peláez para semejante desafío? ¿Aún no se ha endurecido Amaury Vergara lo suficiente para semejante desafío?

El director deportivo enlista otra de sus derrotas. No logra someter a sus jugadores a una disciplina estricta. Ya no se trata sólo de los tours por el Calatrava, los salones de masaje, las trasnochadas en los cortijos, o los brindis con vodka sabor a tamarindo. Ahora, lamenta la esclavitud del jugador hacia las redes sociales.

Pero, es evidente que Peláez elige apapachar a sus futbolistas, antes que imponer a rajatabla una solución. Un ejemplo: el tipo más alucinante y nefasto para Chivas, ya abandonó el redil. Hoy, La Chofis López tiene hasta tres sesiones de entrenamiento en Pachuca. Le controlan diariamente el peso, lo que come y lo que bebe. No hay contemplaciones, ni nalgaditas, ni arrumacos, como en el Guadalajara.

Peláez implora, suplica, en lugar de imponer, de ordenar, de ser necesario, con una disciplina castrense. Ya debería haber entendido que sus jugadores necesitan un sargento ciclotímico, no un capellán o una hermana compasiva de la caridad.

Pero, justifica su incapacidad para el liderazgo, refugiándose en que es un mal nacional del jugador mexicano. Entonces, como es “mal de muchos, que sea consuelo de…”. Precisamente, uno de los detalles que más enervaba a Jorge Vergara, el conformismo por rendición.

Más allá del estorbo, de la inutilidad del juego ante El Galaxy, y ese bochorno innecesario, El Guadalajara tiene su verdadero juicio sumario ante Mazatlán, un equipo donde pulula el cinismo, donde hay algunos mercenarios oportunistas, que ante adversarios de peso mediático como Chivas, tienen su gran epifanía, y de repente despiertan de su etílica modorra, los Benedetti, los Fabián y otros más.

Ricardo Cadena, el hilandero de las hazañas en el torneo anterior, hoy es la mítica Penélope con artritis en las manos. Teje y desteje, hila y deshila. Sus ensayos en la cancha no prosperan. Chivas no gana. Defiende bien, pero es dispendioso en los errores al ataque, erra penaltis, desperdicia jugadas en posesión y posición de gol, y cuando a la chiva flaca se le cargan las garrapatas arbitrales, le anulan golazos.

Después del mea culpa a través de sus propios canales, Ricardo Peláez, daría un viso de esperanza. Es decir, ha identificado sus errores, todas las áreas en las que ha fracasado, y todos los colosales pendientes que tiene. Supuestamente debe viajar a Mazatlán y reencontrarse con sus dolientes peregrinos.

Desde mi profunda ignorancia, un consejo: deja la seda, Ricardo, toma el látigo. Y de ser necesario, deja la ternura y la tersura y saca el improperio. Velo así, Ricardo, no tienes una sino 23 variantes de La Chofis. Y en Pachuca te están enseñando como debiste hacer las cosas desde 2019, cuando llegaste con la audaz y precipitada charlatanería de muchos títulos y pocas bilis.

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LOS ÁNGELES — “Hay que tenerlos bien puestos”. Así “caunteó”, en términos boxísticos, Dani Alves, las críticas de Rivaldo por enlistarse y alistarse a jugar con Pumas. Y no sólo es la expresión en sí, es todo lo que hay implícito, semioculto, detrás de ella.

Rivaldo lo había desafiado: “No sé si ha hecho lo mejor, escoger a Pumas”. Y agregó: “Sí podía (Alves) jugar en un país donde lo viera más el entrenador (Tite, técnico de Brasil)”.

Dani Alves no se equivoca. Y Rivaldo tampoco. Llegó a un futbol mexicano sin reflectores, con las luces apagadas para el universo externo. Tal vez haya un barullo mediático. Ruido, pues, pero nada más.

Tan infinitesimalmente existente, que ni siquiera el entrenador de su selección nacional, Gerardo Martino, se digna estar presente en sus partidos para depurar la lista para el Mundial de Qatar. El Tata ve “de oídas” el futbol que le amamanta la chequera. Su servidumbre asiste a los juegos, toma notas, y él cambia pañales.

Dani Alves, por lo pronto, abarrota estadios. Los adversarios no juegan contra Pumas, juegan contra la leyenda del Barcelona que se extingue, la del tipo más ganador de títulos en el mundo. No se trata de vencer a Pumas, sino de no ser vencidos por el brasileño.

Hoy, en México, en ese callejón oscuro y a oscuras, en la óptica sincera de Rivaldo, Alves es la elitista alfombra roja que hasta insensatos y profanos jugadores de medio pelo quieren transitar. El ejemplo más vulgar: Nico Benedetti dio el partido de su vida, el que nunca jugó con el América, ante los Pumas. Esa noche, Benedetti se quitó el taparrabo y se vistió con un frac de utilería, que no volverá a usar con Mazatlán.

Dani Alves le permite al adversario tosco, opaco, torvo, torpe, apático, la súbita y sublime esperanza de una noche de Cenicienta, antes de los doce tañidos de la desilusión. Así fue ya con Mazatlán y Rayados, y así será ante América el 13 de agosto. Recuérdese que el encuentro contra Puebla se aplazó, porque Pumas jugará ante el Barcelona en el Torneo Joan Gamper el domingo.

Por lo pronto, Dani Alves sale cada jornada a tragarse la cancha. Con desesperación. La altura de la Ciudad de México le pasa factura. Sus 39 años le pasan factura. Él quiere jugar el Mundial de Qatar. Y hace lo suyo. Es el futbolista con menos grasa corporal de todo el plantel.

¿Por qué juega los 90 minutos, cuando queda claro que a partir de los 70 es evidente que su organismo jadea, se enerva, se inquieta? No es, necesariamente, falta de mano dura por parte de Andrés Lillini, o que el obnubilada sea el técnico de Pumas.

Hay una de tantas explicaciones, que podría tomarse con mayor seriedad. Dani Alves habría aceptado firmar el contrato en los términos financieros de Pumas, con una condición: nunca salir de cambio, a menos que él mismo lo considere necesario o por alguna lesión.

¿En cuántos clubes habrían aceptado esa condición? Aunque, insisto, no deja de ser más que una versión, ciertamente muy creíble, de porqué permanece los casi 100 minutos de juego de cada partido.

Entiéndase que Alves recolectará, en un par de semanas, todos los “anticuerpos” necesarios, para desafiar la altura, la contaminación y el eventual calor de la Ciudad de México. Entonces, estará en la plenitud que la competencia exige.

Y el brasileño necesita de la cancha. Si decidió enrolarse en un futbol de poca difusión, y que cada vez se refugia –o se esconde--, más en plataformas de streaming, él mismo asume que necesita de constante actividad, para asegurar un sitio en Qatar. Quede claro, hace pretemporada mundialista en México, y juega con Pumas, pero juega para seducir a Tite y no para seducir a La Rebel, o lo que quede de ella.

¿Futbolísticamente? Dani Alves está dos segundos, dos neuronas, dos pasos por delante de sus compañeros. ¿No se entienden? Es normal. Lleva a cuestas dos chips: el del brasileño y el de la escuela catalana. Es como esperar que llegara a México otro portento en declive, como Marcelo, y de inmediato quienes apenas juegan Atari entendieran al amo del PlayStation5.

Pero, se entenderán finalmente, porque todos rinden homenaje al futbol. El trabajo y la sapiencia de Lillini, la actitud casi docente de Dani Alves, y el fuero de Miguel Mejía Barón, ayudarán a que la maquinaria ofensiva de Pumas trabaje mejor. No se trata de que Salvio, Del Prete y Dinenno se hayan convertido en jugadores cerriles de la noche a la mañana, simplemente deben adaptarse a un tipo que conduce, de momento, a una velocidad mental superior a la de ellos.

Por eso, hay implicaciones más poderosas, cuando Alves le responde a Rivaldo: “Para hacer lo que yo hago hay que tenerlos bien puestos... si no, sólo queda hablar”. Sin duda. Porque no habla sólo de militar en una Liga en penumbras, sino de la misma flagelación física y personal a la que ha decidido someterse para descollar con Pumas y merecer un visado a Qatar.

Tal vez el mismo Dani Alves podría, en ese lenguaje tan coloquial de las redes sociales, enviarle un mensaje al desesperado Marcelo: “Tú, yo, juntos en Pumas, no sé, piénsalo”. Y claro, advertirle como lo hizo con Rivaldo: “Hay que tenerlos bien puestos”.

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