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Tras la parodia del jueves, ¿una Final genuina?

LOS ÁNGELES -- La decepción es un acto de adulterio con la ilusión. Especialmente en el futbol. Y el jueves pasado la desilusión fue masiva. Como si tuvieras en la cabecera de Jennifer López y soñaras con La Chupitos... o algo así.

Con el 0-0 cintilando cínicamente como un embaucador de kermés, el jueves por la noche, el chasco lo protagonizaban América, Cruz Azul... y el VAR.

¿Quién más o quién menos? No importa. Fue una alianza legitimada para el fraude emocional de millones de mexicanos, indigna de las memorias frescas de aquella Final del 2013.

Este domingo no hay garantías. Habría que regalarles un abrelatas a Pedro Caixinha y a Miguel Herrera para abrir la lata del pánico del contrario. El dicho mexicano lo sostiene: "El miedo no anda en burro", ¿o sí?

¿El VAR? ¿César R. Palazuelos? Ha demostrado que puede rebasar la media del arbitraje. Ojo: no la mediocridad, pero sí la medianía de la mediocridad que abunda entre los silbantes mexicanos.

La diferencia de este domingo, es que habrá un desenlace. Ya sea en los 90 minutos de rigor, los 30 de piedad o el desfile de trémulos tiradores desde el manchón penal.

¿Entenderán ambos equipos que, deportivamente, su vida y su muerte en la cancha, se valorará estrictamente con la grandeza con que la busquen y no con la mezquindad que la negocien?

La balanza fría de las condiciones de América y Cruz Azul se queda estancada. Una moneda que cae parada. Calidad hay en ambos equipos y cacumen hay en ambas bancas.

Veamos: uno tiene un Diego Láinez y el otro tiene un Roberto Alvarado y un Elías Hernández, a quien parecen marchitársele las gónadas en los grandes desafíos. O aparece un Guido Rodríguez compitiendo con un Iván Marcone.

¿Más? Las chispas entre Pablo Aguilar y Bruno Valdez incendian la cancha. José de Jesús Corona y Agustín Marchesín, dobermans con habilidades de saltimbanquis. Mucha paridad en los planteles.

La diferencia, sin duda, se irá marcando en los imponderables. Sin embargo, no todas son definitivas. América perdió a Mateus Uribe y a Roger Martínez en el Juego de Ida y se mantuvo competitivo.

El viernes, en Raza Deportiva, una especialista en psicología deportiva, que lleva en el ADN la sabiduría sobre el tema, Claudia Rivas, hija del doctor Octavio Rivas (QEPD), nos levantaba un hilo suelto de la madeja: el liderazgo en el vestuario.

El mensaje determinante sobre ser campeones, no se da en el último momento, sino que se debe ir administrando cada día, cada momento, de otra manera ejerce más presión, explicaba la psicóloga Rivas.

En Cruz Azul, opinaba, la prédica de Caixinha y Ricardo Peláez parece estar en sintonía y ha comenzado desde antes del torneo, explicaba Claudia Rivas.

Alguna vez desarrollando sus servicios en el América, ella reconoce los riesgos en Coapa: "De repente Miguel (Herrera) se nos va", explicaba, en referencia al temperamento álgido de El Piojo.

Claro, en las Águilas esa obligación de ser campeón empieza a morder los tobillos del individuo, desde que ponen pro primera vez el pie en El Nido.

En ese sentido, la doctora en psicología deportiva opinaba que Cruz Azul tiene ventajas sobre América, para la homilía final, la arenga de este domingo, antes del Juego de Vuelta.

Podría tener razón la doctora. Pero, recordemos, cómo, con un hombre menos, todo en contra, América en 2013 le sacó el partido a Cruz Azul y se coronó campeón.

Recuerdo además, un amistoso entre Estados Unidos y México. Al medio tiempo, EEUU se fue con el marcador a favor, 2-0. En la segunda mitad, México emparejó 2-2 y estuvo cerca de la victoria.

"Huevos, eso les dije en el medio tiempo, que jugaba por México y que tenían que poner huevos, para ser su mejor versión de futbolistas mexicanos en la cancha", explicaría después Miguel Herrera con su habitual dureza.

Por eso, más allá de la parodia de Gran Final con que nos embaucaron el pasado jueves, tal vez este domingo, pero sólo tal vez, ambos, y hasta el VAR, decidan redimirse. Amén.