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El futbolista mexicano, ese animal distinto de otros

LOS ÁNGELES -- Se le advirtió a Juan Carlos Osorio. "Profe, tenga cuidado, el futbolista mexicano es un animal distinto de los otros del futbol mundial, muy especial".

En el Salón Verde de ESPN en Los Ángeles, el técnico colombiano sonrió: "No se preocupe, el futbolista es el mismo, en todos lados".

Tarde se dio cuenta que no era así. O tal vez nunca comprendió que todos pueden vestirse de verde, pero todos son tan distintos entre sí.

Este jueves lo platicábamos con Francisco Gabriel de Anda, analista de ESPN y con un currículo de prestigio en el futbol mexicano. "Totalmente de acuerdo, y entiendo perfectamente el término animal, que no es ofensivo. El jugador mexicano es distinto a otros".

Un peritaje casi forense que en lo personal mantengo del futbolista mexicano es que no es el más veloz, ni el más fuerte, ni el más alto, ni el más habilidoso, ni el más disciplinado, ni el más inteligentemente tácticamente, ni el más astuto, ni el más mañoso, ni el más porfiado, ni el más gregario...

Pero, al final, con ese poco o mucho que tiene de todas esas habilidades, le alcanza para ser enormemente competitivo, cuando se lo propone plenamente, como si la vida le fuera en ello.

Este viernes ante Chile, es deseable, que el Tata Martino empiece a percibir y a describir ese perfil tan peculiar del futbolista mexicano, que ha terminado ahí, en la orilla inalcanzable de esa utopía llamada el Quinto Partido.

El mestizaje mismo, la población tan heterogénea de un país abierto a cualquier etnia y cualquier cultura, aleja, en estas generaciones, muy afortunadamente, de cualquier estereotipo, al mexicano en general.

Sígame y tal vez comparta esta peculiaridad que convierte al jugador mexicano en un animal competitivo contra cualquier especie, insisto cuando quiere, cuando cree que puede, cuando sabe que puede.

¿Recuerda México 2-0 a Brasil en la Copa América de Venezuela? ¿Y de nuevo a Brasil en los Juegos Olímpicos de Londres? ¿Ante Alemania en Rusia 2018? ¿Aquella jornada ante Argentina en Alemania 2006, hasta el golazo de Maxi Rodríguez? ¿Humillando a Croacia en el Mundial de Brasil 2014? Etc...

Todavía la víspera del juego ante Alemania, en charla confidencial con Juan Carlos Osorio, decía entusiasmado: "¿Verdad que es así de sencillo, Don Rafael? ¿El juego por el juego mismo?". Él Lo tenía claro. Pero no sabía si el grupo lo tenía claro aún.

Cuando hablamos de la heterogeneidad del futbolista mexicano vamos desde la educación, la culturización, el bagaje familia, y hasta los extremos físicos del biotipo atlético del jugador.

¿Mexicanos ambos, pero hay alguna similitud de contextura física entre Giovani dos Santos, con ese poderoso tren inferior, respecto a los cuerpos muchos menos atléticos de ChuckyLozano y Andrés Guardado?

Rafa Márquez, alguna vez, reconoció cómo su desarrollo nutricional, tan distinto del de los europeos, lo dejaba más expuesto a lesiones y a desventaja en volumen físico y potencia, pero ni él ni Claudio Suárez, por ejemplo, sufrieron para imponerse a delanteros más potentes y de mayor tonelaje.

Pero, ojo, toda esa diversidad, enriquece, a una selección nacional, cuando hay una devoción y un compromiso genuinos en el grupo. Si este se fractura, sólo quedan ruinas. Y quedó claro ante Suecia en Rusia 2018.

Por eso, este viernes, ante Chile, Gerardo Tata Martino empieza a recibir pistas, visos, huellas, de la verdadera e intrincada disparidad, pero generosa pluralidad, del futbolista que le entregan para esa Misión Imposible: llegar a Cuartos de Final de la Copa del Mundo de Catar 2022.