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Jorge Vergara, el primer rebelde, el último redentor

LOS ÁNGELES -- Jorge Vergara dejó una tarea inconclusa. No hablo de Chivas o de Omnilife. Él pudo cambiar el rumbo del futbol mexicano. Quiso, pudo, pero no lo dejaron. Saltaron, como siempre, las arpías acechantes.

“En México está prohibido tener éxito”, decía poco antes de adquirir en definitiva a Chivas. “Si tienes éxito, dicen que eres un sinvergüenza, un bandido, un narcotraficante, que lavas dinero, o que eres homosexual, lo que sea para tratar de denigrarte”.

Jorge Vergara irrumpió en el futbol mexicano como en su negocio de Omnilife: en busca del éxito. Acabó con los dobles contratos, acabó con la reventa de boletos, combatió la mafia de los promotores, confrontó a otros directivos, desafió al Grupo Pachuca, e incluso levantó la voz ante Emilio Azcárraga Jean.

El futbol mexicano preparó su patíbulo. En ese terreno vetado y vedado no se admiten redentores, se les aniquila.

Al Guadalajara le dio lo más importante: libertad, vida, esperanza, futuro, solidez, títulos.

Recordemos que cuando Vergara tiró el anzuelo para comprar a Chivas, había buitres sobrevolándole por el olor a fiambre de aquel Guadalajara. Varios empresarios, entre ellos, el grupo de asesores de Azcárraga Jean, revoloteaba ansioso de la bancarrota rojiblanca, para levantarlo de la plancha de autopsias.

Cuando Vergara compra al Rebaño, ya Salvador Martínez Garza estaba desesperado. No encontraba la salida financiera. Era el momento de claudicar. Estaban al borde del colapso su fortuna personal y la de MexLub. Ya aguardaban Alejandro Burillo Azcárraga, entre otros, esperando la debacle, para adquirir al club, bajo prestanombres, el oficio más lucrativo en México.

Pero Jorge Vergara apareció en escena. Compró los certificados de los accionistas y se hizo del equipo. “Si en ese momento me hubieran pedido que les pagara a todos de inmediato, de contado, no habría podido. No tenía ese dinero, ni esa liquidez”.

Pero, hábil para los negocios, Vergara consiguió, al viejo estilo mexicano, pagar a plazos todos los adeudos. Ni Houdini o Copperfield habrían hecho tanta magia financiera, con unos cuantos pesos.

Cierto, para la afición de Chivas dos títulos de Liga Mx no son suficientes. La gloria es la más poderosa de las voracidades. El apetito con esfuerzos ajenos y méritos propios, tiene un sabor especial.

No fue fácil la gestión de Vergara. Los promotores formaron un bloque y con complot contra él. Nunca quiso revelarlo, pero llegó el momento en que bloquearon las contrataciones que buscaba para Chivas.

Una de las más agresivas alianzas contra Jorge Vergara fue la que orquestaron Guillermo Lara y Carlos Hurtado. Encarecieron las cartas de sus jugadores y los salarios de sus futbolistas. Y otros promotores se unieron a ese artilugio para someter al propietario de Chivas.

Después se sabría que, por ejemplo, en el caso de Oribe Peralta, cuando pertenecía a Santos Laguna, su representante pidió una cifra extravagante y el salario que dijo exigir el jugador, era exorbitante, fuera de las posibilidades del futbol mexicano.

Como reflejo del boicot a Vergara, Peralta fue al América con un salario menor y por un precio menor, del que se estaba exigiendo a Chivas.

De ese tipo de trampas, se fue acorralando al dueño del Rebaño, que además colaboraba con estas infamous al tratar de sofocar esos incendios que levantaban a su paso.

Cuando creyó que encontraba la serenidad, vinieron las traiciones. El abogado de Jorge Vergara reveló a ESPNDeportes sobre las sospechas que tenían de que Angélica Fuentes lo estaba envenenando lentamente, más allá de los millones de dólares en obras de arte que él esquilmó.

Hoy los dos imperios de Vergara, Omnilife y Chivas, quedan en manos de sus hijos y su hermano Pepe. El futuro será complicado.

Amaury Vergara hizo una promesa a su padre hace unos meses: no vender al Guadalajara, sino hacer un esfuerzo por rescatarlo. Su hijo aceptó el desafío. Pero, difícilmente podrá soportar las emboscadas que sembraron desde todos los sectores contra su padre.

Queda claro que Amaury no está hecho de la misma sustancia que el padre. Deberá elegir entre uno de los imperios, y la familia le ha insistido en vender a Chivas, para no poner en riesgo a Omnilife.

Esta será la última cruzada de Amaury Vergara. Si Ricardo Peláez no le muestra el camino a esa Tierra Prometida que quería su padre, habrá llegado el momento de cotizar al equipo.

El futbol mexicano debe estar de luto. Perdió al último de sus rebeldes y al primero de sus redentores.