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La corte de los milagros juega fútbol

Otros subcampeonato a la cuenta Mexsport

MÉXICO -- ¿Usted tiene alguna petición que hacerle a algún personaje de la corte celestial? ¿Quiere un milagro para que las Chivas avancen a semifinales porque tiene una quiniela en su oficina a la que le entró por cien pesitos y ya se sumaron 20 apostadores? No lo piense más: Prenda una veladora con el logotipo de su equipo favorito y pídalo fervientemente, porque los concededores de prodigios divinos están de oferta.

Pero hágalo ya. ¿Necesitaba que alguien en el cielo alineara los astros para que Cruz Azul ganara la Liga Concacaf o el Barcelona pasara a la final de la Champions? Debió poner a Dios de su lado como lo hizo el América, que descubrió el hilo negro del fútbol mexicano: No valen los números ni las estadísticas ni el entrenamiento ni las estrategias de juego ni la concentración... Tampoco, por supuesto, entran los arreglos, los acuerdos, las negociaciones o las presiones para que un equipo entre a liguilla u otro prefiera enfocarse en una final ya segura que competir por otra nueva con otros siete equipos. Lo que importa es estar bien con el que manda, con Diosito, pues.

Sí, por supuesto, yo creo en los milagros y el América también. Después de una temporada desastrosa y con millones de aficionados pidiendo (merecidamente, creo) la cabeza de Chucho Ramírez, América necesitaba un verdadero milagro para clasificar a la liguilla. Precisaba una rara combinación de resultados que, para una Fecha 17 con tres boletos en juego, se esperaba más que imposible. Cruz Azul, Morelia y Atlas tenían la clasificación en sus manos y necesitaban ganar para avanzar. Todos esperábamos partidos intensos, a muerte, incluso las Águilas le iban a las Chivas... pero todo resultó en una fea jornada digna de principios de torneo. Y de paso me rompieron mi quiniela.

¿Cómo pasó eso? Muy sencillo: América pidió un milagro y se le cumplió. Imagino a la directiva del América preguntándose qué hacer ante el cercano fracaso de no clasificar. Imagino a algún guionista de telenovela sugiriendo un giro de tuerca divino: "¡Ya sé! Digamos que Dios está de nuestra parte y después pidamos un milagro". Imagino a Mosquera, que es un jugador bondadoso y limpio y alguien a quien Diosito haría caso, entrándole al plan: "¡yo lo digo!". Lo que no imagino es al América amarrando algún acuerdo para materializar la improbable combinación. Yo sí creo en los milagros, no soy como los aficionados de poca fe. Los rezos funcionaron y así, Cruz Azul, ¡Cruz Azul! dejó ir la liguilla, Morelia apenas logró un empate, Atlas simplemente fue Atlas, y América clasificó.

Yo aprendí mi lección: Estaba a cinco minutos de apostarle al Cruz Azul porque, como siempre, me puse del lado del que tiene menos suerte y pensé que tenía jugadores y fútbol suficiente para llevarse el título de la Liga Concacaf ante Pachuca, pero noté que nadie rezaba por ellos y que ningún jugador declaró que tuviera el favor divino. Dijeron, sí, que iban a ganar, que esta final sí era para ellos, que aprovecharían la ventaja, que pondrían toda su concentración y esfuerzo, que jugarían como nunca... pero nunca pidieron que Dios se vistiera de azul. No aprendieron del América.

El resultado ya todos lo sabemos: Cruz Azul fue incapaz de hacer goles y se dedicó a cuidar el empate que lo tenía prácticamente con el título en la mano, pero Pachuca dio un chispazo y ¡magia! anotó en el último minuto. ¡Adiós Tuzos! que se fue a celebrar y hacer maletas al Mundial de Clubes. ¡Hola Subcampeonísimo!

¿Qué pasó? ¿Cruz Azul es de plano muy malo? ¿No supieron concretar? ¿Gastaron sus energías en defender el empate? ¿Pachuca jugó mejor? ¿Tienen una maldición encima? (sospechamos de algunos exjugadores resentidos) ¿Nunca volverán a ser campeones? Irle al Cruz Azul se está volviendo aún más decepcionante que irle al Atlas.

En fin. Si usted no cree en la ayuda divina pero quiere seguir con las apuestas, aprovechando que está por empezar la liguilla y probablemente ya le entró a alguna quiniela, tengo un consejo real que he aprendido dolorosamente: consiga un buen salador, pregúntele a quién le va y apuesta por el contrario. ¿No conoce ninguno? Le presento al divertidísimo escritor con disfraz de neurótico, Fedro Carlos Guillén, salador legendario que no ha fallado un sólo pronóstico en años: equipo que favorece, equipo que pierde (le fue a Barcelona en la Champions). Lo encuentra por ahí en twitter (como @fedroguillen) echando a perder los sueños de cientos de amantes del fútbol todos los sábados, domingos, y días entre semana que jueguen las ligas europeas. Acepta solicitudes para liguilla y Mundial.

Twitter apostador: @gespn