<
>

Miedo, no; nerviosismo, sí...

David Faitelson ESPN

La jornada de este jueves en la cancha del Estadio Azteca promete arrojar secuelas inmediatas para el futbol mexicano. El choque ante Estados Unidos no sólo es una batalla pasional que involucra historia, política y aspectos sociales. También es una invitación a perder un cuarto partido consecutivo ante el vecino del norte, a complicarse la eliminatoria mundialista y a generar que ciertos aficionados vuelvan con el grito discriminatorio y homofóbico…Todo eso se “juega” el futbol mexicano es un duelo ante una selección que está lejos de ser una potencia mundial…

CIUDAD DE MÉXICO -- Miedo, no. Nerviosismo, sí. Así esta el futbol mexicano de cara al siguiente juego eliminatorio rumbo a Catar 2022.

La jornada de este jueves podría ser mucho más trascendente de lo que el futbol mexicano se imagina. Primero, porque ninguna selección mexicana puede darse “el lujo” de perder cuatro partidos oficiales ante una selección de Estados Unidos. Segundo, porque la clasificación al Mundial de forma directa, podría ponerse en entredicho. Y tercero, porque el aficionado mexicano está molesto y en cualquier momento puede regresar con el grito homofóbico que tanto daño le ha hecho a la Federación Mexicana. Con todos esos ingredientes, el partido del Azteca está más “caliente” que nunca.

Tampoco hay que hacer demasiados dramas. Es un simple juego de futbol aderezado siempre por temas políticos, sociales e históricos al tratarse del poderoso vecino norteño, pero esto es futbol y México no afrontará ni a Alemania, a Francia, a Brasil o a España. Jugará ante una selección que no logró clasificarse al último Mundial aún en la pobreza de esta área futbolística y ante un futbol que tampoco asistió a los últimos Juegos Olímpicos. Ante ese futbol, México ha perdido tres juegos consecutivos oficiales (Liga de las Naciones, Copa Oro y eliminatoria mundialista en Cincinnati).

Ningún equipo y ningún entrenador de una selección mexicana puede perder cuatro veces consecutivas ante los norteamericanos -la última sería en el propio Estadio Azteca- sin afrontar las consecuencias que ello conlleva. Una nueva derrota, por otra parte, complicaría el final del octagonal para México que debe ir el domingo a la siempre compleja cancha de San Pedro Sula ante un combinado hondureño con nada que perder y mucho orgullo que mostrar. Y el tema de la expresión discriminatoria y homofóbica sigue presente como una amenaza velada -nunca justificada- de algún sector de los aficionados que siempre sobrereaccionan si la selección no encuentra los caminos del triunfo en la cancha.

Sobra decir que México no ha alcanzado su mejor nivel futbolístico en todo el proceso eliminatorio y si está a punto de obtener el boleto mundialista se debe más a la pobre escala competitiva que afronta en su área, que a su rendimiento en la cancha. Martino y sus futbolistas han perdido la brújula desde el año anterior. Demostraciones carentes de una forma de jugar y con futbolistas que han descendido dramáticamente su nivel. Es evidente que, con lo que ha mostrado hasta hoy el proceso de Martino, el Mundial en Catar ofrece pocas expectativas de lucimiento para el futbol mexicano.

Pero Martino es buen entrenador, con mucha experiencia y los futbolistas mexicanos pueden jugar mucho mejor de lo que lo han hecho hasta ahora enfundados en la camiseta de la selección. Ello, más una “sed de venganza” -siempre futbolística- pueden ser las “armas” para enviar un poderoso mensaje en la eliminatoria y de cara al Mundial.

Yo espero que México salga a jugar su mejor partido de la eliminatoria. Que muestre la idea de juego clara y concisa que se perfiló en los inicios de la era Martino. Que de fe de un grupo de futbolistas provistos de grandes condiciones, algunos de ellos, encumbrados en las mejores liga del mundo. Que encuentre confianza en jugadores de un largo recorrido en el futbol y en la selección mexicana y que luzca a esa fusión con jóvenes y talentosos jugadores que deben ser la respuesta hacia el mañana del futbol mexicano.

No creo que exista miedo por la jornada que se avecina, pero sí mucho nerviosismo. No es un partido cualquiera. Su resultado podría arrojar secuelas contundentes en el futuro inmediato del futbol de México.

@Faitelson_ESPN