Con el tiempo recortándose de forma dramática para el Mundial, la selección mexicana parece totalmente extraviada de un nivel competitivo que pueda garantizarle una buena participación en Qatar 2022. En el plano individual, los futbolistas, tanto los que actúan en el extranjero como los que proceden de la Liga MX, están muy debajo de lo que se espera de ellos. Y el entrenador, Gerardo Martino, es parte de la confusión en lugar de ser el camino a la solución. El panorama mexicano es sombrío de cara a una primera fase mundialista que incluye a Argentina y a Polonia como principales rivales… Hoy, México no parece tener ninguna oportunidad…
PHOENIX, Arizona.- Algunos dicen que se trata de contundencia; otros afirman que es un asunto de concentración; hay quienes creen que el entrenador se ha equivocado en la parte táctica y existen aquellos que aseguran que es una situación de nivel y calidad futbolística. Sea la explicación que sea, la realidad es que con el Mundial a la vuelta de la esquina, la selección mexicana es un desastre.
Noventa minutos ante Uruguay han sido suficientes para corroborar que “El Tri” que comanda Gerardo Martino sigue “extraviado”. Los futbolistas que vienen de Europa muestran un escaso nivel competitivo y no marcan diferencia en la cancha. Los que proceden de México son la evidencia clara del pobre nivel por el que atraviesa el futbolista mexicano en la Liga MX. Y el entrenador parece contrariado, muchas veces, incapaz de tomar las decisiones acertadas y sin un claro concepto de lo que quiere y busca en la cancha.
Individualmente, hay futbolistas que están muy por debajo de su nivel: Raúl Jiménez no es el jugador que marcaba diferencia antes del incidente con David Luiz; “El Tecatito” Corona empequeñece cuando se viste con la camiseta de la selección; “El Chucky” Lozano está lesionado y cuando ha estado para jugar luce acelerado y ansioso. Martino no ha encontrado un sistema defensivo que le brinde seguridad al equipo. El jueves, aquí, probó con una línea de 5 que terminó siendo un caos ante los uruguayos. A México le anotan goles con mucha facilidad, como el primero de la noche, que resultó de un tiro de esquina, un balón a media altura que remató Cavani y que generó el gol.
Aunado a todas esas carencias, esta selección parece ausente en cuanto a futbolistas de personalidad y gran presencia en la cancha. Cuando no están Ochoa, Guardado y Herrera, como sucedió de inicio ante Uruguay, no hay quien pegue un grito o ponga orden en el momento apremiante. Creo que se trata de una generación sobrevalorada que no es tan buena como muchos aseguran.
Echar a Martino, como algunos sugieren, no parece una idea plausible cuando el tiempo para el Mundial se acorta dramáticamente. Tampoco parece ser una solución clara a los problemas que tiene de fondo este equipo.
México va al Mundial porque tiene la bendición --o la maldición-- de clasificarse a través de la Concacaf, pero hoy no se le ven armas --ni futbol, ni personalidad-- para creer que puede competirle a Argentina y a Polonia y salvar la clasificación a los octavos de final, sitio al que no ha fallado en los mundiales desde hace más de 30 años.
Puede que se trate, como ha sido casi siempre, de un asunto de calidad. Habría que ver la clara y extensa diferencia que prevalecía en el campo de Glendale en la comparación con la nómina uruguaya, que cuenta con futbolistas regados por las principales ligas del mundo. Pero, México siempre --o casi siempre--se las había arreglado para esconder sus defectos y resaltar sus virtudes más allá de los contrastes y presentar un cuadro que sabía y podía competir. Hoy, no puede.
Cómo, cuándo y por qué se extravió esta selección y alcanzó el desastre es todo un misterio. Cómo solucionarlo, es, aún más enigmático…
@Faitelson_ESPN