No hay que agregar más… Los resultados y las actuaciones de las selecciones mexicanas están ahí, con un presente dubitativo y un futuro sombrío. Y este es el resultado directo de las decisiones de quienes administran el juego en México y de la degradación -casi exterminio- del futbolista mexicano en su propia liga. Hay, indudablemente, un retroceso y muchos elementos para afirmar que sí, este es el peor momento en la historia del futbol mexicano…
SAN DIEGO, California.- ¿El peor momento en la historia del futbol mexicano? Ahorrémonos los signos de interrogación y digámoslo como es: ¡el peor momento en la historia del futbol mexicano!
Cuando escuché la frase, por primera vez, la semana pasada en boca del colega y ex jugador internacional por Estados Unidos, Hérculez Gómez, en un programa de “Ahora o Nunca”, me quedé pasmado, estupefacto, mientras hurgaba en la profundidad de mi mente y de mi ser la manera de cómo darle una excusa y refutar enseguida lo que él aseguraba. No pude hacerlo.
El peor momento en la historia del futbol mexicano está plenamente representado en lo que vemos y hasta en lo que no vemos del futbol de las selecciones mexicanas. La mayor, atorada en un marasmo, arrastrando debacles y actuaciones pobres y calificado al Mundial gracias a la pobreza del área futbolística donde compite. Y en selecciones menores, el gran fracaso ocurrió la semana pasada, cuando México se “descarrilo” en el premundial de Honduras -perdiendo con Guatemala- y quedó fuera del Mundial Sub-20 de la FIFA de Indonesia 2023 y de paso, de los Juegos Olímpicos de Paris 2024.
Y mientras algunos buscan pretextos casi “ancestrales” -que si los penaltis, que si se menospreció al rival, que si el entrenador no tiene experiencia, que si la cancha y que si esto o lo otro- hay una tendencia a ocultar los verdaderos problemas de fondo que existen en nuestro futbol, temas que, producto de las decisiones de quienes administran el juego, han dado como resultado un presente incierto y un futuro todavía más sombrío. Las expectativas de cara al Mundial de Qatar 2022 no son nada positivas, aunque hay quienes creen en “los milagros” y en que la selección será capaz de jugar mejor de lo que lo ha hecho y sortear las dificultades de grupos y de las rondas posteriores. La realidad, lo que hemos visto hasta ahora en la cancha, señala en otra dirección.
México es un futbol que se cuantifica en los ingresos económicos que tiene y no en los resultados deportivos. Así ha sido durante décadas y décadas. El futbol mexicano ha mejorado, es cierto, pero no a la velocidad y al volumen que le corresponde y hoy, más que nunca, se denota una depreciación en su nivel competitivo. Y el factor principal sigue siendo el futbolista, un futbolista mexicano degradado, olvidado en su propia liga y alejado del protagonismo que requiere para desarrollarse plenamente. El futbolista mexicano apenas y tiene oportunidades en una Liga MX con las nóminas plagadas de jugadores extranjeros. Y este verano, por ejemplo, el futbol de México no exportará a ningún elemento a las llamadas “grandes ligas” europeas.
En enero del 2017 y ante lo que era inminente que se venía, el ex futbolista internacional mexicano y ex goleador de la selección, Jared Borgetti, afirmaba: "En cuatro o cinco años no va a haber delanteros mexicanos. Ahora estamos bien, por así decirlo, pero en un rato más se van acabar".
En el futbol mexicano han existido muchos momentos de gran irregularidad, pero este tiene tintes realmente dramáticos evidenciados en un pobre nivel futbolístico en un futbol donde siempre lo más importante es hacer dinero.
@Faitelson_ESPN