LOS ANGELES -- Chivas eliminado y, sin duda, escucharemos la voz de los cobardes engolándola como valientes, sopranos del fracaso, barítonos de las excusas; jugadores, Ricardo Peláez, Amaury Vergara. Plañideras de su propia muerte.
Luis Enrique Santander, juez y parte rojiblanca, había indultado a Chivas. Él y sus dos veces compadre Yair Miranda, éste desde el VAR, habían saqueado a Puebla. Fingieron miopía, estrabismo, queratoconiosis, cataratas y lagañas masivas para no marcar dos penaltis clarísimos y una inevitable roja para el Tiba Sepúlveda.
Santander ha hecho más por el Guadalajara que Amaury Vergara en toda su gestión.
En la serie de penales, digna y merecidamente, Puebla va a la Liguilla a tirarle un trabalenguas al América que, seguramente, sabrán resolver en Coapa. No será fácil, pero será posible.
¿Chivas? Tres meses de vacaciones, es decir, Fiestas de Octubre y a prepararse para el maratón Guadalupe-Reyes, bacanales que arrancan el 12 de diciembre y terminan el 6 de enero.
Como canta el gurú rojiblanco, Cristian Nodal: “Botella, tras botella ando tomando pa’olvidarme de ella…”. La Liguilla es al Guadalajara lo que Belinda a Nodal.
¿Qué se viene en Puebla? Una nueva alza de Nicolás Larcamón en la Bolsa de Valores de la Liga Mx. Lástima que Amaury sepa más de Alfonso Zayas, de Tun-Tun y del Borolas que del técnico argentino.
¿Qué se viene en Chivas? Un cisma y un sismo. Ojo, a todos los niveles, hasta donde despachan dos parias del futbol como Mariano Varela y Javier Mier. Lástima por los chavos de fuerzas básicas, otra vez, de la ilusión al orfanatorio. Veamos.
1.- Tratando de humillar al ex Rey Midas, Peláez juramentó en una conferencia de prensa: “El día que me vaya (de Chivas), me iré sin pedir un centavo”.
Seguramente, este lunes amanecerá su renuncia en el escritorio de Amaury, aunque tal vez se traspapele con las cintas VHS de los clásicos de teporochos que tanto adora el júnior. Tal vez tuvo razón Miguel Herrera en su momento.
2.- Es de esperarse que el resto de la Familia Vergara confronte, finalmente, a Amaury. Queda claro que un equipo adicto al fracaso es la peor imagen que puede tener OmniLife.
Polvos y bebidas milgrosas, pero que ya no llegan ni a la Liguilla. Al grito populachero de “¡Cácaro, deja a la boletera!”, la situación es tan dramática que el tío y las hermanas de Amaury le han pedido que se busque un sustituto y él se dedique a lo mismo que cuando Jorge estaba en vida: a nada.
3.- Y, claro, Chivas se devalúa. Vienen tiempos de negociaciones; contratos televisivos, patrocinadores y el escenario de una afición harta, descontenta, burlada, ninguneada, manipulada a base de dedazos de atole, pésimas decisiones y terribles contrataciones.
¿Cómo negociar como protagonista del futbol mexicano a un equipo que se ha convertido en comparsa, en pelele, en patiño?
Chivas insulta hoy las memorias del Campeonísimo.
4.- Deseable será que mantenga el proyecto de Ricardo Cadena, pero es fundamental que lo consoliden y lo respalden con autoridad, jerarquía, personalidad y refuerzos. Ha demostrado que tiene habilidades tácticas, emocionales y estratégicas, pero cuando hay una muñeca directiva tan frágil, tan voluble en cuestión de autoridad, al técnico se le debilita.
5.- La limpia es urgente. Los grandes refuerzos de Peláez no han funcionado. No comparto los reclamos de los allegados a los Vergara de que se investigue la pulcritud de sus operaciones con una auditoría. Él podrá hacer mal las cosas, pero es difícil creer que, además, hace cosas malas, pero es el momento de liquidar a los padres de los escándalos alcoholizados y bastardos de la cancha: Calderón, Briseño, Mozo, Ormeño, Angulo, Alvarado, Ponce, Mier, Molina, y contando.
El problema es quién compra desecho tóxico.
Ojo: Chivas tiene tres largos meses para replantear totalmente su futuro. Debutan en la segunda semana de enero. Tiempo hay de sobra.
El problema, ciertamente, es contar con personajes capaces y capacitados para construir algo de estas ruinas que quedaron en Puebla a pesar de la conmiseración de Santander, y no hay garantía de que en Chivas los tengan, además de que tampoco tienen la habilidad para identificarlos, encontrarlos y contratarlos.
No es lo mismo comprar un cargamento de fosfatidilserina para sus menjurjes que a un tipo que conozca de futbol.
¿Llegó el momento de que los momentos de contingencia de la Familia Vergara estén por encima de la promesa hecha a Jorge Vergara de no vender al equipo?
Cierto. El problema es el mismo del tercer apartado: ¿cuánto vale un equipo que ha perdido afición, protagonismo, millones de dólares, trascendencia, respeto, honorabilidad, jerarquía y dignidad?
En su momento, una copropietaria de cuyo nombre no quiero acordarme, dijo que el equipo valía $900 millones. ¿Quién pagaría hoy eso por un club en desgracia, con futbolistas decadentes y con un estadio que apenas registra dos o tres llenos por años y más por sus rivales que por el Guadalajara mismo?
Tal vez el escenario drástico y dramático para Amaury Vergara es ya ineludible: a Chivas lo vendes, lo abandonas o lo hundes.