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Blaugrana de oro

Barcelona le sacó siete puntos de ventaja al Real Getty Images

Acá el Balón de Oro, no es mala palabra. Lo que en los círculos mediáticos de mayor exposición han calificado como una "bofetada" para el fútbol de los campeones del mundo, en el Barcelona se ha tomado como un premio para la filosofía culé, para la "escuela de can Barça". El premio que tiene la particularidad de dividir aún en la coincidencia de opiniones, difícil es encontrar uno que vea a otro mejor que Messi; fue para tres.

Con el partido de cuartos de final de Copa del Rey ante el Betis como marco, la pintura fue dorada. Cuando aún no se disipa el aire de sorpresa por el premio a Leo Messi, en el Barcelona sorprendieron en la antesala del 5-0 lanzando balones al aire catalán para ofrecer el galardón de la FIFA a la grada. Después los balones entrarían en el arco bético. Ovaciones sin para Xavi, Iniesta y Messi premiados por un público que no ve un solo ganador. De la ovación al silencio en memoria del primer residente de La Masía en jugar para el primer equipo, Ángel Pedraza quién falleció recientemente víctima de un cáncer.

Recuperado el aire festivo, Guardiola no estaba para tomarse una copa 'light'. Le puso al líder de la segunda división, el arsenal. Presionó desde el minuto uno porque es el sello denominación de origen. Buscando el toque rápido estaban cuando Rubén Castro obligó a Pinto a ponerse de rodillas para mandarla al corner. Pinto tuvo trabajo por encima del presupuesto. Llegó el Betis con peligro pero el Barça con mayor claridad cuando Xavi habilitó a Maxwell, previo peaje entre las piernas de Villa que remató al servicio del lateral brasileño. El palo derecho de Casto perdió su voto de castidad y negó el gol.

Con barreras verdiblancas de a cuatro, el juego culé recurría a la inventiva del pase a la espalda de la marca. Tras veinte minutos de zarandeo el Betis apretó desde su ataque. Lo extraño, que el arquero blaugrana despeje desde su arco era mas común con Pinto. Asomaría la primera clara de Messi, se acomodó la pelota con el pecho y dejó hirviendo las manos de Casto con un zurdazo.

Distraído estaba el Camp Nou por el pleito Piqué-Alves, resuelto con abrazo en la pausa que dejaba el tiro libre de Villa que Casto sacó en la ultima, que no sería justamente eso, la última. El Guaje de nuevo lo obligó a una tapada de arquero con credenciales del menos batido en la división de plata. Pasaría solo un rato para que Leo Messi, asistido por Iniesta, y con un globo de oro rompiera la resistencia de un equipo que como dijo Guardiola "por determinadas circunstancias esta en Segunda".

A Messi le ha sorprendido retener el Balón de Oro. Su entorno no imaginaba tal noticia, pero cuando juega como lo hace, no extraña que el mejor del mundo sea dueño de un simbolismo que adquiere nueva definición a partir de este año. El premio es para el mejor independientemente de los títulos conseguidos en el año en cuestión. La definición es tan amplia como para considerar que Cristiano Ronaldo merecería un lugar en el podio. Y arrancamos con la de nunca acabar.

Lo que en el Barcelona no termina son las ganas por esos balones, de cualquier color, siempre lo quiere tener. Esta vez presionado por la disciplina bética, desenfundados de cualquier cartel que los catalogue como inferiores solo por la división en la que militan. Pepe Mel, su técnico lo diría en la conferencia de prensa "me quedo con lo que me han dicho muchos en el Barça.

Hemos sido el mejor equipo de los que por aquí han pasado". Si el Barça tuvo que recurrir a las mejore definiciones del mejor del mundo, el equipo verdiblanco puede salir del Camp Nou con la frente el alto. Caería después un vendabal para dejar la eliminatoria casi definida y quedar casi en semifinales. La próxima semana se quita el casi del camino. Messi, Pedro, Keita completaron otra manita. Pero es que el Barcelona es mucho, es demasiado. Cualquier cosa que parezca exageración es válida. Es su época dorada.