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Marco Fabián ante los errores de un millonario

Marco Fabián fue criticado por su celebración junto a Alberto Medina Getty Images

LOS ÁNGELES -- Marco Fabián se ha convertido en el protagonista de la semana.

Ha enardecido una tribuna, un estadio, una afición y una Nación rojiblanca con sus tres goles a los Tecolotes, como nueva evidencia irrefutable de sus condiciones notables de futbolista.

Un jugador completo: buen toque de balón, golpea con ambas piernas, educado en el servicio y capaz de gambetear, además de un aceptable remate de cabeza.

Y tiene otra faceta. Ya se habló anteriormente de su desafortunado festejo colocando su índice en la frente del Venado Medina, luego de cortar cartucho imaginariamente y vaciar la cámara del revólver. Ya fue reprendido por ello y debió entender que los 7,500 familiares de ejecutados en el último año y medio en México debieron sentir coraje, rabia y profunda tristeza, antes que jolgorio.

Este jueves, en un pulcro trabajo de Ramón Estrada en el Diario Mural de Guadalajara, muestra como el mismo Marco Fabián (y no caigamos en bajezas de llamarle NacoFabián o NarcoFabián), exhibe cómo dirige un equipo de Futbol 7, en el cual jugaba, antes de ser reprendido por su directiva, y que ahora sólo financia y a través del cual apuesta.

La cifra es ridícula para su chequera: 1,200 dólares es el dinero en juego, que se ruboriza para un tipo de 22 años que ya ganó su primer millón de dólares y tiene firmados por varios más con el Guadalajara.

¿Atenuantes? Los hay. Ojo: ni remotamente se vayan a confundir los siguientes listados con la mímica de la ejecución del Venado. Nada que ver. Y no son justificantes, son, apenas, referencias.

1.- El ejemplo de apostar en un juego de futbol es una práctica común. En los estadios de México: Jalisco, Azteca, C.U., se reúnen en la tribuna grupos que cruzan dinero desde el desenlace de un tiro de esquina, hasta el número de expulsados o amonestados, e incluso los eventuales cambios.

Es decir, Marco Fabián creció en ese ambiente por adicción de un familiar. No es justificación, es una explicación que puede parecer atenuante para un joven de 22 años.

2.- Su propio patrón, Jorge Vergara, ha hecho de las apuestas un sello de la casa. El martes, incluso, dijo a Raza Deportiva de ESPNDeportes Radio, que las apuestas siempre están ahí, de cualquier tipo, incluyendo algunas de beneficio social como escuelas, etcétera. Pero, la esencia de apostar es la misma.

¿Qué Vergara no pisa la cancha? Claro que no, pero les paga a los que sí la pisan.

¿O sólo se pueden sospechar componendas entre los equipos de Televisa y TV Azteca para resolver marcadores?

¿O, entonces, lo que en el rico (Vergara) es alegría en el pobre (Fabián) es borrachera?

Así, lo mejor es no jugar a ser Sepulcros Blanqueados.

3.- La apuesta en este juego de Futbol 7, se caza entre un equipo de esencia y pasiones rojinegras, por el Atlas, y el otro, lo hace con pasiones rojiblancas, por Chivas. ¿Marco pretende perder para ganar dinero? Lo triste, según el reporte de Mural es que su escuadra Chanchalanes pierde al fallar un penal, uno de los recientes pecados del goleador del Guadalajara dentro de la cancha. Lo que lleva a malpensados a elucubrar sobre si Fabián falla para perder con su equipo pero ganar apuestas. Absurdo.

Esos son atenuantes, no justificantes. Y ahora podemos explicar la contraparte.

1.- A los 22 años, con más de un millón de dólares en el banco, Marco Fabián necesita ayuda. No para gastar el dinero, sino para valorarlo, invertirlo, cuidarlo y multiplicarlo. Permitirle ese desprecio por el dinero no lo fortalecerá como ser humanos, y por el contrario lo debilitará como futbolista.

No es el entorno del futbolista el que mejor moldeará a este jugador de Chivas, sino la escolaridad suprema, que es la de su hogar.

Vaya, en este momento, con la vivencia de Quito con la selección Sub 22, antes de la Copa América, y que le costó la expulsión, más los hechos recientes, Marco Fabián se convierte en la versión rojiblanca más aproximada, en escándalos, a lo que Cuauhtémoc Blanco fue para América. Lo del talento, eso es aparte.

2.- ¿Fue Marco Fabián a la escuela de Chivas, a Educare, ese centro de formación integral que tanto defiende Jorge Vergara? Claro que acudió. Entonces la formación no debe ser tan integral. ¿Y por no acudir Vergara echó a Tostado? Tampoco significa que en esa institución deban efectuar un proceso de formación que corresponde al seno familiar.

3.- Notable futbolista, ya se ha dicho, se habla de que pronto merecerá incursionar en tierras europeas. Las zarandeadas que ha recibido por lo de Quito, por su baja de juego, su festejo irracional y este desliz de apostar, lo único que demuestra es que vive en medio de una confusión de valores. No confunde lo bueno con lo malo, sino lo bueno con lo peor. Pero, entonces, ahora ¿se va a culpar al instituto colombiano que le resaltó el proceso de superación y ahí aprendió malas mañas?

Cuando insisto en que tiene 22 años, no es para compadecerse de él, ni justificarlo, ni exonerarlo, sino establecer el hecho de que el acumulado de errores y castigos, lo ayudarán a madurar, pero, queda claro, a veces a ese Instituto en Colombia, deberían acudir los propios padres de cada jugador.

Lo importante es que desarraigue los errores.

Va a sonar a ejemplo gastado. No importa. El caso de Chicharito Hernández es una referencia puntual de que el éxito puede ser sobrellevado junto con todas las tentaciones que dejan fama, dinero y juventud.

El problema inmediato no es para Chivas. Por los antecedentes de este jugador, ha quedado en evidencia que cuando es maltratado, y más públicamente, suele cobrar con réditos en la cancha de manera inmediata.

Para bien o para mal, el adversario inmediato es el América y sin duda, otra de esas jornadas memorables que de vez en cuando brinda, revertiría todas las condenas que se lanzan en su contra.

Si eso ocurre, puede ser contraproducente: si recupera su pináculo de ídolo de Chivas, y no es asesorado, se le puede dejar creer que tiene derecho a equivocarse fuera de la cancha y ser condenado, porque después será condonado su pecado si paga la penitencia dentro de la cancha.