<
>

La Carmen panamericana

GUADALAJARA -- ¿A qué suena la Carmen de Bizet en Guadalajara?... Suena como a .... "Cervezaaaaas, cervezaaaaaas, cervezaaaaas".

Y la cubeta de metal se estrella justo atrás de mi mientras las dos mujeres de la derecha, el que está abajo, los señores de la izquierda y casi todos los que me rodean sufren un ataque de sed justo en el momento que la mezzosoprano Grace Echaurri entonaba la parte cumbre de L'amour est un oiseau rebelle.

Tener un programa cultural paralelo a unos Juegos Panamericanos, Olímpicos o Mundiales es algo común, lo malo es querer meter la cultura por el simple placer de decir que se fue a la ópera.

Fueron como dos minutos eternos en donde el cubetero azotaba
botellas de vidrio y se daba gusto con su venta, mientras a mis compañeros de fila les importaba poco mientras Carmen intenta seducir a un Don José interpretado por José Manuel Chu.

Pocos, muy pocos relacionados con la parte deportiva acudieron a la plaza de toros Nuevo Progreso, aunque los que asistieron eran una mezcla interesante, como también lo fue el montaje que respetó sólo el primer acto y después de un intermedio fue dando saltos hasta la muerte de Carmen de la cual muy pocos se enteraron.

Pero al final no importó que durante las casi tres horas de espectáculo muchos de los que estaban a mi lado hubiera estado mensajeando sin cesar desde sus celulares, pues se pararon a ovacionar de pie y seguramente hoy volveré a encontrarlos aplaudiendo en la natación, o en el fútbol, en la lucha o el tenis.

Porque los Panamericanos son una fiesta de colores, luces, culturas y aficionados para cualquier tipo de escenarios.